Los problemas reales

Entre el momento de preguntas al president, centradas todas en el apocalipsis anunciado para el viernes, y el momento de hacer memoria sobre las poco memorables jornadas del 6 y 7 de septiembre de 2017, el Parlament ten¨ªa que debatir si Quim Torra comparec¨ªa para explicar c¨®mo est¨¢n los servicios p¨²blicos en Catalunya, a ra¨ªz de que hace unas semanas pet¨® el huelg¨®metro de funcionarios. Bueno, pues todo ha sido arrancar este debate y vaciarse el hemiciclo. He contado cabezas, y quedaban en su esca?o unos 50 diputados, tirando largo. Poco m¨¢s de un tercio. El portavoz de la CUP y el del PP han intervenido y no ten¨ªan ni uno solo de sus compa?eros escuch¨¢ndolos; los presidentes de grupo estaban todos f¨ªsicamente ausentes. Y entre los presentes, alguno ten¨ªa ausente la mente y el ordenador conectado a internet (siendo generoso, estaba trabajando en una resoluci¨®n parlamentaria posterior; siendo estricto, andaba por Twitter). Se hablaba de pagas de funcionarios, de m¨¦dicos y de bomberos o, como lo denomina Eduard Pujol, portavoz de Junts per Catalunya, ¡°temas secundarios¡±: una denominaci¨®n que, a juzgar por lo visto, es ampliamente compartida, incluso por los que se pasan el d¨ªa diciendo que hay que hablar de ¡°los problemas reales de los catalanes¡±.

Est¨¢ claro, pues, que ¨¦se no era el tema sexy del d¨ªa, cuando est¨¢bamos a 48 horas del estallido de una bullanga posmoderna en Barcelona (las bullangues fueron revueltas del siglo XIX causadas por el malestar social y pol¨ªtico de la poblaci¨®n; una arranc¨® tras el cabreo por una mala corrida de toros, como si los CDR asaltaran la Llotja tras un penalti fallado por Messi). A la oposici¨®n de derechas solo le interesaba hablar de bullangues, y a la de izquierdas de la reuni¨®n de Quim Torra y Pedro S¨¢nchez (a la prensa tambi¨¦n le interesaba sobre todo eso: cuando la jefa de comunicaci¨®n de Torra confirm¨® los datos de la reuni¨®n, el corro de periodistas en el pasillo duplicaba el n¨²mero de diputados en el hemiciclo).

La sesi¨®n estaba para que lucieran In¨¦s Arrimadas y Quim Torra. La l¨ªder de Ciudadanos hab¨ªa logrado un orden del d¨ªa casi a medida para seguir sacando fotograf¨ªas y folios diversos a placer: con tanta foto, Arrimadas se est¨¢ convirtiendo en la instagramer del Parlament. Sus followers, antes llamados diputados de Ciutadans, le dan like con entusiasmo: sus aplausos duran tanto que siempre temo que Arrimadas saludar¨¢, saldr¨¢ por un lado del hemiciclo y entrar¨¢ por el otro para seguir dando gracias, como los actores en el teatro.

Para contestarle, Torra ha elevado el tono. Quiero decir, textualmente: hablaba m¨¢s alto para evidenciar su cabreo con la oposici¨®n. ?l, que suele usar una cadencia de homil¨ªa. Bueno, que Pablo Casado le haya acusado de buscar un derramamiento de sangre y Ciudadanos le quiera meter una querella tal vez ayud¨® a esa cierta sobreactuaci¨®n. Pero como el vicepresidente Pere Aragon¨¦s tambi¨¦n grit¨® un poco durante una respuesta a C¡¯s, pod¨ªa dar la impresi¨®n de que lo de subir el volumen estaba concertado. Igual que la expl¨ªcita benevolencia hacia el socialista Miquel Iceta, como si no se quisiera estropear la reuni¨®n con S¨¢nchez (solo Albert Batet, de Junts x Cat, habl¨® esta vez de Tripartit del 155 ¡ªya saben, PP, C¡¯s y PSOE. Quiz¨¢ no le lleg¨® la instrucci¨®n de tregua provisional y sigui¨® disciplinado en su papel de poli malo de los indepes).