El azote de los abusadores
El investigador Jordi Bertomeu forma parte del equipo de investigaci¨®n de los Delicta Graviora, los Navy Seal del Vaticano para resolver casos de abusos a menores


Nadie conoc¨ªa a aquel tipo silencioso que hab¨ªa llegado a Chile acompa?ando al arzobispo de Malta, Charles Scicluna. La crisis a orillas del T¨ªber era morrocotuda y el Papa les hab¨ªa mandado personalmente para descubrir una verdad enterrada durante d¨¦cadas por la c¨²pula eclesial chilena. El problema es que solo tocar tierra, Scicluna, reputado cazador de pederastas, famoso por destapar el caso de Maricial Maciel, empez¨® a revolverse de dolor. La carambola quiso que una de las v¨ªctimas a las que interrogaba, James Hamilton, fuese un reputado gastroenter¨®logo que le diagnostic¨® en plena declaraci¨®n un ataque de ves¨ªcula y un urgente ingreso hospitalario. Sucedi¨® entonces que Jordi Bertomeu (Tortosa, 1968), un oficial de la Congregaci¨®n para la Doctrina de la fe, tom¨® el mando y ejecut¨® una impecable investigaci¨®n en uno de lso mahores casos de encubrimiento de abusos que provoc¨® la dimisi¨®n en pleno de los obispos chilenos y el aplauso, quiz¨¢ por primera vez, de las v¨ªctimas.
Monse?or Bertomeu (el Papa le concedi¨® este t¨ªtulo durante la investigaci¨®n chilena), un tipo extremadamente reservado y al¨¦rgico a la prensa (y eso en el Vaticano equivale a un blindaje a prueba de bombas), tuvo que dar la cara en Santiago ante los medios tras su investigaci¨®n. Y fue la ¨²ltima vez que se le escuch¨® y fotografi¨® p¨²blicamente. Liquidadas las pesquisas, volvi¨® a Roma, inform¨® al papa Francisco, se sumergi¨® en sus archivos del palacio del antiguo Santo Oficio y sigui¨® conduciendo una investigaci¨®n basada en 64 entrevistas que hab¨ªa realizado en la nunciatura apost¨®lica de Santiago. Lo curioso es que, originalmente, ten¨ªan que ser 15 los testimonios concertados. Pero se corri¨® la voz entre las v¨ªctimas, siempre beligerantes contra la jerarqu¨ªa eclesial, de que pod¨ªan fiarse del "catal¨¢n".
Juan Carlos Cruz, una de las v¨ªctimas del caso Barros [el obispo que encubri¨® las violaciones del sacerdote de la ¨¦lite chilena Fernando Karadima], fue quien dio la se?al. Influyente miembro de la comunidad de v¨ªctimas e hiperactivo en redes, suele contar que hab¨ªa perdido la fe antes de la visita del catal¨¢n. Ni siquiera el Papa hab¨ªa querido reunirse con ellos en su accidentada visita a Chile, donde les acus¨® de propagar calumnias y desat¨® el incendio que se propon¨ªan sofocar Scicluna y Bertomeu. "Enseguida me di cuenta de que val¨ªa la pena. Se le nota, le sale por los poros. Es la persona que todos los curas deber¨ªan tener como referente. Es un hombre que entiende la problem¨¢tica perfectamente. Sabe como tratarla, y no solo desde el punto de vista can¨®nico, sino tambi¨¦n espiritual y humano. Cuando vi la calidad de personas que eran, se lo cont¨¦ a todo el mundo. He lidiado durante 8 a?os con autoridades eclesi¨¢sticas y conozco sus t¨¢cticas. Pero estos hombres quer¨ªan ayudar. Si la Iglesia tuviera m¨¢s bertomeus, los que reman en contra lo tendr¨ªan mucho m¨¢s complicado", se?ala Cruz por tel¨¦fono desde Filadelfia, donde reside.?
Bertomeu, procedente de grupos de Acci¨®n Cat¨®lica e hijo de una familia sin alzacuellos, fue ordenado en 1995 por el entonces obispo de Tortosa, Llu¨ªs Mart¨ªnez Sistach. Pero fue su sucesor en la di¨®cesis quien apost¨® por ¨¦l y lo mand¨® a estudiar Derecho can¨®nico a la Universidad Gregoriana en Roma, gran templo teol¨®gico jesuita donde otros catalanes como el padre Miquel Batllori o Josep Maria Ben¨ªtez-Riera hab¨ªan construido su propia leyenda. Preparado, eficaz y directo, volvi¨® a destacar en Roma. En aquella ¨¦poca segu¨ªa yendo y viniendo de Tortosa, donde hoy sigue siendo el vicario judicial de su di¨®cesis y mantiene un perfil pol¨ªtico neutro. En la secretar¨ªa de Estado, cuentan en el Vaticano, ya se hab¨ªan fijado en ¨¦l. Antes de terminar su doctorado, el actual prefecto de la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe, el mallorqu¨ªn Luis Ladaria, solicit¨® su inmediato traslado a la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe para formar parte del equipo de investigaci¨®n de los Delicta Graviora. Algo as¨ª como los Navy Seal del Vaticano para resolver casos de abusos a menores.
Y es cierto lo que dice Cruz. No hay muchos m¨¢s bartomeus en el Vaticano. Ni por su manera de enfocar este tema, ni por su origen. Y eso que Catalu?a y la Santa Sede, confluyen en algunos aspectos, sostiene un sacerdote dando un paseo extramuros. Conviene recordar que el poder siempre emana de los matices, de las sfumature (sutilezas), de lo que no se dije, insiste este curial. "Y en eso, el Vaticano y Catalu?a comparten algo". Lo saben bien quienes pasaron por aqu¨ª. Una corta lista que refresca al tel¨¦fono el escritor Valent¨ª G¨®mez, otro catal¨¢n romanizado que acaba de reeditar una versi¨®n ampliada de aquel 31 jesuitas se confiesan [ahora son 38]. Est¨¢ Miguel Huguet, de la secci¨®n II de la Secretar¨ªa de Estado; Albert Bonet i Marrugat, que durante el concilio Vaticano II form¨® parte de la Comisi¨®n Pontificia del apostolado Seglar. El cardenal Anselm Alvareda, fue prefecto de la Biblioteca Vaticana o Ram¨®n Juli¨¤, tantos a?os en la Congregaci¨®n del Culto divino. Hay algunos m¨¢s, si quieren, incluso Oriol Junqueras pas¨® un tiempo investigando en el Archivo Secreto del Vaticano (que no tienen nada de secreto, aunque a ¨¦l le guste subrayarlo). Pocos, sin embargo, con la influencia y mejor conexi¨®n con el sucesor de Pedro que Bertomeu.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
