¡°Los vecinos somos una especie en peligro de extinci¨®n¡±
Maria vive desde hace casi 60 a?os en la calle del Bisbe, en pleno barrio G¨°tic de Barcelona, y relata el impacto del turismo en su vida cotidiana
Maria tiene 82 a?os ¡ªmuy bien llevados¡ª y vive en la calle del Bisbe, en el barrio G¨°tic de Barcelona, desde 1962. Cuando se instal¨® en el piso, con su marido y un hijo ¡ªluego vendr¨ªan cuatro m¨¢s¡ª, la calle todav¨ªa ten¨ªa aceras y los vecinos aparcaban en la plaza de Sant Jaume. ¡°No recuerdo muy bien c¨®mo funcionaba, pero todos sab¨ªamos cu¨¢l era nuestro sitio¡±. Tiempos en los que todo el mundo se conoc¨ªa. De celebrar verbenas en la plaza de Sant Just, de porteros que le¨ªan en la calle, se?oras que sacaban la silla y hac¨ªan labores, y cocineros que asaban la carne de los ¨¢gapes de la Generalitat en un patio del edificio.
Medio siglo despu¨¦s, la calle que une Sant Jaume y la plaza de la Catedral, es uno de los iconos tur¨ªsticos de Barcelona. Y Maria, que no se llama as¨ª pero pide que no salga su nombre, relata las molestias de vivir en un lugar que no falta en ninguna gu¨ªa tur¨ªstica. Est¨¢ cansada del ruido de d¨ªa y de noche, del r¨ªo de turistas en el que se ha convertido la calle. De encontr¨¢rselos sentados en el portal. De tener que pedirles permiso para entrar, para caminar. De que se paren a cada dos pasos para hacer fotos. De vivir rodeada de pisos tur¨ªsticos con clientes de fiesta hasta las tantas. Lamenta que las tiendas del barrio hayan desaparecido. Lo dif¨ªcil que es llegar en coche hasta casa. Que algunas empresas no quieran servirle la compra a domicilio. Las manifestaciones casi a diario en Sant Jaume. Los robos y ladrones que escapan por las callejuelas...
Todo esto ¡°pesa¡±. Pero Maria no se quiere marchar. ¡°Te hartas, pero no me quiero ir, tengo la sensaci¨®n de que me echan. Y a mi edad ser¨ªa un revuelo muy grande¡±. Si echa la vista atr¨¢s, reconoce que la transformaci¨®n del barrio ha ocurrido ¡°poco a poco¡±. ¡°No te das cuenta y se han ido quedando pisos y locales¡±. Se refiere a negocios tur¨ªsticos. ¡°Yo comprendo que hay cambios, pero hag¨¢moslos pensando en todos¡±. De los hijos de Maria, solo uno sigue en el G¨°tic. El resto, al emanciparse eligieron el barrio, pero con los a?os se marcharon.
La del Bisbe es una calle singular. Peatonal, solo tiene dos edificios de vecinos: donde vive Maria, y otro de pisos tur¨ªsticos. En el suyo son 19 vecinos, recuenta. Y de ¨¦stos, solo ella y otros tres son antiguos. Para completar el censo faltar¨ªa sumar las cuatro personas que viven en la sede del Arzobispado: el cardenal Joan Josep Omella, los dos obispos auxiliares y el secretario. El resto de inmuebles de la calle son tambi¨¦n singulares: la Generalitat, la Casa dels Canonges (oficialmente, la residencia del Presidente), la Casa de l¡¯Ardiaca y la Catedral. ¡°Tengo la sensaci¨®n de que los vecinos somos como una reserva, una especie en peligro de extinci¨®n, ?qui¨¦n har¨¢ algo por nosotros si somos tan pocos?¡±.
Aplicada, Maria ha escrito en siete cuartillas las ventajas e inconvenientes de vivir aqu¨ª. Las ventajas ocupan media p¨¢gina: la calle del Bisbe es bonita, c¨¦ntrica, est¨¢ bien comunicada, hay dos mercados cerca (Santa Caterina y La Boqueria) y queda alg¨²n vecino de antes, ¡°cada vez menos¡±. Las pegas rellenan el resto de las hojas y constituyen un tratado del impacto del turismo sobre un barrio: comercio tradicional sustituido por oferta para turistas, robos, ruido, incivismo, movimiento de maletas por pisos tur¨ªsticos, bares.
Maria siempre ha vivido en el barrio y recuerda cuando llegaron con su marido, desde la calle de Lled¨®. ?Turistas? ¡°Ninguno, si acaso los soldados de la armada americana, pero en el Raval¡±. En dos centenares de metros a la redonda lo ten¨ªan ¡°todo a mano: colmado, lecher¨ªa, tintorer¨ªa, relojer¨ªa, carnicer¨ªa, tociner¨ªa, zapateros, tapicer¨ªa, panader¨ªa¡¡±. Comercios ubicados en la calle de Llibreteria, de la Ciutat, Banys Nous o Regomir. ¡°El barrio ten¨ªa de todo. Las tiendas que abren ahora duran pocos a?os y todas venden lo mismo¡±. Ahora se conforma con el mercado de Santa Caterina y el supermercado de la calle de Aviny¨®. Suele comprar temprano, antes de que llegue la marabunta. ¡°As¨ª ya no salgo m¨¢s¡±.
A la sustituci¨®n de comercio se suma la de vecinos. ¡°Estamos rodeados de fincas con apartamentos. Al lado y por detr¨¢s, en la calle del Parad¨ªs. Te cargas de paciencia y cuando les intentas hacer callar, se r¨ªen de ti. Mis hijos me dicen que llame a la Urbana, pero les tienes que decir el piso exacto, y no siempre lo s¨¦¡±.
Otro problema es llegar hasta su casa en coche: ¡°En el distrito te dicen que tienes todo el derecho porque es tu casa, pero da la casualidad de que casi nunca te dejan¡±. Cuenta que cuando le ten¨ªan que entregar un sof¨¢, la Guardia Urbana no dej¨® pasar a la furgoneta de reparto y el transportista tuvo que aparcar en la calle de Ferran y cargar con el mueble desde all¨ª.
Al listado de inconvenientes de vivir en la calle del Bisbe Maria suma el ruido de la fiesta de La Merc¨¨: ¡°Tiemblan los cristales, si te hablan no oyes nada¡±. Y el carrill¨®n de la Generalitat: ¡°Lo que podr¨ªa ser una gracia extraordinaria te acaba molestando¡±, lamenta sin dejar de subrayar su ¡°admiraci¨®n¡± por la profesional que lo toca. ¡°Sue?o con una ciudad que de vez en cuando tenga espacios de silencio¡±, acaban las cuartillas de Maria.
Ciutat Vella reconoce que algunas calles est¨¢n saturadas
Caminar es la principal manera de moverse por Ciutat Vella. Cada d¨ªa se realizan 600.000 desplazamientos a pie, seg¨²n el Plan de Movilidad del distrito. Estos desplazamientos se reparten a partes iguales entre vecinos, ciudadanos del resto de Barcelona y turistas. Los desplazamientos a pie, adem¨¢s, tienen m¨¢s peso en Ciutat Vella (41% del total) que en el resto de la ciudad (32%).
Unos trayectos que el plan reconoce que se concentran ¡°en calles como la Rambla, las del G¨°tic, el Born o Joan de Borb¨®¡±. ¡°De esta situaci¨®n se deriva que caminar por el distrito en muchos casos sea poco confortable¡±, afirma el Plan de Movilidad, que se refiere espec¨ªficamente a los turistas: ¡°Esta saturaci¨®n a menudo se ve agravada por la elevada presencia de grupos de visitantes, que por sus din¨¢micas de usos del espacio p¨²blico dificultan la convivencia con el resto de usuarios¡±.
El Plan propone ¡°repartir los desplazamientos de los visitantes por una red de itinerarios generales, para reducir la presi¨®n del resto de calles del distrito, generando espacios de tranquilidad, aptos para la convivencia, a vida familiar, la relaci¨®n vecinal y el comercio de proximidad¡±.
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