Los Estanques, un matrimonio a cuatro bandas a vueltas con la psicodelia
La banda c¨¢ntabra que comparte piso en Pueblo Nuevo exhibe su tercer ¨¢lbum, original, admirado y perseguido por la mala suerte
Hay discos que llegan, como los chiquillos, con el pan debajo del brazo. Y hay otros, muy al contrario, que parecen convocar la fatalidad y el mal fario. Los Estanques, el tercer y hom¨®nimo ¨¢lbum de este cuarteto c¨¢ntabro afincado en Madrid, cumple ambos requisitos a la vez. Por un lado, pocos trabajos han recibido en los ¨²ltimos meses -incluso a?os- elogios tan entusiastas en los medios especializados, convencidos de que nos encontramos ante una de las bandas m¨¢s inspiradas e innovadoras en la historia del rock progresivo y psicod¨¦lico nacional. Por otro, su edici¨®n les ha coincidido a estos chavales con una oleada de robos, accidentes de circulaci¨®n y percances tan aparatosos como para creer en el mal de ojo.
Ha coincidido todo. Los Estanques programaron la irrupci¨®n de su tercera entrega para el viernes 22 de febrero: 13 cortes, mucha chicha, guitarrazos por doquier, ¨®rganos que ululan, letras desbordadas, una portada tan caleidosc¨®pica como sus contenidos y un acr¨®nimo divertido en ella, a modo de etiqueta: PPP (pop progresivo psicod¨¦lico). Seis d¨ªas antes, el s¨¢bado 16, la banda se preparaba en unos locales de ensayo de Suanzes para ensayar ese repertorio. Dejaron la furgoneta abierta, en un descuido, y un par de minutos despu¨¦s hab¨ªa desaparecido de ella el ordenador y el disco duro con la copia de seguridad del que iba a ser su cuarto ¨¢lbum. Salvo que el material reaparezca, y nada invita al optimismo a estas alturas, todo ese trabajo ¨ªmprobo se habr¨¢ perdido para siempre.
El santanderino ??igo Bregel, de 28 a?os, cantante, multiinstrumentista y compositor de la formaci¨®n alterna resignaci¨®n y exabruptos como viva encarnaci¨®n de la elocuencia. Son las cuatro de la tarde, a¨²n no ha comido y rebusca en la secci¨®n de platos preparados del Carrefour antes de responder: ¡°Esto nos pasa por vivir en la puta era digital. A nuestros padres no les habr¨ªa sucedido. Asistimos a los tiempos en que todo se va tan r¨¢pido como llega, y eso no mola¡±. Por eso ha desistido de exprimirse la mollera para recordar y recobrar lo sustra¨ªdo. ¡°Era un trabajo tem¨¢tico en torno a la figura de Malcolm Scarpa. Personajes apostados en un bar hablaban sobre este m¨²sico maldito. Ahora que el tema conceptual se ha ido a la mierda, grabaremos otro ¨¢lbum del que ya sabemos el t¨ªtulo: Este no es el cuarto disco de Los Estanques¡±, revela con una risa amarga.
Nada m¨¢s producirse el robo, Bregel sufri¨® un aparatoso accidente de moto en plena M-30. ¡°Buah, una movida. Sal¨ª volando por encima de un coche, pero ca¨ª de pie. ?Menuda hostia!¡±, exclama. Para no ser menos, el guitarrista y corista Germ¨¢n Herrero (Santander, 29 a?os) se qued¨® una madrugada tan dormido en la l¨ªnea 5 del metro, despu¨¦s de una noche demasiado intensa, que le dio tiempo a recorrerla un par de veces de principio a fin. Cuando despert¨®, en sus bolsillos ya no quedaba rastro del m¨®vil ni de la cartera. ¡°Imag¨ªnate como ir¨ªa¡±, resume ??igo ante el gesto apesadumbrado de su compa?ero. Y decreta: ¡°Entre unas cosas y otras, llevamos unos meses d¨¢ndole mucha ca?a al grupo. Si no, te pones a pensar en la vida, y eso es malo. Nos hemos vuelto escapistas, con el agravante de que en Santander ten¨ªamos olas para surfear y aqu¨ª el escapismo es la fiesta¡¡±.
"Como no hay sexo de por medio, todo marcha bien"
Porque ??igo, Germ¨¢n, Fernando y Andrea, los cuatro estanques, tienen algo de hermandad. Se conocen desde muy ni?os, los dos primeros ejercen como profesores de guitarra en la escuela Yamaha y todos se mudaron juntos a Madrid en septiembre de 2017 ¡°a buscarse la vida¡±. Alquilaron un piso por Pueblo Nuevo donde conviven en un permanente ejercicio de retroalimentaci¨®n sonora, sin ¡°apenas¡± toques de atenci¨®n por parte del vecindario. ¡°Nos pasamos todo el santo d¨ªa haciendo m¨²sica¡±, confirma Bregel. ¡°Tenemos un punto jipi, pero jipi de verdad, no como esos que m¨¢s bien son pijos con pintas. Nosotros funcionamos como una especie de matrimonio m¨²ltiple, a cuatro bandas. Y como no hay sexo de por medio, tampoco surgen conflictos y todo marcha bien¡¡±.
Cuando no son ellos los que tocan, en el pisito de Pueblo Nuevo suenan viejas glorias del rock progresivo, desde Genesis a Emerson Lake & Palmer, cada vez m¨¢s soul y, claro, mucho Beatles. ¡°Ellos son la puta biblia¡±, concluye ??igo Bregel con su caracter¨ªstico verbo encendido. ¡°No puede haber ning¨²n m¨²sico de verdad al que no le gusten los Beatles. ?Es como si no te molaran Bach o Beethoven!¡±. Y, aunque ya sea casi la hora de la merienda, mordisquea el primer s¨¢ndwich de la jornada. Los horarios del m¨²sico joven: eso s¨ª que es pura psicodelia.
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