Fuego que incita a la calma
Andre Uerba presenta la obra ¡®Burn it¡¯, una reivindicaci¨®n contra la prisa del mundo
¡°Chis, chis, chis¡±. El sonido de la piedra del mechero genera un efecto hipn¨®tico. Una sensaci¨®n que crece cuando la llama prende un fino hilo de algod¨®n. Y otro. Y otro m¨¢s. Y otro... As¨ª hasta los m¨¢s de 800 que pueblan la Nave 11 de Matadero Madrid. Un fuego que forma parte del espect¨¢culo-performance Burn Time (del 18 al 20 de enero?en el Centro Internacional de Artes Vivas, en Matadero, a las 20.30; 8 euros), del creador portugu¨¦s Andr¨¦ Uerba.
Mientras el fuego asciende crepitando por los hilos ¡ªqued¨¢ndose suspendido, como por arte de magia, en algunos puntos¡ª, las luces de la sala se desvanecen. La oscuridad reina; las llamas titilan a diferentes alturas y forman figuras que se asemejan a constelaciones. Impera el silencio. No hay m¨²sica, ni di¨¢logos y el ¨²nico sonido que se percibe es el que produce la mec¨¢nica y pausada acci¨®n de los performers al desenfundar sus mecheros para quemarlo todo.
¡°Quer¨ªa hacer algo para incitar a detenerse, a bajar el ritmo acelerado en el que vivimos¡±, relata Uerba. Para enfatizar esa sensaci¨®n, decidi¨® trabajar solo con una acci¨®n: la de quemar los hilos con el mechero, algo que se ten¨ªa en su cabeza desde hace tiempo: ¡°Cuando estaba estudiando, realic¨¦ una una escena en la que simplemente quemaba un hilo durante 3 minutos. Qued¨® en mi mente¡±.
¡°La obra es una reivindicaci¨®n a poder parar. Es algo que emana de m¨ª mismo y de mi generaci¨®n, que parece que estamos permanetemente ocupados¡±, contin¨²a el creador, que desarroll¨® el proyecto en una residencia art¨ªstica entre Portugal y Alemania, y que lo estren¨® en Berl¨ªn en julio del a?o pasado.
Cuando estaba ideando la pieza, Uerba ten¨ªa claro que quer¨ªa trabajar con fuego: ¡°El fuego es luz y me interesaba mucho. La la luz ilumina, pero siempre es ef¨ªmera. Adem¨¢s, el fuego tiene un efecto relajante; es contemplativo, est¨¦tico y a la vez profundo. Invita a las personas a sumergirse¡±.
En los 90 minutos que dura la pieza realmente no pasa nada. La decena de personas que aparecen en escena encienden coreogr¨¢ficamente sus mecheros para hacer arder los hilos que cambian en su composici¨®n y que algunos incluso rotan sobre s¨ª mismos. Las imagenes que se crean, en plena oscuridad, est¨¢n cargadas de belleza.
A medida que va avanzando la pieza, la calma embriaga. ¡°Me he relajado mucho y las im¨¢genes que formaban las llamas me han impactado¡±, cuenta Sandra Jerez tras el ensayo general de la obra, ¡°pero la ¨²ltima parte se me ha hecho un poco larga¡±.
¡°En verdad en la performance no pasa nada por lo que si el espectador no consigue meterse en esa atm¨®sfera de la calma, puede que no lo entienda¡±, dice el artista, ¡°es dif¨ªcil bajar el ritmo: en el mundo en el que vivimos no sabemos hacer nada¡±.
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