Daddy Yankee, el rey del reguet¨®n
Revienta el WiZink con una fiesta para 15.000 personas
Nunca se vio tal acumulaci¨®n de m¨²sculos bien cincelados en el interior del Palacio de los Deportes. Y no hizo falta colarse en ning¨²n vestuario, qu¨¦ va, sino solo echar un vistazo a la pista y el grader¨ªo. El reguet¨®n es la exaltaci¨®n de la sensualidad y el acercamiento f¨ªsico, as¨ª que chicas y chicos optaron por sus vestuarios m¨¢s voluptuosos (y, en consecuencia, escuetos en superficie textil) para afrontar la primera gran fiesta l¨²brica de la temporada, la visita del puertorrique?o Daddy Yankee y otras voces acreditadas para entregarse al v¨¦rtigo del perreo. Los meteorol¨®gicos podr¨¢n decir misa, pero anoche qued¨® claro que el verano ya ha comenzado este a?o en la ciudad.
Las circunstancias resultaban propicias para exaltar el p¨¢lpito corporal. Con 33 grados a la ca¨ªda de la tarde era muy f¨¢cil decantarse por los bermudas, el pantaloncito corto, la camiseta de tirantes, el top ombliguero, los escotazos en ca¨ªda libre. Ellos presum¨ªan de perlas en los l¨®bulos y b¨ªceps y gemelos esculpidos en la el¨ªptica, decorados unos y otros de tantos tat¨²s como permitiera la piel. En cuanto a la longitud de las cabelleras exultantes de ellas, las acentuadas curvaturas de cadera o los cent¨ªmetros de taconazo, pueden colocar en m¨¢ximos sus expectativas. El resultado: la apoteosis de la efusividad y el sudor, la supresi¨®n de las distancias corporales, un acercamiento no necesariamente despacito. Eso, y ¡°una gran foto en la que le ponemos los dos cuernos a todo el que no cre¨ªa en la m¨²sica urbana¡±, en rumbosa definici¨®n de uno de los maestros de ceremonia.
Raymond Luis Ayala, el Big Daddy de todos los saraos, se hizo rogar hasta las 22.02, pero la jarana en el WiZink llevaba ya larv¨¢ndose dos horas largas. A eso de las ocho, todos los reguetoneros (m¨¢s de 15.500) ya hab¨ªan accedido al recinto y la explanada de Felipe II quedaba a merced de algunas decenas de sonrosados hooligans del Liverpool que apuraban la tolerancia a la cerveza de sus organismos. Sus cuerpos descamisados eran una cochambre en comparaci¨®n con los que ya se cimbreaban en el pabell¨®n.
Los proleg¨®menos ya resultaron convenientemente t¨®rridos. Elilluminari, marca art¨ªstica de un leganense del 97 llamado ?lvaro Fern¨¢ndez, elev¨® las expectativas con Superm¨¢n sin capa y, sobre todo, #Deputamadre, una descarga de hip-hop lenguaraz que canturreaba, escalera arriba y abajo, hasta el mochilaman de la cerveza y las palomitas. Proliferaron en escena bailarines malotes y djs de La Chapa acostumbrados a caldear las madrugadas del Fabrik. Y hasta termin¨® apareciendo el gaditano Jos¨¦ Manuel Pinto, un d¨ªa portero suplente del Bar?a y hoy productor y cantante con el nombre de Pinto Wah¨ªn. Un tipo consecuente, reconozc¨¢moslo: a juzgar por su manera de perderse con el tono en su m¨¢s reciente ¨¦xito, 24 horas, podemos deducir que canta ahora como cuando se colocaba entre los tres palos.
El Cejas, un adolescente ibicenco con cadena dorada que suma millones de seguidores en Instagram y YouTube, sonre¨ªa para docenas de selfis a nuestra vera. Pero los m¨®viles cambiaron de orientaci¨®n en cuanto hubo noticias de El Gran Jefe, que irrumpi¨® con casaca roja y dorada, repartiendo saludos militares a la multitud y pronunciando un ¡°Que comience el fuego¡± como consigna de guerra. La batalla result¨® encarnizada. ¡°Los que vinieron a pasarla bien est¨¢n en el sitio indicado¡±, avis¨® el de San Juan. Y la pirotecnia y un cuerpo de baile chandalero de ocho efectivos le acompa?aron desde la inaugural Con calma, el retrato de ¡°esa asesina cuando baila, quiere que todo el mundo la vea¡±.
El reguet¨®n, ya saben, no requiere de grandes despliegues sonoros para el directo. Un pinchadiscos y dos coristas le bastan a Raymond Luis para poner en funcionamiento la ¡°gran discoteca¡±. Sus muchas horas de vuelo, la calidez caribe?a y el carisma hicieron el resto. Daddy propone ¡°romper esto ahora¡± o ¡°darle a la batidora¡±, suelta el micr¨®fono para que sean las 15.000 almas quienes entonen Lo qu¨¦ pas¨®, pas¨® y dedica su pieza m¨¢s rom¨¢ntica, Qu¨¦ tengo que hacer, a ¡°las bell¨ªsimas mujeres espa?olas¡±. Y a¨²n le sobraba carburante hasta llegar, casi al final, a su mega¨¦xito Gasolina. Una manera expl¨ªcita de prenderle la mecha a este verano.
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