?guila bic¨¦fala y 155
La monarqu¨ªa parlamentaria es, constitucionalmente, un sine quan non del pluralismo. Lo contrario son la ANC y el 155
La anestesia intensiva aplicada al Parlament de Catalu?a permite, de una parte, denunciar hipot¨¦ticos d¨¦ficits democr¨¢ticos de Espa?a y, de otra, no asumir que la par¨¢lisis de la vida parlamentaria catalana es una anomal¨ªa intr¨ªnseca, provocada por la v¨ªa muerta en la que la pol¨ªtica secesionista, la vida institucional monopolizada y el caos pol¨ªtico-jur¨ªdico han dejado a la sociedad catalana. En el despacho de un alto cargo de la Generalitat est¨¢n o estaban colgados a la vez los retratos de los dos presidentes m¨¢s recientes de la instituci¨®n: Quim Torra y Carles Puigdemont. Tal vez se trate un arrebato de nostalgia por el ¨¢guila bic¨¦fala del imperio austroh¨²ngaro o por el sistema consular de la antigua rep¨²blica romana. En este caso, Quim Torra es la acefalia institucional y Puigdemont un ex m¨¢ximo representante del Estado en Catalu?a que se ha fugado a Waterloo para no acudir ante los tribunales.
Sabemos quien de los dos manda m¨¢s pero no sabemos hasta qu¨¦ punto la ANC manda m¨¢s que los dos. Estamos ante un volte face porque donde el independentismo hablaba, en forma eufem¨ªstica, de crear estructuras de Estado ahora la ANC proclama una estrategia okupa de instituciones econ¨®micas como la C¨¢mara de Comercio de Barcelona, cuando no otras de envergadura similar. En el caso de que la nueva presidencia de la C¨¢mara proclame la rep¨²blica catalana y pueda tener eco desde el balc¨®n del Ayuntamiento de Barcelona por parte de un alcalde de ERC, habr¨¢ que ver c¨®mo el Gobierno de Pedro S¨¢nchez y un Senado con mayor¨ªa socialista aplicar¨¢n el 155 y con qu¨¦ grado de intensidad.
En el mundo econ¨®mico se ha dado una flaqueza, a veces comprensible, a la hora de advertir al liderato secesionista de hasta qu¨¦ punto su objetivo anticonstitucional y maximalista pone en riesgo el crecimiento econ¨®mico, la seguridad jur¨ªdica, la estabilidad, las inversiones y el esp¨ªritu de iniciativa. La Generalitat business friendly cerr¨® la ventanilla el d¨ªa que Artur Mas tuvo que ir en helic¨®ptero al hemiciclo de una Ciutadella asediada por las protestas provocadas por los cortes sociales. Luego, el soberanismo pens¨® que, con un Estado debilitado a causa de la crisis de 2008, era el momento de sumarse a un malestar que, desde luego, no era un¨ªvocamente nacionalista. La masa hab¨ªa reaparecido en la vida p¨²blica, a modo de enjambres cuyos circuitos, en parte espont¨¢neos y en parte con m¨¦todos de agitaci¨®n, responden a una suma de tuits y de emocionalismo que, a falta de contraargumentaciones y por indecisi¨®n a la hora de reaccionar, acab¨® desembocando en la votaci¨®n ilegal del 1-O. Ah¨ª ya estaba la ANC, tuneada, con abundante combustible, sobrecargada de manipulaci¨®n y fanatismo.
Discutir sobre si la monarqu¨ªa sale m¨¢s barata o m¨¢s cara que la rep¨²blica es una discusi¨®n de sala de billar atene¨ªsta
Con la autodestrucci¨®n de la v¨ªa parlamentaria en Espa?a, que hab¨ªa sido una de las estrategias m¨¢s razonables del nacionalismo catal¨¢n, el peso de Catalu?a queda troceado de modo casi irremediable. Desde los esca?os de ERC o Junts per Catalunya en Madrid la inoperancia es la misma. Y, ahora, buscar el choque con la monarqu¨ªa parlamentaria viene siendo uno de los errores m¨¢s graves que puede cometer la Catalu?a que pretende centrifugar la coherencia hisp¨¢nica y dejar de lado a la ciudadan¨ªa que desea todo lo contrario.
?Hay que dar por hecho que los cientos de miles de votos de ERC significan una mutaci¨®n republicana de la Catalu?a que, a tientas y a ciegas, cree que de modo m¨¢gico el partido de Maci¨¤ y Companys puede sustituir ahora lo que fue el pujolismo? M¨¢s bien no. Ciertamente, nunca faltar¨¢n en nombre de la discrepancia cr¨ªtica los republicanos de nueva planta, aunque sus razones de ser ostenten el deterioro conceptual de las inercias de vieja planta. As¨ª se cimbrean, se ajan y finalmente caducan las palmeras ex¨®ticas hasta que la jardiner¨ªa municipal procede al trasplante. En el debate sobre el accidentalismo o la sustancialidad de los reg¨ªmenes, la posici¨®n de los republicanos de nueva planta es m¨¢s bien anecd¨®tica. Discutir sobre si la monarqu¨ªa sale m¨¢s barata o m¨¢s cara que la rep¨²blica es una discusi¨®n de sala de billar atene¨ªsta. Donde los republicanos de nueva planta ven una restricci¨®n de la voluntad soberana de los ciudadanos, los usos de la monarqu¨ªa han sido ¡ªpor el contrario¡ª garantes de libertad. Lo que hemos comprobado es que la monarqu¨ªa parlamentaria es, constitucionalmente, un sine quan non del pluralismo. Lo contrario son la ANC y el 155.
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