Lejos de las leyes de los hombres
Pau Riba celebr¨® en Barnasants los 50 a?os de ¡°Dioptria¡±
No es f¨¢cil ser Pau Riba, aunque lo parece. Para el vulgo, casi todos aquellos que no son Pau Riba, ser¨ªa cuesti¨®n de dejarse llevar, no tomarse nada en serio, vivir despreocupadamente a salto de mata emocional y material y hacer de su, tu, real gana el patr¨®n, gu¨ªa y faro de la existencia. Esta vida al margen de las pautas comenz¨® casi con el nacimiento de Pau, sometido en su juventud a una sociedad entonces retr¨®grada y convencional hasta la asfixia. Contra ello comenz¨® a construir su mundo, como dir¨ªan Manolo y Quimi, ¡°lejos de las leyes de los hombres¡±, y cincuenta a?os despu¨¦s, ah¨ª sigue, en su mundo. Lo quiso compartir en Barnasants con sus ac¨®litos, en una celebraci¨®n laica de la existencia de aquella obra seminal que, recientemente reeditada, se llama ¡°Dioptr¨ªa¡±.
Es cierto que en la ¨¦tica de Pau, una celebraci¨®n de aniversario ser¨ªa un cuerpo extra?o, pero la vida lamina hasta al m¨¢s alejado de sus convenciones, aunque se llame Pau Riba. Pero hasta aqu¨ª lleg¨® el parecido de esta celebraci¨®n con cualquiera otra, ya que Pau sigue administrando su vida y carrera art¨ªstica lejos de las leyes de los hombres. Es por ello que parece inevitable no valorar, describir o juzgar lo visto en el teatro Joventut con el cartab¨®n usado para el resto de la humanidad, ese que se ajusta a los c¨¢nones de una vida usual. Porque en Pau, la mezcla de aparente despreocupaci¨®n, voluntad m¨¢s o menos expresa de provocar o desprecio por las obras repeinadas, genera espect¨¢culos precisamente despeinados, imperfectos por vocaci¨®n, concebidos, parece, tan a salto de mata como la vida de un n¨®mada. Quien no asista los mismos habiendo interiorizado sus leyes internas se sentir¨¢ como un musulm¨¢n asistiendo a un Bar Mitzvah: entre irritado y desubicado.
Decenas de invitados ayudaron a Pau a reconstruir, ?deconstruir?, las gemas de ¡°Dioptr¨ªa¡± en un espect¨¢culo sin nombre rutilantes que dio p¨¢bulo a artistas que viven por debajo de la popularidad. Muy Pau Riba. Como ¨¦l mismo, descalzo, desafinando inveteradamente, errando sin sonrojo y ajust¨¢ndose en exclusiva a las ¨²nicas normas que respeta, las que se dicta ¨¦l mismo, normas aparentemente no muy numerosas pero no por ello sencillas de respetar. Blindarse ante la opini¨®n ajena no es f¨¢cil en tiempos de exhibicionismo, seguir en solitario el camino trazado por uno mismo precisa de una convicci¨®n casi arraigada en el adn, y fiarse tanto de la capacidad de emp¨¢tica comprensi¨®n del p¨²blico es una muestra de seguridad como m¨ªnimo valiente y sin duda arriesgada. Pero ah¨ª estuvo Pau, cuyo ¨²nico riesgo verdaderamente serio es convertirse en una reliquia, el recuerdo de una ¨¦poca cuyo mayor activo es su propia existencia. Ser¨ªa una l¨¢stima trat¨¢ndose de un creador de su talla.
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