?Est¨¢n los mayores seguros en las residencias?
El v¨ªdeo del maltrato a dos ancianas en una residencia de Madrid ha provocado preguntas sobre qui¨¦n controla a un sector cada vez m¨¢s lucrativo
Cuando Mar¨ªa y Laura (nombres ficticios) vieron las im¨¢genes grabadas por una c¨¢mara oculta en las que tres trabajadores de la residencia Los Nogales en Hortaleza maltrataban a dos ancianas, un escalofr¨ªo les recorri¨® el cuerpo. Su padre de 87 a?os perdi¨® la vida en otro centro del grupo Los Nogales, en Pac¨ªfico. Ellas volvieron mentalmente a aquella ma?ana aciaga del 24 de septiembre de 2016, en la que su padre, que andaba con dificultad, subi¨® desde la planta baja de la residencia, cogi¨® el ascensor, camin¨® hasta su habitaci¨®n, abri¨® la puerta con su llave, empuj¨® la silla hacia la ventana, se subi¨® a ella y se lanz¨® al vac¨ªo. ¡°Hemos revivido nuestro drama. Nuestro padre se tir¨® por la ventana a los seis meses de ingresarlo. Y nos estamos planteando denunciarlo para que se investigue¡±, explica Mar¨ªa.
Las im¨¢genes del maltrato en Hortaleza, que adelant¨® el mi¨¦rcoles la cadena SER, han preocupado a las personas que tienen familiares ingresados en residencias; la informaci¨®n conocida tras la aparici¨®n del v¨ªdeo no ha servido para calmarles. La residencia no traslad¨® al Gobierno regional las quejas que uno de los hijos de las ancianas present¨® por las heridas causadas por los trabajadores. La Comunidad de Madrid tampoco ha sabido responder a las preguntas de los periodistas sobre si alguno de los tres trabajadores, denunciados por la Fiscal¨ªa, est¨¢ trabajando en alguna residencia concertada de la regi¨®n.
El caso suscita dudas sobre si se controla suficientemente a un sector que acoge a un n¨²mero cada vez mayor de madrile?os. La cifra total de plazas en centros residenciales de mayores era de 51.488 en 2018. La demanda ir¨¢ en aumento conforme envejece la poblaci¨®n: En la Comunidad de Madrid viv¨ªan 360.615 personas mayores de 80 a?os en enero de 2018, fecha del ¨²ltimo padr¨®n. Es un 5,4% de la poblaci¨®n en la regi¨®n, casi el doble que hace 20 a?os cuando ese grupo de edad supon¨ªa el 2,9%.
Para las hijas del hombre que se quit¨® la vida en 2016, el v¨ªdeo es una prueba que confirma sospechas de negligencia aparcadas durante este tiempo. Se emocionan todav¨ªa cuando rememoran aquellos d¨ªas. ¡°Ingresamos en este centro a mi madre, que ten¨ªa alzh¨¦imer, y a mi padre, que estaba muy bien de la cabeza. Pagamos m¨¢s de 4.600 euros al mes para que los atendieran bien a los dos. Nos explicaron que se ocupar¨ªan de ellos un equipo de psic¨®logos, m¨¦dicos, enfermeros, terapeutas¡¡±, explica Laura. ¡°Me aseguraron que mi padre iba a tener un plan de atenci¨®n personalizado, y est¨¢ claro que no fue as¨ª. Nadie lo vio aquella ma?ana. ?Qu¨¦ atenci¨®n estaba recibiendo? Creo que fue una negligencia y una falta de cuidado por parte de la residencia. Ha sido una falta de observaci¨®n y de control¡±, a?ade Mar¨ªa.
Hay muchos otros familiares con quejas. La percepci¨®n de las familias es que el trato en las residencias de la regi¨®n ha empeorado, seg¨²n dijo el?Defensor del Pueblo en marzo de 2018 en la Asamblea de Madrid.?El Defensor dijo que en los ¨²ltimos tres a?os ha recibido un aumento de reclamaciones sobre el funcionamiento y la atenci¨®n en los centros.
Los sindicatos hablan de pocos controles y falta de transparencia. El Gobierno regional impuso el a?o pasado 41 sanciones, pero al ser requeridas por este peri¨®dico no revel¨® ni los motivos ni la identidad de los sancionados.
M¨¢s all¨¢ de las incidencias concretas, el Defensor del Pueblo ha detectado como problema com¨²n a muchas residencias la insuficiencia de personal, especialmente en turnos de tarde, noche o fines de semana. La Consejer¨ªa de Pol¨ªticas Sociales y Familia ha adoptado un Plan de Residencias 2017-2020 que contempla un incremento de las plantillas de residencias en m¨¢s de 1.000 trabajadores. Prev¨¦n un aumento superior al 25% en la plantilla de enfermeros y del 15% en auxiliares de enfermer¨ªa. Los trabajadores de los centros tambi¨¦n est¨¢n recibiendo desde 2018 formaci¨®n en humanizaci¨®n, valores fundamentales e inteligencia emocional y ¨¦tica.
Cuidados prestados por el sector privado
La delegaci¨®n del cuidado de ancianos en el sector privado es un motivo por el que muchos alertan de que es urgente introducir m¨¢s controles. El sector ha vivido una bonanza que ejemplifica el caso del grupo Los Nogales. Abri¨® su primera residencia en Madrid en 1975, cuando apenas hab¨ªa centros de este tipo, y ahora tiene 10 en la Comunidad. Factur¨® m¨¢s de 27 millones de euros en 2016, ¨²ltimo ejercicio disponible en el Registro Mercantil. Entonces ten¨ªa 1.075 empleados.
¡°La llegada de la iniciativa privada a la atenci¨®n a personas mayores est¨¢ haciendo que la calidad de la atenci¨®n est¨¦ en peligro¡±, dice Matilde Fern¨¢ndez, exdiputada madrile?a por el PSOE (2003-2015) que promovi¨® normas para mejorar los controles de los centros.?
Seg¨²n las hijas del fallecido en 2016, la direcci¨®n del centro no les aport¨® una reconstrucci¨®n de los hechos ni les dijo qui¨¦n fue la ¨²ltima persona que lo vio. ¡°Eso apunta a que no hab¨ªa nadie en recepci¨®n¡±, se?ala Laura. Tampoco les dieron el informe policial. La residencia no ha respondido a las llamadas de este peri¨®dico.
Las hijas pusieron una reclamaci¨®n ante el centro pero ni la direcci¨®n ni la Comunidad les respondieron. ¡°Una enfermera le dio a mi padre una dosis err¨®nea de Sintrom. Eso es muy peligroso, porque puede causar un ictus¡±, dice Mar¨ªa. De todos modos, a diferencia de lo ocurrido en Hortaleza, nunca notaron s¨ªntomas de maltrato. Tras la muerte, la direcci¨®n les sugiri¨® que sacaran de all¨ª a su madre, para que no se enterara de nada. La mujer, que este verano cumple 90 a?os, est¨¢ ahora en otra residencia en un pueblo de Madrid. ¡°Pens¨¢ndolo ahora, con el tiempo, creemos que quer¨ªan deshacerse del problema¡±, dice una hija.
Una ma?ana en Los Nogales
La televisi¨®n de la recepci¨®n emite im¨¢genes de residentes disfrazados que lo pasan bien en una fiesta de carnaval. Una anciana sale de un ascensor, y se?ala a la televisi¨®n de plasma con su bast¨®n: ¡°Esto es del a?o catap¨²n. De las que salen solo conozco a una, y ya muy viejita¡±.
Los primeros sorprendidos por las im¨¢genes que se han conocido esta semana en las que tres trabajadores de este centro agreden e insultan a residentes son los vecinos. Puri paseaba por el barrio de Hortaleza ayer por la ma?ana de la mano de dos amigas. Las tres vienen hablando precisamente de Los Nogales. ¡°Yo esta residencia incluso la recomendaba a mis conocidas. Te vas a tomar un caf¨¦ all¨ª y est¨¢ todo tan limpio y tan bien¡ Yo tengo una amiga dentro, pero ella no ha tenido ning¨²n problema porque se puede valer por s¨ª misma¡±. El problema, explica la vecina, estriba en las personas dependientes.
Vivir en Los Nogales (350 plazas) cuesta m¨¢s de 1.800 euros al mes. A cambio, los residentes disfrutan de estancias compartidas, sal¨®n de juegos, terrazas donde tomar el sol, comedores con men¨²s preparados por nutricionistas y salas para ejercitarse con fisioterapeutas y animadores. Como servicios adicionales que se pagan aparte, pueden optar a peluquer¨ªa, pod¨®logo y masajes.
Las habitaciones est¨¢n limpias y ordenadas. Nada hace pensar que en este lugar puedan darse situaciones como las que se han podido ver esta semana. Carlos es vecino del barrio desde hace tantos a?os que, cuando se presenta, siempre hace la misma broma: ¡°Cuando yo nac¨ª los ni?os no exist¨ªan¡±. ?l es partidario de no meter a todos los trabajadores en el mismo saco: ¡°Por tres trabajadores no se deber¨ªa juzgar a todos los que est¨¢n all¨ª dentro¡±.
En una mesa que hay frente a la entrada est¨¢ el comunicado del comit¨¦ de empresa. ¡°Queremos recalcar la labor de los trabajadores y su vocaci¨®n por los mayores y el poco reconocimiento que reciben de la sociedad¡±. Una empleada del centro sostiene lo mismo: ¡°Al final, por tres malos profesionales contra los que la residencia ya se ha personado pagamos todos¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.