Valls, el ¨²ltimo golpe de un pol¨ªtico fiel a s¨ª mismo
Al anunciar su apoyo a Colau, para frenar a Maragall, el ex primer ministro marca su propia l¨ªnea, como en Francia
Hay pol¨ªticos que no se dejan encasillar ni disciplinar, aunque as¨ª se arriesguen a incomodar a sus mejores aliados. Cuando hace poco menos de un a?o Manuel Valls ultimaba la decisi¨®n de abandonar Francia y presentarse a la alcald¨ªa de Barcelona, ya avis¨®: ¡°No me he marchado del Partido Socialista Franc¨¦s para ser un hombre de partido¡±.
El ex primer ministro franc¨¦s ha fracasado en la ambici¨®n de gobernar su ciudad natal, pero mantiene la alergia a la disciplina partidista y el empe?o en marcar su propia l¨ªnea. Al ofrecer los votos de sus seis concejales, sin condiciones, para una reelecci¨®n de Ada Colau como alcaldesa, Valls ha vuelto a demostrar por qu¨¦ es un electr¨®n libre, un pol¨ªtico con una agenda y unas ideas propias, dif¨ªcil de controlar dentro de una estructura organizada.
La decisi¨®n ha causado una mezcla de extra?eza, desconfianza y aplausos. ¡°Creo que nos sorprendi¨® a todos¡±, dijo la alcaldesa en funciones a La Sexta.
Valls ha dado un giro en su discurso. Para ¨¦l, durante la campa?a los comunes eran un populismo de izquierdas tan pernicioso como el independentismo. Su prioridad ahora es evitar que el separatismo, con ERC y su candidato Ernest Maragall, obtengan la alcald¨ªa. ¡°La pol¨ªtica es frecuentemente tomar la decisi¨®n menos mala¡±, justific¨® el pol¨ªtico hispanofranc¨¦s. Ciudadanos replic¨® a la propuesta de su candidato: el partido s¨ª negociar¨ªa, y con condiciones, pero solo con el candidato socialista, Jaume Collboni, no con Colau. No es el primer desencuentro. Valls ya hab¨ªa desafiado a Albert Rivera cuando se neg¨® a subir al escenario en la pol¨¦mica manifestaci¨®n unitaria de la derecha en la plaza Col¨®n de Madrid, o cuando amenaz¨® con romper con Ciudadanos si este partido llegaba a alg¨²n pacto con Vox.
El notario y comentarista pol¨ªtico Juan Jos¨¦ L¨®pez Burniol, que ha tratado con Valls durante su etapa barcelonesa, cree que la tradici¨®n francesa ayuda a explicar su actitud tras las elecciones municipales del 26 de mayo. ¡°La pol¨ªtica francesa tiene un respeto por las instituciones y la democracia por encima de los partidos¡±, dice Burniol. ¡°Cuando ven que est¨¢ en peligro la Rep¨²blica y el Estado de derecho se producen acuerdos por parte de fuerzas dispares¡±.
Valls ha aludido estos d¨ªas al paralelismo de mayo de 2002, cuando, en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, los socialistas franceses como ¨¦l votaron en masa a su rival, el candidato de la derecha Jacques Chirac, para frenar al ultraderechista Jean-Marie Le Pen.
Su antiguo director de comunicaci¨®n, Harold Hauzy, menciona tambi¨¦n la decisi¨®n, a principios de 2017, de no apoyar a Beno?t Hamon, el candidato de su partido, el socialista (PS), a las elecciones presidenciales y pedir el voto por el entonces joven exministro Emmanuel Macron, que acab¨® derrotando a Marine Le Pen, hija de Jean-Marie. ¡°En los momentos de las decisiones determinantes, no duda, aunque en los aparatos pol¨ªticos suscita inquietud e incluso agresividad hacia ¨¦l¡±, asegura.
Hauzy explica que, siendo alcalde de la ciudad de ?vry, Valls ya gobern¨® con los comunistas, y recuerda c¨®mo m¨¢s tarde, siendo primer ministro tendi¨® la mano a la oposici¨®n de derechas. En esta misma ¨¦poca, Valls avisaba de que la socialdemocracia estaba superada, aunque al mismo tiempo era una de las figuras destacadas del PS. ¡°Su referencia pol¨ªtica son hombres de Estado como Clemenceau, que hicieron prevalecer el inter¨¦s general por encima de los intereses partidistas¡±, dice su exconsejero.
El reverso de este m¨¦todo es su capacidad de causar recelos en las organizaciones a las que pertenece. Sectores de la izquierda del PS le culparon de derechizar el partido y precipitar su fin. El semanario sat¨ªrico Le Canard Encha?ne, atribuy¨® a Macron esta frase sobre Valls: ¡°No me f¨ªo de ¨¦l, porque a¨²n lo creo capaz de enredar¡±. El nuevo partido de Macron, La Rep¨²blica en marcha (LREM), no lo quiso como candidato a las elecciones legislativas y Valls acab¨® sent¨¢ndose en la Asamblea Nacional como independiente adscrito a LREM.
En Espa?a, como en Francia, la estrategia de Valls ha consistido en consolidar su propia marca sin casarse con partidos o facciones. ¡°Los partidos ya no pueden representar totalmente a la sociedad. Hemos de salir de esta l¨®gica¡±, explica ¨¦l mismo.
El m¨¦todo Valls combina una ret¨®rica a veces polarizadora con opiniones que rompen con la pol¨ªtica de trincheras. Ha elogiado aspectos de la acci¨®n de Jordi Pujol en un mitin junto a Rivera, que dif¨ªcilmente pronunciar¨ªa palabras similares sobre el patriarca del nacionalismo catal¨¢n. Tampoco ha tenido problema en admitir que Colau ha gestionado bien la eliminaci¨®n de los pisos tur¨ªsticos ilegales, y esta semana se ha declarado partidario de que el socialista ?ngel Gabilondo presida la Comunidad de Madrid con el apoyo de Ciudadanos.
Si hay un hilo que une al Valls de Francia con el de Barcelona es su apuesta por una entente entre la socialdemocracia y los liberales. Tambi¨¦n una militancia unipersonal: el partido de Valls es Valls, y sus principios. El mi¨¦rcoles, al anunciar su intenci¨®n de apoyar a Colau, lo dej¨® claro: ¡°Me quedo aqu¨ª, con mis principios y mi ¨¦tica, y esto os lo tendr¨¦is que tragar¡±.
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