Una reforma educativa a medias
¡°El anteproyecto se queda a medio camino para alcanzar un sistema claramente p¨²blico, inclusivo, y en equidad¡±
Con el anteproyecto de reforma educativa que propone el gobierno central, y que implica la derogaci¨®n completa de la LOMCE, acabaremos con el peor modelo de sistema educativo que hemos tenido en democracia. Sin embargo, son varias las carencias que nos llevan a opinar que se trata de una reforma a medio camino para alcanzar un sistema claramente p¨²blico, inclusivo, y en equidad.
Las reformas propuestas que m¨¢s aplaudimos son las dedicadas a la atenci¨®n a la diversidad y la lucha contra la segregaci¨®n, restableciendo la preferencia del derecho a la educaci¨®n sobre la libertad de ense?anza. Estamos de acuerdo que hay que invertir m¨¢s recursos en aquellos centros que m¨¢s lo necesitan, que la programaci¨®n general de la ense?anza es prioritaria frente a la demanda social, que la autonom¨ªa de centros no debe permitir la selecci¨®n del alumnado, o que la educaci¨®n diferenciada s¨ª es discriminadora por motivos de g¨¦nero. Con todo, echamos de menos una apuesta decidida por incrementar el n¨²mero de plazas de titularidad p¨²blica, o la confusi¨®n e imprecisi¨®n establecida entre los programas de mejora educativa (que habr¨ªa que situar despu¨¦s de la ESO) y la formaci¨®n profesional b¨¢sica (que habr¨ªa eliminar, y en cualquier caso nunca concertar).
En el ¨¢mbito de la evaluaci¨®n y titulaciones, celebramos que se acabe con la doble acreditaci¨®n de ESO, la supresi¨®n de los est¨¢ndares de aprendizaje y los ex¨¢menes de fin de etapa, y aplaudimos que los resultados de evaluaci¨®n de centros no sirvan para clasificar los centros en un ranking, ni puedan hacerse p¨²blicos. Valoramos positivamente tambi¨¦n la recuperaci¨®n de la selectividad. Todo ayuda a dirigir la evaluaci¨®n hacia el terreno del aprendizaje y la mejora, y no del castigo y la selecci¨®n. Pero perderemos una oportunidad de oro si no eliminamos, de una vez por todas, la repetici¨®n de curso, una r¨¦mora del pasado que siempre se ha mostrado altamente ineficaz.
La reorientaci¨®n del modelo de gobernanza tambi¨¦n apunta en la buena direcci¨®n: la eliminaci¨®n de la categor¨ªa de ¡°centros especializados¡±, una elecci¨®n de las direcciones de centros m¨¢s colegiada, un consejo escolar claramente decisorio, y el retorno de la representaci¨®n municipal a los consejos escolares de centros concertados. Sin embargo, si queremos dar un salto hacia una aut¨¦ntica gobernanza democr¨¢tica, y huir de la gobernanza tecnocr¨¢tica en la que estamos instalados, habr¨¢ que hacer apuestas significativas para promover la participaci¨®n de todos los sectores de la comunidad educativa, y abordar de una vez por todas el espinoso tema de la inspecci¨®n educativa.
All¨ª donde la propuesta de reforma resulta m¨¢s criticable es en la dimensi¨®n curricular. Por ejemplo, no se observa una apuesta decidida por las ense?anzas art¨ªsticas y las humanidades; o la educaci¨®n en valores c¨ªvicos y ¨¦ticos se restringe s¨®lo a dos a?os a lo largo de la ense?anza obligatoria cuando deber¨ªa estar presente en cada curso. La ense?anza de la religi¨®n se reubica como materia no computable del curr¨ªculo cuando lo que hay que hacer de una vez por todas es eliminarla del curr¨ªculo. Queremos un curr¨ªculo menos disciplinar y m¨¢s global y globalizador.
Y no podemos dejar de lamentar que no se haga un paso decidido para impulsar un aut¨¦ntico modelo educativo pluriling¨¹e, y que tampoco se busque la consolidaci¨®n de la educaci¨®n infantil como etapa prioritaria, o una formaci¨®n del profesorado m¨¢s eficaz. Y no se menciona la necesidad de profundizar en el municipalismo educativo, avanzando hacia las redes de centros, las zonas educativas y los planes de innovaci¨®n. Cero referencias a la educaci¨®n del fuera-escuela, clave hoy en d¨ªa en la reducci¨®n de las desigualdades.
Esperamos, desde un esp¨ªritu de m¨¢xima colaboraci¨®n y complicidad, poder disponer de espacios de di¨¢logo con el gobierno central en los que plantear estos retos y estas carencias, y situar de una vez por todas a nuestro sistema educativo a la altura de las necesidades del siglo XXI.
Miquel ?ngel Essomba es comisionado de Educaci¨®n de Barcelona
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