TV3, entre el control remoto y la democratizaci¨®n

El regreso de CiU al poder en 2010 marc¨® un periodo prolijo en iniciativas. El Gobierno de Artur Mas se lanz¨® a la tarea de desgrasar el caldo del gasto p¨²blico con la ayuda de su entonces aliado, el Partido Popular. De ese periodo datan los m¨¢s duros recortes sociales a¨²n no revertidos. La doctrina del tijeretazo, ahora anatemizada por el independentismo, fue elevada a virtud. El recorte se universaliz¨® tanto que para elegir el consejo de gobierno de la Corporaci¨®n Catalana de Medios Audiovisuales (CCMA) pas¨® a ser suficiente la mayor¨ªa absoluta donde antes ¡ªcon el tripartito de izquierdas¡ª se exig¨ªa la mayor¨ªa de dos tercios. En 2012, Catalunya R¨¤dio y TV3 volvieron al orden natural pujolista: una llamada telef¨®nica desde Palau y todos firmes.

Todo eso era entonces. ?Qu¨¦ sucede ahora, en la era de la revoluci¨® dels somriures, del mandato popular? Pues todo sigue en forma parecida que bajo el r¨¦gimen pujolista. La situaci¨®n de ¡°emergencia nacional¡±, el proc¨¦s y los pol¨ªticos presos han servido de coartada para seguir gobernando con mano de hierro los medios p¨²blicos catalanes. Se ha hecho bandera de un pluralismo informativo que no se practica, ya que incluso durante la aplicaci¨®n del art¨ªculo 155 ¡°funcion¨® el control remoto a trav¨¦s de los directivos designados por los partidos del anterior Gobierno [Junts per Catalunya y ERC]¡±, afirmaba en su d¨ªa la secci¨®n del Sindicat de Periodistes de Catalunya en TV3.

En julio de 2017, poco antes de la aplicaci¨®n del ominoso 155, la ponencia parlamentaria aprob¨® por unanimidad deshacer el entuerto del Ejecutivo de Artur Mas y que los miembros del consejo de gobierno de la CCMA fueran elegidos por una mayor¨ªa de dos tercios de la C¨¢mara. El final abrupto de legislatura, con proclamaci¨®n de la rep¨²blica metaf¨ªsica, arroj¨® los buenos prop¨®sitos democr¨¢ticos a la papelera de la historia. A esta carrera de desprop¨®sitos hay que sumar que desde marzo del a?o pasado la totalidad de miembros del Consejo de Gobierno de la CCMA tiene su mandato caducado. Dos de los vocales se fueron a su casa, pero cuatro siguen: N¨²ria Llorach, presidenta en funciones a propuesta de Junts per Catalunya; Rita Marzoa, secretaria a iniciativa de ERC; Antoni Pem¨¢n, por Uni¨® Democr¨¤tica; y Armand Querol, por el PP. Como es evidente, la composici¨®n responde a criterios de representatividad anteriores a las guerras carlistas.

El caso es que en octubre de 2018 ¡ªempujados por Catalunya en Com¨² y la CUP¡ª los partidos decidieron sin votos en contra que antes de las vacaciones de verano se aprobar¨ªa la reforma de la CCMA. Nadie es inocente y en oto?o del a?o pasado hubo conatos de llegar a acuerdos sin pasar por vicar¨ªa de la ley. Durante unos meses incluso Ciudadanos, el azote del independentismo, o los ¡°carceleros¡± del PSC tontearon con JxCat y Esquerra en pos de un acuerdo que obviase engorrosos tr¨¢mites legislativos. Pero nada de eso fructific¨®. Y no fue hasta mayo pasado cuando se constituy¨® la ponencia parlamentaria para debatir la reforma de las leyes audiovisuales de 2017, una tarea que por su complejidad evoca trabajos de H¨¦rcules.

El pleno del Parlament de antes de vacaciones ¡ªa celebrar los d¨ªas 23 y 24 de este mes de julio¡ª deber¨ªa votar esa reforma. Ha faltado tiempo ¡ªo voluntad¡ª para que los ponentes se reunieran. Hay motivos, sin embargo, para la esperanza, pues el texto superar¨¢ probablemente el tr¨¢mite de comisi¨®n, aseguran fuentes parlamentarias, este mismo mes. O sea que si no hay elecciones anticipadas, en octubre se abordar¨¢ la ley en el pleno.

El caso es que van pasando semanas. El Gobierno de Quim Torra es incompetente en casi todo menos en el control de los medios p¨²blicos. Incluso las propuestas surgidas en su d¨ªa de sectores del independentismo, como las del exconsejero de Cultura Joan Manuel Tresserras, duermen el sue?o de los justos, seguramente por ser excesivamente democr¨¢ticas. Esquerra utiliza ese corpus doctrinal con la misma habilidad con que el papa Leon XIII toreaba a la modernidad en su enc¨ªclica Libertas: con una mano se agarra al indeseable status quo ¡ªen el que se mueve como pez en el agua¡ª, mientras con la otra blande la tesis: democratizaci¨®n, despartidizaci¨®n y mejora presupuestaria.

A estas alturas de la pel¨ªcula nadie deber¨ªa confundir libre mercado con oligopolio o lo p¨²blico con lo gubernamental. Desgraciadamente, tanto en esta Dinamarca del sur que algunos pretenden que es Catalu?a, como en la vecina y entra?able Espa?a, muchos siguen instalados en esa rentable confusi¨®n.