La semana negra de Torra

Esta semana que se inicia, el Gobierno catal¨¢n deber¨¢ hacer frente a sus peores fantasmas. Una huelga de cinco d¨ªas de los m¨¦dicos de atenci¨®n primaria, un paro de dos horas en la administraci¨®n p¨²blica, la revuelta de los Mossos y la petici¨®n de abaratamiento en un 30% de las tasas universitarias ¡ªlas m¨¢s caras de Espa?a¡ª pondr¨¢n al Ejecutivo de Quim Torra ante una semana negra. Hay que gobernar y tomar decisiones. Las movilizaciones en favor de la independencia ser¨¢n sustituidas por acciones reivindicativas en las que, a buen seguro, participar¨¢n colectivos que toman parte en las primeras. Hay que volver al principio de realidad.

La prisi¨®n preventiva de un a?o de los l¨ªderes independentistas es a todas luces injusta; la petici¨®n fiscal por rebeli¨®n y sedici¨®n, absolutamente desproporcionada; es evidente que hubo violencia policial desmesurada en las cargas contra los ciudadanos el 1-O; los reveses de Europa a la justicia espa?ola son m¨¢s que notables¡­ Pero la vida cotidiana de millones de catalanes sigue su curso. A menos que el independentismo se decida por la v¨ªa insurreccional, hay que hacer frente a los problemas. Mientras la niebla sigue instalada en Waterloo ¡ªcomo le sucedi¨® a un Napole¨®n en retaguardia¡ª, Catalu?a precisa de pol¨ªticas concretas que reviertan los recortes. Se trata de volver a casillas anteriores al austericidio practicado por los gobiernos convergentes de Artur Mas, antes de ver la luz independentista que les transform¨® en presuntos ap¨®stoles de la distribuci¨®n franciscana de la riqueza.

Contraponer los principios a la realidad es una postura ¨¦tica que no redunda en beneficio de los sectores sociales m¨¢s castigados por la crisis

Tras el refer¨¦ndum, los encarcelamientos y el desalojo de Mariano Rajoy de La Moncloa por el caso G¨¹rtel, no hay s¨ªntomas de que el ejecutivo de Torra se decida a coger el toro por los cuernos. No fue una buena se?al la negativa de los independentistas a votar los Presupuestos Generales del Estado con el argumento que de que no se puede negociar con presos en las c¨¢rceles. Contraponer los principios a la realidad es una postura ¨¦tica que no redunda en beneficio de los sectores sociales m¨¢s castigados por la crisis. El argumento de que el Ejecutivo central puede hacer lo mismo con decretos leyes ¡ªesgrimido por el Gobierno de Torra y que no se aplica para s¨ª¡ª cae por su propio peso: al menos 1.100 millones de euros (de IRPF, IVA y compensaci¨®n por el IVA) dejar¨ªan de ser ingresados por la Generalitat de forma autom¨¢tica al no aprobarse las cuentas, tal como inform¨® hace unos d¨ªas en este diario Dani Cordero. Quedan en el aire 1.500 millones de euros, mientras el Departamento de Econom¨ªa pugna por una tercera parte, pues si se relaja el objetivo de d¨¦ficit Catalu?a ingresar¨ªa 490 millones de euros para sus propias cuentas.

La construcci¨®n mental del Govern evita deliberadamente la realidad. Lo parad¨®jico es que no siempre es as¨ª: por ejemplo, Esquerra y Junts per Catalunya votaron hace unos d¨ªas con Ciudadanos y PP para vetar una moci¨®n impulsada por la izquierda para incrementar la presi¨®n fiscal a las herencias m¨¢s altas. Igualmente prosaica resulta la escrupulosidad con que la Generalitat est¨¢ analizando si da o no luz verde a que los promotores inmobiliarios destinen a uso social un 30% de la vivienda de nueva construcci¨®n. Mientras Torra va dando largas, muchos constructores se han apresurado a solicitar licencias para zafarse de la medida propuesta por las organizaciones sociales con el respaldo del Ayuntamiento de Barcelona.

PdeCat, Esquerra, PSC, CUP y los comunes apoyaron la medida en el pleno municipal. Ahora, a la espera de ventanas de oportunidad y atentos a las se?ales de humo del civilizado norte, la Generalitat da largas a los promotores para que reorganicen su plan de negocio. ?Ser¨¢ que la conversi¨®n de los viejos convergentes a la redistribuci¨®n franciscana no fue de coraz¨®n? ?Puede que la ¨¦tica haya quedado arrumbada por la presi¨®n de los constructores? ?Es posible que la brumosa memoria de aquellos tiempos del 3% haya arrinconado el mandato democr¨¢tico del Ayuntamiento de Barcelona?

Hay muchos interrogantes y poca actividad pol¨ªtica para paliar problemas. La prisi¨®n de los l¨ªderes independentistas preocupa a la mayor parte de la opini¨®n p¨²blica. Tambi¨¦n ocupa un lugar en el coraz¨®n de la sociedad catalana la precariedad de un mercado laboral que se puede modificar desde la voluntad pol¨ªtica. 120.000 ciudadanos de esta naci¨®n hist¨®rica firmaron m¨¢s de cuatro contratos de trabajo consecutivos en los doce meses de 2017. Ha llegado de hora de gobernar y dejar los juegos florales para el mes de Mar¨ªa.