Cansados de tanto decibelio
El debate pol¨ªtico bascula cada vez m¨¢s hacia el terreno de la emoci¨®n y la irracionalidad. No cuentan los hechos, sino las impresiones. Los 'spin doctors' construyen un realto alejado de la preocupaci¨®n ciudadana
Llevamos semanas de precampa?a y los decibelios no dejan de subir en los altavoces de la derecha. ?A qui¨¦n le interesa que la pol¨ªtica discurra en un clima de crispaci¨®n, falta de respeto y ruido como el que estamos viendo? La polarizaci¨®n lo tensa todo y alcanza incluso a unas formas parlamentarias cada vez m¨¢s agresivas. Los parlamentos se han convertido en una especie de caja de resonancia de una bronca continua, como hemos visto esta semana en la c¨¢mara catalana o como vimos en todas y cada una de las sesiones del control al presidente del gobierno Pedro S¨¢nchez en esta corta legislatura.
Siempre que pierden el poder, los l¨ªderes de la derecha recurren al tremendismo. Espa?a se hunde con tanta rapidez como se eleva a los cielos en cuento vuelven a La Moncloa. Ahora la tri-derecha sabe que se juega el Poder, con may¨²scula, y por eso a sus j¨®venes l¨ªderes se les tensa el rictus facial. Casado habla como si tuviera una piedra en el est¨®mago, a Rivera parece que le duelan todas las muelas y el maduro Abascal parece pose¨ªdo por la migra?a pero no tiene que esforzarse mucho porque los otros dos trabajan para ¨¦l. El problema es que el estilo tosco se contagia y quien no responde en la misma clave es visto como d¨¦bil, pusil¨¢nime. Los que m¨¢s gritan tapan a los dem¨¢s.
Mantener la serenidad, hacer propuestas cre¨ªbles y defenderlas desde postulados racionales est¨¢ penalizado en un sistema medi¨¢tico que tiende a la estridencia y premia el enfrentamiento. Y lo mismo que les ocurre a los pol¨ªticos que tratan de huir de esa espiral ensordecedora les ocurre a los medios que huyen de la espectacularidad y la estridencia: que consiguen menos clics.
Sin embargo, ni los temas de los que hablan la mayor parte del tiempo los l¨ªderes pol¨ªticos de la derecha ni el nivel de enfado que tratan de transmitir se corresponde con los asuntos que m¨¢s preocupan a la ciudadan¨ªa ni con el estado de ¨¢nimo que la gente expresa en las encuestas. En realidad, la gente est¨¢ m¨¢s enfadada con ellos que con los asuntos sobre los que vociferan. Una de las causas de la desafecci¨®n de muchos ciudadanos es la percepci¨®n de que los pol¨ªticos a los que votan, en lugar de resolver los problemas, acaban formando parte del problema.
Bar¨®metro tras bar¨®metro el CIS muestra el disgusto de los ciudadanos con la situaci¨®n econ¨®mica y pol¨ªtica. Pero cuando se entra en el detalle, vemos que el problema que m¨¢s preocupa es el paro ¡ªm¨¢s del 60% de los ciudadanos lo considera el primer o el segundo problema m¨¢s grave¡ª pero lo segundo que m¨¢s preocupa son los partidos y la pol¨ªtica. Uno de cada tres ciudadano los considera el primer o segundo problema m¨¢s grave. El presidente Pedro S¨¢nchez tuvo que convocar elecciones al no conseguir una mayor¨ªa suficiente para aprobar los presupuestos del Estado, pero el 54% de los espa?oles cree que hubiera sido bueno que se aprobasen y solo un 16% pensaba que no. La ret¨®rica victimista del soberanismo apenas puede ya ocultar que el gobierno catal¨¢n tampoco ha podido aprobar los suyos y el pa¨ªs se encuentra paralizado. Los pol¨ªticos sobreact¨²an, pero el divorcio entre discurso pol¨ªtico y realidad es cada vez mayor. Los independentistas, por ejemplo, hablan de unidad pero todos sabemos que est¨¢n profundamente divididos y enfrentados.
El debate pol¨ªtico bascula cada vez m¨¢s hacia el terreno de la emoci¨®n y la irracionalidad. No cuentan los hechos, sino las impresiones. La campa?a electoral consiste en provocar la identificaci¨®n del m¨¢ximo n¨²mero de electores posible con un artefacto pol¨ªtico que se construye a base de relatos. Un artefacto modulado por los spins doctors, esos nuevos gur¨²s que asesoran a los pol¨ªticos, cuya principal misi¨®n es lograr que los ciudadanos crean que la realidad encaja con el relato y no al rev¨¦s. La palabra spin significa girar, retorcer.
Lo que cuenta es la actitud, le dijo uno de estos asesores a In¨¦s Arrimadas antes de su debate con Irene Montero en el programa Salvados. Lo que hemos visto en el primer debate electoral celebrado en Catalu?a es que Cayetana ?lvarez de Toledo ha venido con toneladas de actitud. Una actitud aristocr¨¢tica, estirada, que mira desde arriba pero no reh¨²ye el cuerpo a cuerpo porque sabe que sin bajar a la arena, las urnas no se llenan. Nada m¨¢s llegar habl¨® ya despectivamente de ¡°tribu amarilla¡±. Le responde, en perfecta simetr¨ªa, otra actitud: la de un Gabriel Rufi¨¢n desafiante, provocador, falt¨®n a veces. En medio de tanto ruido, es dif¨ªcil discutir sobre programas y propuestas. La campa?a se convierte en un intercambio de dardos envenenados. Pero hay indicios de que la gente empieza a estar cansada de tanto teatro y tanto ruido.
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