Enganchados al ¡®piti¡¯ en prisi¨®n

"Mi Bea¡±, exclama Driss Khorsi, sobre la enfermera Beatriz Armenteros que lleva un mes y medio ayud¨¢ndolo para que deje de fumar. ¡°Al final me dije ¡®esta mujer se est¨¢ preocupando por m¨ª¡¯¡±, explica en la enfermer¨ªa de la prisi¨®n de Quatre Camins sobre los elementos que le sirvieron como acicate para dejar el tabaco. Driss ten¨ªa solo un miedo: engordar. Hace seis a?os pesaba 137 kilos. ¡°Fui a ver al monitor de gimnasio y me convenci¨® de que no iba a engordar¡±. As¨ª ha sido: hoy pesa 88 kilos, incluso menos que cuando empez¨®. En su familia le llamaban el ¡°apestoso¡±, bromea, porque era el ¨²nico que fumaba. El lunes vieron al nuevo Driss, desenganchado del tabaco, en su primer permiso despu¨¦s de 14 a?os encerrado por homicidio.

Los departamentos de Justicia y Salud se han propuesto luchar contra el tabaquismo en las prisiones con el primer programa piloto que se implantar¨¢ a partir del 31 de mayo, D¨ªa Mundial Sin Tabaco, en Quatre Camins. Lo que pudiera parecer el ¨²ltimo de los problemas de un preso es en ocasiones un agujero, y no solo de humo. ¡°Hay gente ahogada con la deuda del tabaco: de 2 a 10 paquetes¡±, cuenta Hicham Mezroui, de 25 a?os. Cuando no tienen tabaco, algunos internos piden prestado a quienes tienen, como una suerte de banca, pero toca devolverlo con intereses. El cigarro es una ¡°moneda de cambio¡±.

El enfermero Javier Calvo lo escucha asintiendo con la cabeza. De su experiencia en Quatre Camins, explica que los presos fuman sobre todo cuando est¨¢n solos en sus celdas, donde pasan muchas horas encerrados. En las c¨¢rceles catalanas, el 75% de los presos fuma, el triple de la media en Catalu?a. ¡°Tres de cada cuatro¡±, subraya en rueda de prensa en Quatre Camins la consejera de Justicia, Ester Capella. Se trata de un plan personalizado para los internos y una nueva filosof¨ªa, con celdas sin humos para todos aquellos presos que lo pidan, con la intenci¨®n de cuidar tambi¨¦n de quien no fuma.

Todos los internos entrevistados aseguran que encerrados fuman m¨¢s. ¡°El que no fumaba, fuma; el que lo hab¨ªa dejado, vuelve; el que fumaba, fuma m¨¢s¡±, resume la enfermera Armenteros. Algunos llegan ya con un bagaje complicado, como Julio Ortega, de 59 a?os. Empez¨® a los ¡°tres o cuatro¡± a?os comi¨¦ndose las colillas. A los 12, ¡°ya iba con el paquete en el bolsillo¡±. Ahora est¨¢ satisfecho: ha pasado de dos paquetes diarios a dos o tres semanales, dice, mientras tapa con un capuch¨®n de boli un cigarro que ha encendido un momento. Fumar es tambi¨¦n una manera de pasar el tiempo para personas como ¨¦l, que lleva 14 a?os en prisi¨®n por un doble asesinato y a¨²n le quedan un par para salir de la c¨¢rcel.

¡°El tabaco es un ladr¨®n¡±, resume E. M, de 49 a?os. Si la esperanza de vida est¨¢ en los 86, dice, ¡°te quita al menos 20 a?os¡±. Y con esa filosof¨ªa est¨¢ dispuesto a que a ¨¦l no le pase. Todav¨ªa est¨¢ lejos ¡ªse fuma un paquete diario¡ª pero tiene la voluntad. ¡°Cuando fumo, lleno el vac¨ªo del hambre¡±, admite. Oriol Serra, t¨¦cnico de deporte, cree que la clave es que empiecen a hacer deporte y as¨ª se den cuenta de que necesitan dejar de fumar: ¡°El tabaco es el ¨²ltimo de los malos h¨¢bitos que se abandona¡±.