La divisi¨®n de las bases entre ERC y el PSC abre un dilema para Colau
Los militantes celebran asambleas de distrito mientras llega el plenario del d¨ªa 7 en el que esperan conocer la propuesta de la direcci¨®n
La alcaldesa en funciones de Barcelona, Ada Colau, afronta la decisi¨®n m¨¢s trascendental de su carrera pol¨ªtica. Tras perder las municipales ante ERC, la l¨ªder de los comunes defiende un tripartito con los republicanos y el PSC, pero los vetos cruzados lo hacen inviable. Las alternativas son pactar con ERC y no tener la alcald¨ªa; o tenerla gobernando con el PSC y los votos de Valls. Mientras mantiene la inc¨®gnita, sus bases, que tienen que votar cualquier acuerdo, est¨¢n divididas.
¡°Estamos muertos si pactamos con los indepes¡±.¡°Estamos muertos si aceptamos los votos de Valls, aunque solo sea para la investidura¡±. ¡°Estamos muertos si Colau no es alcaldesa¡±. Son tres opiniones recabadas en los ¨²ltimos d¨ªas entre militantes y cuadros de la formaci¨®n. La direcci¨®n guarda silencio y llama por WhatsApp y Telegram a ¡°debatir con calma¡±, ¡°respetando todas las opiniones¡± y ¡°sin prisas¡±. ¡°En pol¨ªtica, gobernar los tiempos es importante¡±, afirma un edil.
Barcelona en com¨², que a¨²n no ha cumplido cinco a?os de vida?¡ªuna confluencia entre el n¨²cleo de Colau, ICV y Podemos¡ª, se enfrent¨® en oto?o de 2017 al dilema de si romp¨ªa el acuerdo de Gobierno que manten¨ªan con el PSC tras el apoyo de los socialistas a la aplicaci¨®n del art¨ªculo 155 en Catalu?a. Entonces, Colau mantuvo silencio. Sin su influencia, las bases optaron por romper, una decisi¨®n que, con distancia, se ha asumido que fue un error. Ahora la clave para que no se rompa el partido, apunta una fuente pr¨®xima a la direcci¨®n, es ¡°tener a todos los concejales compactados y lograr un alto porcentaje de apoyo a la decisi¨®n que se tome¡±.
Cualquier acuerdo de la direcci¨®n tiene que ser sometido a una votaci¨®n de las bases, que ser¨¢ vinculante. No son pocos los que consideran que la l¨ªder de los comunes debe tomar partido. Todo ello con presiones en las redes sociales (b¨¢sicas para entender el mundo de la formaci¨®n) y asumiendo que ¡°habr¨¢ costes, siempre los hay¡±. La direcci¨®n ha convocado un plenario (la reuni¨®n m¨¢s amplia de la formaci¨®n) el viernes 7 en el que se espera que acuda con propuestas concretas.
Las asambleas de distrito est¨¢n contando con una gran participaci¨®n. Son las m¨¢s masivas que se recuerdan. Congregan a los que han picado piedra desde el inicio (gente de los movimientos sociales; con militantes m¨¢s, menos o nada independentistas en los dos sectores) y tambi¨¦n activistas que se acercaron a la formaci¨®n durante la campa?a electoral. En s¨ªntesis, debaten cuatro escenarios. Uno, el oficial que defiende Colau, aunque se antoja inviable por los vetos mutuos entre independentistas y socialistas, es el tripartito entre comunes, ERC, PSC (que sumar¨ªan 28 de 41 concejales). Dos: gobernar con ERC, una suma de 20 ediles sin tener la alcald¨ªa. Tres: pactar un Gobierno con el PSC y con Colau investida alcaldesa con los votos de Valls. Y cuatro: pasar a la oposici¨®n.
Quienes apoyan gobernar con ERC se?alan que con 20 ediles ser¨ªa f¨¢cil aprobar proyectos. Pero otros opinan que gobernar con?Ernest Maragall ser¨ªa ¡°el fin de Barcelona en com¨²¡±, porque supondr¨ªa no tener la alcald¨ªa, y dejar la ciudad en manos del independentismo, a riesgo de ¡°replicar la par¨¢lisis de la Generalitat¡±. El candidato de ERC, argumentan, tensionar¨ªa con la cuesti¨®n independentista. La n¨²mero dos de los republicanos, adem¨¢s, es Elisenda Alamany, que hab¨ªa formado parte de los comunes y es considerada una tr¨¢nsfuga. Sus relaciones con la direcci¨®n son p¨¦simas. Entre los argumentos contrarios a pactar con ERC tambi¨¦n pesa que durante el pasado mandato los republicanos bloquearon grandes proyectos y que las consejer¨ªas gobernadas por ERC en la Generalitat son, dicen quienes rechazan este pacto, las que menos pol¨ªticas sociales han hecho.
La otra alternativa que est¨¢ sobre la mesa es aceptar para la investidura los votos del candidato de Barcelona pel Canvi Manuel Valls, y pactar un Gobierno con el PSC. La rechazan militantes que ven en Valls ¡°el candidato de las ¨¦lites¡± y entienden que traicionar¨ªa la esencia de Barcelona en com¨². Adem¨¢s, advierten de que, por mucho que diga el ex primer ministro franc¨¦s, ¡°no hay nada gratis¡±.
Quienes, por contra, apoyan el pacto con el PSC son los m¨¢s reacios a pactar con los independentistas y los que priman que Colau siga al mando de la ciudad. ¡°Aceptar los votos de Valls es un mal menor, la ¨²nica manera de mantener las pol¨ªticas de izquierdas y de que Colau acabe su ciclo¡±, dice otra voz pr¨®xima a la direcci¨®n, que a?ade que ser¨¢ en los pr¨®ximos a?os cuando los comunes podr¨¢n lucir obra de gobierno e inversiones: entregar las llaves de 4.600 pisos, inaugurar equipamientos y obras...
La misma voz insiste en que Colau ¡°es alcaldesa, l¨ªder de la formaci¨®n y del resto de marcas de los comunes, sin ella se tambalear¨¢ todo¡±. A favor del pacto con el PSC est¨¢n tambi¨¦n quienes temen que las dos principales instituciones de Gobierno catalanas est¨¦n en manos del independentismo. Adem¨¢s, recuerdan que Colau ya gobern¨® durante un a?o y medio con el PSC: se conocen y la alianza funcion¨®.
Las bases tambi¨¦n han sugerido pactar con ERC, pero reparti¨¦ndose la alcald¨ªa: dos a?os Maragall y dos Colau. Una idea ¡°peligrosa¡±, resume un cuadro, ¡°porque con el convulso escenario pol¨ªtico nadie es capaz de asegurarse una mayor¨ªa dentro de dos a?os¡±. Los menos sugieren aceptar la derrota, pasar a la oposici¨®n, que Maragall conozca lo dif¨ªcil que es gobernar en minor¨ªa, y plantear m¨¢s adelante una cuesti¨®n de confianza.
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