Susan Santos: ¡°No puedo con las letras ni ritmo del reguet¨®n¡±

Susan Santos es la peque?a de seis hermanos en una familia del barrio de San Fernando, en Badajoz, y sus padres siempre la tuvieron por la ¡°ni?a buena¡± de la casa, la chavalilla aplicada y estudiosa que sacaba notas altas en todo y no sab¨ªa bien si matricularse en Arqueolog¨ªa o en Filolog¨ªa Cl¨¢sica. Hasta que, justo con la mayor¨ªa de edad, sinti¨® la llamada de la m¨²sica y¡­ se apart¨® del buen camino. ¡°La primera guitarra ac¨²stica me la tuve que pagar yo sola, trabajando en un f¨¢brica¡±, sonr¨ªe ahora. ¡°Y la primera el¨¦ctrica, con la ayuda de estrangis de mi madre, porque pap¨¢ tem¨ªa que me convirtiera en una heavy¡­¡±. El salto a la vida art¨ªstica y bohemia no le ha ido mal del todo: hoy, a las 37 primaveras, est¨¢ afianzada en Madrid, acaba de grabar su ?quinto! disco (No U Turn) y es una de las escasas mujeres en nuestra escena del blues. Un bicho raro, pero tambi¨¦n brillante: hace unos meses se alz¨® en el Reino Unido con uno de los European Blues Awards, los grammy del sector.

?Qu¨¦ le dice a quienes a¨²n ven el blues como un g¨¦nero mon¨®tono y reiterativo?

Que debe de haber escogido un disco equivocado. A poco que conozca la historia del blues y sus variedades por d¨¦cadas y ciudades, caer¨¢ en la cuenta del error. Del blues nacen casi todas las m¨²sicas que han venido despu¨¦s.

Hombre, tanto como casi todas¡­

?No, el reguet¨®n no! [RISAS]A veces, cuando echo un vistazo a las listas de ¨¦xitos, me siento desubicada. De chavala triunfaban en la radiof¨®rmula Los Rodr¨ªguez, que ten¨ªan su gracia, pero este tipo de productos actuales me ponen bastante mala. Y en el caso del reguet¨®n, al margen de sus letras desafortunadas, no puedo soportar el propio ritmo.

Igual ten¨ªa que haber pertenecido a otra generaci¨®n.

No me lo he llegado a plantear: nac¨ª en 1982 y eso es algo que no eliges t¨². Pero es cierto que regal¨¦ mi colecci¨®n completa de ced¨¦s a uno de mis hermanos y ahora solo compro vinilos. No es solo por el ritual, aunque tambi¨¦n; cuando escuchas The Dark Side of the Moon, de Pink Floyd, en LP, te das cuenta de que todos y cada uno de los sonidos cobran sentido propio.

?Ha tenido que escuchar en alguna ocasi¨®n que no toca del todo mal para ser mujer?

?Alguna? ?Muchas veces! Y m¨¢s a¨²n en pueblos o ciudades peque?as, donde no es extra?o que te pregunten: ¡°?pero sabes afinar t¨² sola?¡±. En Madrid es distinto, pero las primeras veces que acud¨ªa a jam sessions me miraban de reojo y no me dejaban ni subirme al escenario.

?Qu¨¦ echa de menos de Badajoz una vecina del barrio del Pilar?

A mis seis sobrinos, ante todo. Y respirar mejor: en Badajoz presumimos poco, pero somos una de las ciudades menos contaminadas entre las capitales de provincia sin mar. Pero ya no me veo regresando por all¨¢. El concepto de ciudad peque?a en la que buscas empleo, casa, marido y ni?os no va conmigo.

Vamos, que la hija peque?a sali¨® rebelde.

De alguna manera s¨ª. A m¨ª padre le gustaba la astronom¨ªa y tambi¨¦n hab¨ªa por casa una guitarra y un acorde¨®n viejos, pero no acept¨® bien mi vocaci¨®n tard¨ªa. Luego, cuando me instal¨¦ en Madrid y me contrataron un par de a?os para Las Ma?anas de TVE 1, se fueron convenciendo. Hasta que un d¨ªa mi padre me confes¨®: ¡°Al final, pese a todas las trabas que te hemos puesto, t¨² ten¨ªas raz¨®n e hiciste muy bien en seguir tu camino¡±. Me son¨® a despedida y lo era: estaba muy delicado de salud y nos dej¨® pocas horas despu¨¦s.

Uf. Eso estremece.

S¨ª, fue un gesto hermoso que tambi¨¦n le he terminado contando a mis hermanos.

Ahora le sonr¨ªe la fortuna.

Tengo muchos m¨¢s festivales fuera que en Espa?a, es cierto. En agosto y septiembre estar¨¦ de gira por Holanda, Italia, Polonia, Alemania e Inglaterra, y en octubre marcho a Jefferson, en Texas, porque me han nominado para los premios Texas Sounds, de country y derivados. Pero el nivel de la difusi¨®n cultural y musical es terrible. No s¨¦ qu¨¦ ser¨¢ de nosotros dentro de diez a?os.