Un respiro para j¨®venes migrantes
Veinticinco adolescentes marroqu¨ªes se integran en la vida cotidiana de la localidad tarraconense de Santa Coloma de Queralt
Es una casa grande, de colores claros y amplia fachada. Tras superar la verja, una fuente vac¨ªa, rodeada de piedras blancas y peque?os ¨¢rboles, dan la bienvenida. Dentro, en uno de los salones, Rafael Engual charla animado con la decena de chicos que le rodean. A este vecino de Santa Coloma Queralt (Tarragona), le gusta pasar tres o cuatro tardes a la semana con los nuevos inquilinos del pueblo. ¡°Me encuentro relajado con ellos y no me cuesta nada. Lo que necesitan es charlar y si puedo ser ¨²til, perfecto¡±, observa este jubilado.
Un punto y seguido en sus vidas, una pausa
Algunos chicos que est¨¢n en la localidad de Santa Coloma de Queralt se desplazan a menudo a casa de Anna Tarrag¨®, bi¨®loga y maestra jubilada. Charlan de m¨²sica, r¨ªen, pasan el rato. Diez a?os atr¨¢s, esta vecina ayud¨® a los inmigrantes marroqu¨ªes a encontrar trabajo en las f¨¢bricas. Ahora, el municipio no puede ofrecer a esta nueva generaci¨®n de inmigrantes el trabajo que piden, aunque s¨ª una m¨ªnima estabilidad, un punto y seguido en sus vidas, una pausa.
En el s¨®tano de Tarrag¨® un joven toca la bater¨ªa, mientras otro rapea en ¨¢rabe y entre las cuatro paredes retumban los sonidos del concierto improvisado.
Youseff Elegueddari tiene 17 a?os. Se est¨¢ adaptando. Preferir¨ªa vivir en Barcelona, aunque aqu¨ª se siente acogido. ¡°Nunca hab¨ªa vivido en un sitio tan fr¨ªo¡±, afirma. Lo ¨²ltimo, volver a Marruecos. De all¨ª sali¨® en patera, en un penoso viaje de 12 horas, tras pagar 1.500 euros con parte de sus ahorros y los de sus padres.
Elegueddari sue?a con ser cocinero. De momento, estudia catal¨¢n, castellano y matem¨¢ticas en esta antigua casa de una orden religiosa. Es el centro Sirius, donde vive con otros 24 menores extranjeros no acompa?ados bajo la tutela de la Direcci¨®n General de Atenci¨®n a la Infancia (DGAIA) de la Generalitat. En 2018 y hasta el 30 de noviembre llegaron a Catalu?a 3.456 j¨®venes, m¨¢s del doble que los 1.489 de 2017.
La llegada, en octubre pasado, de 25 j¨®venes extranjeros a un municipio de 2.695 habitantes no agrad¨® a los m¨¢s recelosos. Santa Coloma de Queralt pertenece a la comarca de la Conca de Barber¨¤, y est¨¢ ubicado de forma casi equidistante de Montblanc, T¨¤rrega, Igualada y Vilafranca del Pened¨¨s. ¡°Aqu¨ª son los moros, no los ¨¢rabes, aunque la gente ya empieza a ver que son cr¨ªos normales, que no roban nada¡±, comenta el voluntario Engual. El alcalde, Mag¨ª Trullols, est¨¢ contento. Tiene la ¡°satisfacci¨®n¡± de que el pueblo ¡°los ha aceptado¡± y espera que, en un futuro, puedan hacer ¡°tareas¡± en el municipio y as¨ª conseguir que exista un ¡°retorno y se vean implicados y ¨²tiles para poblaci¨®n¡±.
Mohamed Beljahha tiene 16 a?os y quiere ser mec¨¢nico. ¡°En Marruecos todos quieren venir a Espa?a¡±, dice. En la residencia para gente mayor est¨¢n de cumplea?os. Beljahha sonr¨ªe t¨ªmido, mientras una mujer intenta sacarlo a bailar. En otras ocasiones han jugado al bingo con los ancianos y les han acompa?ado en algunos de sus paseos empujando las sillas de ruedas.
El pueblo se esfuerza en integrar a los chicos en su vida cotidiana. Salen con el grupo excursionista, juegan al f¨²tbol y tambi¨¦n al baloncesto. Un d¨ªa a la semana juegan en la pista con el equipo local. ¡°Est¨¢n content¨ªsimos de salir del centro una hora y desahogarse¡±, comenta N¨²ria Mollarat, entrenadora de b¨¢squet femenino.
Hoy, el ambiente est¨¢ enrarecido y algo triste, despu¨¦s que un compa?ero haya abandonado el centro tras cumplir la mayor¨ªa de edad. Un peque?o cambio en su rutina, cuenta su directora, Gl¨°ria Feliu, les desestabiliza. Lo nota en sus lecciones de catal¨¢n la profesora Aida Vall¨¨s, que conoce los altibajos emocionales de estos adolescentes, lejos de su hogar. ¡°Al final, su prioridad es trabajar, tener papeles¡±, observa. ¡°Necesitan enviar dinero a su casa. Lo tienen gravado a fuego en el cerebro. Parece enfermizo, pero es por lo ¨²nico que se ponen nerviosos¡±, apunta Engual, que ayuda a los chicos a ¡°desahogarse¡±.
Como el resto, Elegeddari se esperaba ¡°cosas mejores¡± en Espa?a; encontrar trabajo y empezar una nueva vida con m¨¢s rapidez. Los educadores aprovechan el tiempo en el que est¨¢n tutelados ¡ªen ocasiones, unos meses¡ª para que se expresen en catal¨¢n y castellano. Es fundamental para que sigan form¨¢ndose y puedan acceder al mundo laboral.
¡°Han pasado de ni?os a adultos y no terminan de asimilarlo¡±, cuenta Engual, que les ayuda a hacer los deberes. En Navidad, recibieron por sorpresa la visita de Papa Noel y les regal¨® pelotas, raquetas de tenis y juegos de mesa. Tambi¨¦n gorros de lana tejidos por las jubiladas del pueblo.
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