¡°La defensa de una minor¨ªa como la nuestra siempre es compleja¡±

?scar Moral (1965, Madrid) se qued¨® en silla de ruedas cuando solo era un ni?o a causa de un accidente de tr¨¢fico. A sus 54 a?os, ostenta la presidencia de CERMI Comunidad de Madrid, una plataforma que a¨²na nueve federaciones y 300 organizaciones y en la que trabaja para defender los intereses y velar por los derechos de las personas con discapacidad. Su mayor aspiraci¨®n pasa por conseguir una ley integral de derechos para la regi¨®n, semejante a la estatal. La lucha por un lenguaje inclusivo, que las administraciones y no solo los ciudadanos adopten en su d¨ªa a d¨ªa, la eliminaci¨®n de trabas en el empleo y la concienciaci¨®n de unas ciudades libres de obst¨¢culos son metas que desear¨ªa ver cumplidas a medio y largo plazo. "La verdadera igualdad se alcanzar¨¢ cuando pasemos desapercibidos".

?Qu¨¦ es lo que m¨¢s ha cambiado en estas dos d¨¦cadas de andadura?

La sociedad en general y la madrile?a en particular. Se ha transformado radicalmente como no pod¨ªa ser de otra manera. Hemos cambiado en mejores normas y en mejor garant¨ªa de los derechos. CERMI Comunidad de Madrid se ha convertido en un referente en cuanto a la defensa de estos derechos frente a las administraciones p¨²blicas y en que estas nos conozcan, respeten y tengan en cuenta en sus pol¨ªticas.

?Qu¨¦ echa de menos?

Hay un importante grado de incumplimiento en materia de leyes y eso va en detrimento de los derechos de las personas. Las ciudades de esta regi¨®n se han transformado mucho pero todav¨ªa no est¨¢ garantizada la accesibilidad completa, no solo la f¨ªsica tambi¨¦n las universales, tanto para personas sordas como aquellas con discapacidad visual, intelectual o psicosocial.

?Se debe a la falta de voluntad pol¨ªtica?

Se debe a muchos factores. Evidentemente, la defensa de una minor¨ªa siempre es compleja, aunque ya no lo somos tanto. Estamos hablando de que en Espa?a existe un 9% de personas con discapacidad, cerca de cuatro millones de personas. En la Comunidad de Madrid se contabilizan unas 350.000 personas que tienen grado oficial de discapacidad. Si se a?ade a sus familias estamos hablando de un mill¨®n de personas que, directa o indirectamente, est¨¢n relacionadas con el colectivo.

Una minor¨ªa, por ejemplo, a la que le costar¨¢ m¨¢s acceder a un empleo o a estudios superiores.

Hay un d¨¦ficit claro en la empleabilidad de las personas con discapacidad y estamos muy por debajo de los niveles con respecto al resto de la poblaci¨®n. Sin recursos, es m¨¢s dif¨ªcil fomentar un estilo de vida normalizado. Adem¨¢s, el acceso a la educaci¨®n universitaria sigue siendo muy bajo y en el plano de la igualdad de sexos somos igual de mediocres que los dem¨¢s. El trato a la mujer con discapacidad lamentablemente es peor que el del var¨®n dentro de la propia situaci¨®n discriminatoria. Es tan terrible como eso. Abandonan antes los estudios, tienen menos nivel formativo, est¨¢n por debajo de los ¨ªndices de empleabilidad y son las encargadas, en muchos casos, de las situaciones en el cuidado de los entornos familiares.

?Las personas con discapacidad reclaman m¨¢s sus derechos que antes?

S¨ª, ciertamente. El empoderamiento de las personas con discapacidad se ha generado entre todos. El n¨²mero de ellas que denunciaba o reclamaba ha ido creciendo de forma exponencial. Esto se ha producido porque cada vez somos m¨¢s conscientes de que estos "simples hechos" que nos suceden en el d¨ªa a d¨ªa no son tales, sino que en muchas ocasiones son discriminaciones o desigualdades en contra de las personas. La ciudadan¨ªa va contemplando estos cambios de manera distinta, aunque todav¨ªa nos queda un largo camino por recorrer.

En movilidad, el caso de los patinetes el¨¦ctricos es uno de los caballos de batalla.

Ya no operan en Madrid, de momento. Pero volver¨¢n y es un problema muy serio. Nuestra asociaci¨®n junto con CERMI estatal hemos demandado una regulaci¨®n de ¨¢mbito nacional para su regulaci¨®n. Estos elementos no solo est¨¢n en la acera, sino que transitan por ella, cuando no pueden porque la ordenanza de movilidad lo impide. Son elementos que convierten la ciudad en una zona invivible y es uno de los males que aquejan a las ciudades en la actualidad.

?C¨®mo le gustar¨ªa que los viera el resto de la sociedad?

El gran deseo del colectivo es pasar desapercibido cuando vamos a cualquier sitio: ya sea en un restaurante, a la hora de ver una pel¨ªcula en el cine o en el momento de hacer un viaje. Ser un ciudadano m¨¢s sin que todo sean trabas o heroicidades para conseguir las cosas. Hasta que no consigamos esta meta, no habremos llegado a la igualdad.