El magnetismo de ¡®Achterland¡¯ permanece intacto
Noche intensa y emocionante en el Mercat con el regreso 27 a?os despu¨¦s de la emblem¨¢tica coreograf¨ªa de Keersmaeker
De nuevo se vivi¨® una noche intensa y emocionante en el Mercat de les Flors, esta vez de la mano de la compa?¨ªa Rosas que bail¨® Achterland, la emblem¨¢tica coreograf¨ªa de su directora y core¨®grafa, la belga Anne Teresa de Keersmaeker, que se vio e impact¨® al p¨²blico barcelon¨¦s en este mismo espacio esc¨¦nico en 1992. Pieza que ahora se aprecia y se valora con un criterio m¨¢s exacto ya que el p¨²blico ha adquirido una cultura danc¨ªstica a lo largo de estos a?os. Achterland gust¨® la primera vez, pero ahora, convertida en una pieza de museo de la reciente historia de la danza, deslumbra e hipnotiza.
Esta coreograf¨ªa es un espect¨¢culo total en el que los elementos que la integran ¡ªm¨²sica, interpretaci¨®n, escenograf¨ªa y luces¡ª se entrelazan para crear una obra marcada por los contrastes. Contrastes que logran que la pieza destile belleza y elegancia a raudales.
El principal contraste lo marca la m¨²sica, que expresa el enfrentamiento entre dos mundos distintos: el masculino y el femenino. El primero de ellos est¨¢ delimitado por la expresiva m¨²sica de las Sonatas 2, 3 & 4 para viol¨ªn solo, de Eug¨¨ne Ysaye, interpretadas en directo por Juan Mar¨ªa Braceras. Tres hombres bailan de forma din¨¢mica y vivaz, aunque en ocasiones su movimiento se vuelve t¨ªmido ante la presencia de una seductora mujer que les contempla con altivez. En el segundo mundo, el femenino, la ¨ªntima m¨²sica de los Seis estudios para piano de Gy?rgy Ligeti, interpretada en directo por Joonas Ahonen, envuelve el met¨¢lico baile de cinco mujeres audaces, bellas y sensuales, que visten traje chaqueta y lucen zapatos de tac¨®n de aguja. Y ese profundo contraste entre m¨²sica y baile, entre hombres y mujeres, se convierte en el rey de esta coreograf¨ªa. La tensi¨®n entre la vacilaci¨®n de los hombres y la fuerza de las mujeres, entre la m¨²sica para viol¨ªn y la m¨²sica para piano da a esta pieza una comprensi¨®n m¨²ltiple que incentiva la mente del espectador. Ya que est¨¢n en juego la l¨®gica y la pasi¨®n.
En Achterland, Anne Teresa de Keersmaeker exhibe con maestr¨ªa el poder que tiene para manipular el espacio, el tiempo y el baile. La arquitectura gestual que construye con su vocabulario danc¨ªstico, en el que la sofisticada y vers¨¢til frase coreogr¨¢fica convive con el gesto cotidiano, posee una fuerza electrizante que atrapa al espectador. Fuerza que deriva en un baile contundente, matem¨¢tico y expresivo, marcado por la repetici¨®n y el excelente trabajo de suelo. Al final del espect¨¢culo el p¨²blico, que llenaba el Mercat, formado por personas que hab¨ªan visto la pieza en 1992 y gente joven que la descubr¨ªa por primera vez, estall¨® en unos sonoros y largos aplausos.
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