Un disparate musical contra el Brexit cierra el S¨®nar en el Grec

El S¨®nar 2019 cerr¨® sus puertas en el Teatre Grec con una propuesta tan desconcertante como divertida. Un aut¨¦ntico disparate a medio camino entre el swing de un big band cl¨¢sica y los desprop¨®sitos de un musical de segunda fila del west end londinense.

El argumento es sencillo y directo: criticar la salida del Reino Unido de la Uni¨®n Europea. Para hacerlo el compositor Matthew Herbert se vale de todo tipo de artima?as desde llenar el hemiciclo del Grec con aviones de papel en los que supuestamente el p¨²blico escrib¨ªa su opini¨®n (debajo de cada asiento hab¨ªa una hoja para que cada asistente hiciera el suyo) hasta rasgar ejemplares de La Raz¨®n (el equivalente hispano al Daily Mail, seg¨²n dijo), hacer pelotitas y lanz¨¢rselas entre ellos. Todo adobado por una m¨²sica en ocasiones eminentemente danzante (el compositor no par¨® de moverse nerviosamente durante toda la obra), en otras puramente ¨¦pica pero siempre efectiva, de las que levantan la moral del personal.

Entre chanzas, cr¨ªticas directas al Brexit y un popurr¨ª de m¨²sicas ciertamente pegajosas, la velada transcurri¨® en un santiam¨¦n, lo que a veces es de agradecer. El p¨²blico abandon¨® el Grec con una sonrisa en la boca pero no daba la impresi¨®n que lo hicieran profundamente impresionados por el desastre, seg¨²n repiti¨® Herbert, que significa el Brexit. No todo lo cantado era f¨¢cil de entender, probablemente si se hubieran facilitado los textos o una explicaci¨®n m¨ªnimamente detallada, el factor cr¨ªtica social de la obra hubiera llegado m¨¢s al p¨²blico que se qued¨® en la superficie. Y, como la superficie era divertida, se divirti¨®. Tal como se present¨® en Montju?c el continente se comi¨® al contenido.

Esta nueva obra, que ha ocupado los dos ¨²ltimos a?os a Matthew Herbert, no est¨¢ en las ant¨ªpodas de sus hist¨®ricos trabajos pero casi. La electr¨®nica ocupa un papel anecd¨®tico e incluso sus juegos con un micr¨®fono telesc¨®pico o grabando al p¨²blico romp¨ªan la continuidad de lo expuesto. Tanto la big band de Herbert, con varios refuerzos locales que incluso tuvieron espacio para hacer alg¨²n solo, como las sesenta voces del coro de la ESMUC brillaron a gran altura.

Con todo el escenario lleno de aviones de papel, Matthew Herbert triunf¨® por todo lo alto. El S¨®nar acab¨® con grandes dosis de buen humor y algo de cr¨ªtica social.