Antoni Fabr¨¦s ¡®recupera¡¯ su espacio en el MNAC
El museo expone 147 obras de este pintor olvidado durante d¨¦cadas
Antoni Fabr¨¦s (1854-1938) opt¨® en 1875 a una pensi¨®n para seguir sus estudios en Roma. El tema del examen era Abel muerto, que realiz¨® en ocho horas. Su trabajo, que mostraba a un hombre de gran fortaleza a pesar de su cuerpo juvenil, se impuso al de los otros alumnos de la Llotja y Fabr¨¦s viaj¨® a Roma con la intenci¨®n de alcanzar el prestigio y la fama que tuvo Mariano Fortuny, fallecido un a?o antes. Con apenas 18 a?os, Fabr¨¦s ten¨ªa tan claro que merec¨ªa la gloria que no dud¨® en abandonar la escultura por la pintura convencido de que as¨ª la conseguir¨ªa. Y as¨ª fue. Pero tras su muerte en 1938 cay¨® en el m¨¢s absoluto de los olvidos hasta que en 2014 el Museo Nacional de Arte de Catalu?a, MNAC, sac¨® de sus nutridos fondos unas cuantas de sus obras y las instal¨® en la permanente del arte del siglo XIX.
Ahora le dedica la exposici¨®n monogr¨¢fica Antoni Fabr¨¦s. De la gloria al olvido (hasta el 29 de septiembre), en la que pueden verse 147 pinturas, dibujos y esculturas (entre ellas su primigenio Abel muerto, que conserv¨® toda su vida), adem¨¢s de material documental que permite descubrir a un gran retratista; unas obras que muestran su car¨¢cter poli¨¦drico m¨¢s all¨¢ del orientalismo y del historicismo pompier con el que la historiograf¨ªa siempre se le ha descrito de forma somera.
La muestra, comisariada por Aitor Quiney, repasa la trayectoria vital (de Barcelona a Roma, luego Par¨ªs y Ciudad de M¨¦xico, con vuelta a Roma) de este artista vers¨¢til y virtuoso autor de potentes retratos de personajes de gran expresividad y refinamiento que miran a los ojos del espectador, sean sus hijas, burgueses (sus clientes preferidos) ricamente vestidos o mendigos, borrachos, mosqueteros y espadachines, frailes, campesinos, locos y ancianos, con los que realiza una cr¨ªtica ¨¢cida a la sociedad. All¨¢ por donde fue cosech¨® un ¨¦xito considerable. En los primeros a?os triunfaron sus obras orientalistas, como su homoer¨®tico Reposo del guerrero (1878), esclavos y ladrones en mercados o interiores de harenes y mezquitas ¡°aunque no conoc¨ªa el norte de ?frica¡±, explic¨® Quiney.
En los a?os ochenta del siglo XIX era considerado el mejor acuarelista del mundo. Entre 1894 y 1902 particip¨®, de forma asidua, en los salones de los Campos El¨ªseos con obras como Los borrachos, homenaje a Vel¨¢zquez, que hoy est¨¢ en el Museo Nacional de M¨¦xico. En 1915 pint¨® el retrato del papa Benedicto XV y tras ceder la obra al Vaticano la Casa Real italiana se convirti¨® en su cliente. En M¨¦xico moderniz¨® la pintura del pa¨ªs y fue maestro de los entonces desconocidos Diego Rivera y Jos¨¦ Clemente Orozco, que liderar¨ªan el muralismo del pa¨ªs. A Rivera y a Saturnino Herr¨¢n, otro de sus alumnos, los pint¨® en sendas obras identificadas ahora durante la investigaci¨®n realizada por Quiney. En la exposici¨®n, a las obras del MNAC se han sumado piezas provenientes del Prado, Can Mercader (Cornell¨¤), la Diputaci¨®n de Barcelona o una colecci¨®n particular de G¨¦nova.
Gabinete acumulativo
Con todas ellas el comisario ha creado una especie de pinacoteca y gabinete acumulativo cl¨¢sico, al disponer los cuadros en la sala en diferentes pisos, sin cartelas explicativas, para transmitir la atm¨®sfera de los singulares talleres (llenos de armas, muebles y disfraces) en los que trabaj¨® Fabr¨¦s durante 60 a?os.
En 1925 Fabr¨¦s hizo una donaci¨®n de 225 obras a la ciudad de Barcelona que la Junta de Museos acept¨®. A cambio de dar las obras, Fabr¨¦s obtuvo una pensi¨®n vitalicia (en un momento en el que comenz¨® a sufrir problemas econ¨®micos) y la Junta, con Joaquim Folch i Torres a la cabeza, ofreci¨® el Sal¨®n de la Reina Regente del Museo de Bellas Artes, que luego acab¨® siendo el MNAC, como el lugar para exponer de forma permanente su obra. Pero la decisi¨®n fue fuertemente criticada y se le neg¨® la pensi¨®n y las obras se retiraron hasta ahora. ¡°Al final de sus d¨ªas sufri¨® una especie de trastorno que le llevaba a escribir unos textos delirantes en los que hablaba de s¨ª mismo como si fuera otro¡±, explic¨® el director del MNAC, Pepe Serra, que dijo que la muestra ha costado 120.000 euros, incluido el excelente cat¨¢logo que ha permitido reunir todas sus obras y conocer su biograf¨ªa para que Antoni Fabr¨¦s no vuelva a caer en el olvido.
Un soldado oculto bajo un manto de nieve
Para la muestra se han restaurado 105 de las 147 obras, afectadas por el hecho de que Fabr¨¦s las llevaba desmontadas, enrolladas y dobladas de un sitio para otro. En una de las pinturas m¨¢s grandes, Desierto blanco, Mireia Mestre, responsable del ¨¢rea de Restauraci¨®n y Conservaci¨®n Preventiva del MNAC ha descubierto que en primero pint¨® un soldado muerto junto a su bayoneta y luego el pintor lo tap¨® bajo una capa de nieve blanca. La reflectograf¨ªa ha permitido leer una inscripci¨®n subyacente con el primer t¨ªtulo: ?Centinela alerta! y la inscripci¨®n: "1870 Guerra franco-prusiana".
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