¡®Compartir ubicaci¨®n¡¯ con George Orwell y Merc¨¨ Rodoreda

En 1937 el soldado Eric Blair, m¨¢s conocido como George Orwell, estuvo tres d¨ªas haciendo guardia en la azotea del n¨²mero 115 de La Rambla. All¨ª le¨ªa novelas de Penguin e ideaba el argumento de 1984. Es una de las historias del mapa literario de Barcelona, que present¨® ayer el Instituto de Cultura de Barcelona (Icub). Recoge m¨¢s de 300 puntos: desde lugares de nacimiento de escritores hasta calles donde discurren pasajes de los libros.

En Sant Gervasi est¨¢ ubicado el retrato de Merc¨¨ Rodoreda. All¨ª naci¨® la autora de La pla?a del diamant, obra tambi¨¦n geolocalizada en la plaza de Gr¨¤cia con el mismo nombre. M¨¢s desconocida es la relaci¨®n del autor de Madame Bovary, Gustave Flaubert, con Barcelona. En 1835, con 14 a?os, ambient¨® un cuento en la plaza Reial. Bibliomania es la historia de un librero tan obsesionado en conseguir libros que hasta es capaz de matar.

El mapa, disponible gratuitamente en bibliotecas, es un resumen de su versi¨®n digital que hace de inventario de todo el patrimonio literario de la ciudad: desde calles con nombres de autor hasta bares frecuentados por escritores. ¡°Quer¨ªamos ver qu¨¦ hay y qu¨¦ puede haber¡±, explic¨® la coordinadora de la oficina de Barcelona, Ciutat de la Literatura de la Unesco, Marina Espasa. Todos los escritores que aparecen en el mapa han fallecido, excepto Mario Vargas Llosa: ¡°Pensamos que era una l¨¢stima que no saliera porque sale Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez. Que tenga el premio Nobel fue la excusa¡±. El documento tambi¨¦n homenajea al presente, con puntos como el llamado Tri¨¢ngulo del C¨®mic, en Arc de Triomf.

¡°Ciutat Vella acumula m¨¢s escritores porque es la m¨¢s antigua. Tambi¨¦n se concentran en la zona alta y la parte derecha de Barcelona est¨¢ casi vac¨ªa¡±, detalla Espasa, que espera que si se repite el mapa en 100 a?os se difumine la relaci¨®n entre el oficio y residir en la zona alta. En internet la gu¨ªa permite seguir rutas literarias preestablecidas. Con la edici¨®n de papel el lector puede dibujar su propio recorrido para conectar su presente, en la era de compartir ubicaci¨®n por WhatsApp, con la nostalgia de un nutrido legado.