El regalo pucciniano de Juan Diego Fl¨®rez

En una noche de calor agobiante, entre ruido de abanicos y suspiros de admiraci¨®n, la voz prodigiosa de Juan Diego Fl¨®rez tuvo efectos bals¨¢micos en su regreso al Festival Castell de Peralada (Girona). Acompa?ado con entrega porlasoprano armenia Ruzan Mantashyan y la Simf¨°nica del Vall¨¨s, dirigida por el espa?ol Guillermo Garc¨ªa Calvo, el divo peruano levant¨® pasiones en un concierto de d¨²os y arias del repertorio rom¨¢ntico franc¨¦s e italiano que tuvo en Giacomo Puccini ¨Caria y d¨²o de La boh¨¨me y, de propina,Turandot- el m¨¢s excitante regalo l¨ªrico.

Fielal p¨²blico de Peralada, Fl¨®rez se mostr¨® relajado, feliz y sonriente en su cuarta actuaci¨®n en el festival ampurdan¨¦s. Jug¨® bien sus bazas en un programa de gran lucimiento centrado en el belcantismo rom¨¢ntico italiano y el repertorio l¨ªrico franc¨¦s que mejor se adapta a sus cualidades de tenor l¨ªrico-ligero. Para romper el hielo -es un decir, dado el calor extremo- Garc¨ªa Calvo evit¨® el repertorio m¨¢s trillado y abri¨® el programa con una pieza favorita de Arturo Toscanini, la obertura de Mignon, de Ambroise Thomas. Tras el brillante arranque orquestal, Fl¨®rez, que fue recibido por el p¨²blico con todos los honores, sent¨® c¨¢tedra con una interpretaci¨®n de ricos matices de Ah? L¨¨ve-toi soleil, de Rom¨¦o et Juliette, de Charles Gounod.

Con el vals de Julieta, de la misma ¨®pera, se present¨® Ruzan Mantashyan, atractiva y temperamental soprano, de agudos intensos, un punto estridente. Tuvo ¨¦xito, pero en cuestiones de estilo y delicadeza en el fraseo, se movi¨® a un nivel mucho m¨¢s terrenal, lejos de las divinas alturas donde reina el gran tenor peruano. De hecho, ¨¦sa fue la t¨®nica de la velada, con arias y d¨²os de Lucia di Lammermoor, de Gaetano Donizetti, Faust, de Gounod y Manon, de Jules Massenet que el p¨²blico aplaudi¨® con ganas. La atractiva incursi¨®n en el lirismo de mayor calado de La boh¨¨me elev¨® la temperatura del concierto.

El pr¨®ximo mes de marzo Fl¨®rez debutar¨¢ el papel de Rodolfo en la ?pera de Z¨²rich -precisamente con Mantashyan como Mim¨ª-y el anticipo escuchado en Peralada fue un placer. La orquestaci¨®n de Puccini le exige, obviamente, forzar sus medios naturales, pero, dejando a un lado la tirantez en los agudos, derroch¨® buen gusto y lirismo desbordante en Che gelida manina y el d¨²o O soave fanciulla. Fl¨®rez no defraud¨® las expectativas -lleno total y muchas ganas de ver en acci¨®n a uno de los mejores tenores del mundo- y luci¨® sus fabulosas armas l¨ªricas: belleza vocal, t¨¦cnica magistral, fraseo arrebatador y esos agudos exultantes, marca de la casa.

Ya en las propinas, junto a una espectacular Granada y el apasionado d¨²o de la ¨®pera El gato mont¨¦s, de Manuel Penella, Fl¨®rez, con su guitarra, regal¨® varias canciones populares ¨Cno falt¨®, con arrebatadora belleza, La flor de la canela-y como triunfal colof¨®n, mirando a las estrellas, cant¨® con pasi¨®n Nessun dorma, la gran aria de Turandot que Luciano Pavarotti convirti¨® en todo un himno l¨ªrico.