Pendientes del giro de guion
El Parlamento catal¨¢n solo sirve como caja de resonancia de asuntos que ocurren fuera de su ¨¢mbito de actuaci¨®n
A priori, este jueves hab¨ªa sesi¨®n importante en el Parlament: Quim Torra hac¨ªa balance de un a?o de su gobierno. Se dir¨ªa que el discurso del president y sus r¨¦plicas iban a mantener a sus se?or¨ªas sentados en su esca?o y con todos los sentidos puestos en la intervenci¨®n. ?Seguro? Bueno, casi: el presidente del Parlament, Roger Torrent, estaba dando paso a la comparecencia y por las puertas del hemiciclo iban saliendo diputados y diputadas sin prisa pero sin pausa. En los sillones dispuestos en los pasillos exteriores depart¨ªan amigablemente parlamentarios y parlamentarias de todos los grupos ¨Ccada cual con sus colegas, el compadreo transversal hace tiempo que no se ejerce-, y dentro mismo del hemiciclo se pod¨ªan ver conversaciones breves de esca?o a esca?o. ?sta era la pasi¨®n que despertaba el balance de Quim Torra. Una muestra evidente de que el Parlament ya no rinde por s¨ª mismo, ni siquiera como c¨¢mara de control de la acci¨®n del Govern; una funci¨®n que, no se les escapa, requiere previamente que el Govern tenga una acci¨®n que pueda ser controlada, lo que no es precisamente f¨¢cil de detectar hoy por hoy.
Con lo cual, el legislativo catal¨¢n solo sirve como caja de resonancia de asuntos que ocurren fuera de su ¨¢mbito de actuaci¨®n. Por ejemplo en el Tribunal Supremo, claro. El juicio ha condicionado tanto la actividad parlamentaria ¨Cy no solo por el hecho, triste, de que haya diputados y diputadas en el banquillo- que el pleno se pospuso un d¨ªa para permitir el seguimiento de la ¨²ltima sesi¨®n.
Y por ejemplo, tambi¨¦n, en el Ayuntamiento de Barcelona. Anda el independentismo irritado porque aspiraba a clavar la estelada en uno de los pocos emblemas que se le resisten, y todo apunta, hoy, a que no ser¨¢ as¨ª. El nacional-fanatismo ha incendiado las redes disciplinadamente ¨Ccomo cada vez que se da el toque de corneta-, y era previsible que el asunto aflorara en este Parlament-caja de resonancia.
Lo que no imaginaba yo era que quien sacar¨ªa el tema ser¨ªa la presidenta del grupo de los Comunes, Jessica Albiach, sabiendo la que le iba a caer encima. Albiach ha pedido explicaciones por las palabras de la portavoz del Govern, Meritxell Bud¨®, que repiti¨® el mantra de que el apoyo de Manuel Valls a la investidura de Ada Colau era una ¡°operaci¨®n de Estado¡± que merec¨ªa una ¡°respuesta de pa¨ªs¡±, concepto doblemente indeterminado: no sabemos qu¨¦ respuesta plantea ni en qu¨¦ pa¨ªs est¨¢ pensando (bueno, algo s¨ª podemos intuir). Bud¨® ya fue interpelada por la prensa por este asunto, y demostr¨® la capacidad dial¨¦ctica de Harpo Marx y la flexibilidad argumentativa de un arbotante g¨®tico. Y no era la primera vez. Un exitazo en menos de tres meses de cargo.
Al responder a la temeraria Albiach, Torra ha pasado de puntillas sobre Bud¨® ¨Cen sentido figurado- y ha enfilado globalmente contra los Comunes, a los que ha acusado de venderse al establishment y de no dejar gobernar la lista m¨¢s votada; esto ¨²ltimo lo ha dicho mientras le escuchaban los 36 diputados de Ciudadanos. Tambi¨¦n se ha abalanzado sobre los Comunes Sergi Sabri¨¤, de ERC. A escasos metros de ¨¦l, cabizbajo en su esca?o, Ernest Maragall trataba de sobrellevar con discreci¨®n el papel del personaje que iba para protagonista y se cae de la historia en un giro sorpresa del guion.
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