Dencasismo
Parte del independentismo vive en el ¡®dencasismo¡¯: no sabe no contesta, nada debe criticarse ni preguntar para no agrietar el movimiento y hay que vivir en la enso?aci¨®n que persiste algo que nunca ha existido
¡°?Pero es que vosotros no sab¨¦is lo que pas¨®?¡±. Irene Polo, a sus veinticinco a?os, no sal¨ªa del asombro. El gobierno Companys se hallaba preso desde su fallida proclamaci¨®n del Estado catal¨¢n. Josep Denc¨¤s, uno de los principales inductores de los hechos de octubre de 1934, fugado a Par¨ªs. Ella, una de nuestras m¨¢s extraordinarias periodistas, trataba de averiguar para el diario L¡¯Instant, a trav¨¦s de un cabecilla de las Joventudes de Estat Catal¨¤, los motivos del fracaso. A mediados de enero de 1935 el gerifalte an¨®nimo le respond¨ªa, na¨ªf, que recopilaban informaci¨®n. ¡°No sabemos nada. ?Y todo es tan sospechoso!¡±.
A finales de mes el Tribunal de Garant¨ªas Constitucionales que juzgar¨ªa a Companys pidi¨® la extradici¨®n de Denc¨¤s por malversaci¨®n de fondos p¨²blicos. Fue detenido y trasladado a la Sant¨¦, donde pas¨® veintisiete d¨ªas. Su olfato period¨ªstico llev¨® a Polo a Par¨ªs para cubrir el 19 de febrero el proceso en el Palacio de Justicia. El exconsejero de Gobernaci¨®n no fue entregado al considerarse que el uso no justificado de 117 mil pesetas que alegaba el TGC no constitu¨ªa delito en el c¨®digo penal franc¨¦s.
¡°El fanatismo, si no fuese un defecto, no ser¨ªa suficiente para hacer de un m¨¦dico consejero de Gobernaci¨®n¡±
A pesar que ¡°hay quien opina que ya no se debe hablar m¨¢s con este hombre¡± la combativa periodista cre¨ªa que nadie m¨¢s pose¨ªa ¡°el secreto del desastre¡±. Le entrevist¨® en un hotel cerca del boulevard Pasteur. Denc¨¤s, satisfecho, entend¨ªa que tras la vista su honorabilidad hab¨ªa quedado ¡°salvada¡±. Dio incluso a entender que pod¨ªa haberse fugado a Am¨¦rica pero que hab¨ªa preferido dirimir ante la justicia gala su ¡°honestidad¡±. Era una clara mentira. En la entrevista, publicada el 2 de marzo, sostuvo que ¡°ahora las luchas entre los partidos nacionalistas de Catalu?a son suicidas. M¨¢s que nunca, los catalanes debemos mantenerlos unidos si queremos que el movimiento del d¨ªa 6 d¨¦ los frutos que queremos¡±.
Ella, sin salir de su estupor a tenor de lo acontecido, quer¨ªa saber cuales eran esos frutos. Cuando se votaba el Estatuto de 1932, le cont¨® ¨¦l, en Madrid preguntaban ¡°?como quer¨¦is comparar vuestro movimiento con el de Irlanda, un pa¨ªs de m¨¢rtires?¡±. Ahora que ya los ten¨ªan ¡ªm¨¢s de medio centenar de muertos, dos cientos heridos y miles de detenidos¡ª expresaba que ¡°hace falta no desnaturalizar este movimiento. Hemos de procurar no empeque?ecer una revoluci¨®n que a m¨ª me merece todos los respetos, y no desprestigiarnos unos a otros¡±.
Polo incide en que su facci¨®n ha provocado numerosas luchas en el seno de su partido, ERC. Denc¨¤s sonr¨ªe. ¡°No quiero responder, no quiero, ahora por ahora. No ser¨ªa oportuno¡±. Cual era su pensamiento al estallar el movimiento, qu¨¦ se propon¨ªa, insiste ella. ¡°No lo puedo decir tampoco¡±. A la reportera le parece que para ¨¦l no es tan importante el ¨¦xito material del movimiento como su significado pol¨ªtico. Denc¨¤s se niega a hablar. ¡°?Por qu¨¦ fracaso el movimiento? ?O cre¨¦is que no fracas¨®?¡±. El m¨¦dico separatista se encierra. ¡°Debemos callar. Hemos de mantener una actitud digna porqu¨¦ si no el pueblo de desencantar¨¢ de nosotros¡±.
Tarradellas y otros trataron de recomponer lo que las soflamas dencasistas hab¨ªan contribuido a estropear
¡°Visto as¨ª ¡ªresume Polo¡ª, parece buen chico¡±. Pero a?ade, ¡°no tiene m¨¢s que fanatismo, un fanatismo violento, desenfrenado, ese fanatismo delirante de los catalanes, atacados de megaloman¨ªa nacional, que lo explica todo¡±. Y concluye el retrato del entrevistado con la reflexi¨®n de una exiliada an¨®nima conocedora de Denc¨¤s: ¡°el fanatismo, si no fuese un defecto, de todas maneras no ser¨ªa suficiente para hacer de un m¨¦dico consejero de Gobernaci¨®n de un pa¨ªs¡±.
Hoy, en Catalu?a, pese a que lo acontecido en 2017 guarda con 1934 solamente alg¨²n paralelo como explicamos en Quadern (¡®Dos fets d¡¯octubre, dos judicis¡¯, 31 de enero de 2019 y ¡®La bufonada del 6 d'octubre¡¯, 4 de octubre de 2018), una parte del independentismo vive en el dencasismo: no sabe no contesta, nada debe criticarse ni preguntar para no agrietar el movimiento y hay que vivir en la enso?aci¨®n que persiste algo que nunca ha existido.
A?os despu¨¦s, en enero de 1945, perdida la Guerra Civil, desde Aquitania Denc¨¤s, del que nos falta una biograf¨ªa en profundidad, daba su apoyo a Josep Tarradellas para que enderezara ERC y el exilio. Antes hab¨ªa cre¨ªdo que el catalanismo pod¨ªa desatender la estructura futura de Espa?a. Entonces, en una crisis de hiperrealismo, ve¨ªa necesario intervenir por ¡°un fuerte tono dram¨¢tico en el orden de la realidad que subordina todos los dem¨¢s aspectos¡±. Ya era tarde.
Fueron Tarradellas y otros, que no pon¨ªan l¨ªmites al autogobierno de Catalu?a pero que ten¨ªan una idea pr¨¢ctica del camino transitable, quienes se arremangaron para recomponer lo que las soflamas dencasistas hab¨ªan contribuido a estropear. Si se equivocaron o lo pod¨ªan haber hecho mejor, si renunciaron a aspectos que no deb¨ªan, todo ello es discutible, pero mientras estuvieron al tim¨®n jam¨¢s emitieron por la radio discos de sardanas para animar a la poblaci¨®n como hizo Denc¨¤s la noche del 6 de octubre.
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