Nuevas reglas del juego
La capital tiene que repensar un futuro sostenible. Si en los 50-60 fue una ciudad de acogida, Julio Vinuesa sostiene que ahora tiene el reto de adaptarse a una realidad diferente
Madrid es los tres millones largos de vecinos mas otro mill¨®n de personas que vienen diariamente a trabajar, comprar, gestionar, divertirse ¡. y diez millones de visitantes que, repartidos a lo largo del a?o, buscan disfrutar de alguno de los muchos y diversos atractivos de la ciudad. Madrid no solo es una gran metr¨®polis din¨¢mica, diversa y desequilibrada, es el centro de una gran regi¨®n urbana con m¨¢s de siete millones de habitantes.
Como toda gran ciudad tiene su futuro marcado por grandes retos y quiz¨¢s el m¨¢s importante sea volver la mirada hacia las personas. Madrid tiene una larga y fruct¨ªfera tradici¨®n inmigratoria. En los a?os cincuenta y sesenta duplic¨® su poblaci¨®n por la llegada de 1,3 millones de personas desde las zonas rurales, que buscando un porvenir mejor contribuyeron a hacer la ciudad actual, pero despu¨¦s ha desplazado a muchos de sus hogares j¨®venes a vivir a unas periferias cada vez mas alejadas y dispersas.
Madrid tiene que reinventar su vocaci¨®n acogedora para incorporar adecuadamente y evitar la segregaci¨®n a los nuevos vecinos, llegados y por llegar desde cualquier parte. De ello y de la reducci¨®n de los desequilibrios depender¨¢ en gran medida su futuro como lugar de convivencia.
El objetivo no es absorber un m¨¢s que dudoso crecimiento de poblaci¨®n, sino adaptar la ciudad, sus viviendas, sus espacios p¨²blicos¡ a una estructura sociodemogr¨¢fica distinta. La fecundidad, la inmigraci¨®n, la esperanza de vida, la pir¨¢mide envejecida, el retraso de la emancipaci¨®n, las nuevas formas de convivencia y el predominio de los hogares unipersonales o sin ni?os evidencian la necesidad de repensar la ciudad existente para unos vecinos con unas necesidades y deseos diferentes.
Madrid deber¨¢ abandonar el viejo desprop¨®sito de construir m¨¢s y m¨¢s como falaz expresi¨®n de ¡°desarrollo urbano¡± y dinamismo econ¨®mico y esforzarse en regenerar su parque residencial, haci¨¦ndolo energ¨¦ticamente eficiente y, sobre todo, adecu¨¢ndolo a unos hogares con otras necesidades de alojamiento. Los madrile?os, como los habitantes de otras grandes ciudades europeas, tambi¨¦n se merecen un parque de vivienda social en alquiler que, adem¨¢s de atender emergencias sociales, les garantice viviendas adecuadas y asequibles.
Otro de los mayores desaf¨ªos ser¨¢ reconducir los ¡°nuevos barrios¡± por consolidar o por construir, que, frutos tard¨ªos del urbanismo desarrollista del siglo pasado, se anuncian como ¡°el Madrid del futuro¡±, pero que, para llegar a ¡°formar ciudad¡±, tendr¨¢n que adecuarse a las necesidades de una sociedad distinta, con un modelo de movilidad diferente y mayores exigencias de eficiencia energ¨¦tica.
Los madrile?os tienen que cambiar la forma de moverse por una ciudad excesivamente congestionada y con una enorme complejidad log¨ªstica. Se impone un modelo que garantice la accesibilidad, respetuoso con la salud de las personas y con el cambio clim¨¢tico, mas equitativo en el uso del espacio p¨²blico, m¨¢s verde y m¨¢s funcional. Hay que repensar la ciudad para ¡°despu¨¦s del coche¡±. El cambio es ineludible, dif¨ªcil pero posible y deseable. Los que tienen edad para ello, recordar¨¢n que hace unos pocos decenios algunos consideraron un desprop¨®sito prohibir que los coches circularan por El Retiro.
El futuro es incierto por naturaleza, pero la din¨¢mica social, la revoluci¨®n tecnol¨®gica, la globalizaci¨®n de la econom¨ªa¡ presentan evidencias de que la ciudad est¨¢ cambiando profundamente y muy deprisa. Son necesarias nuevas ¡°reglas del juego¡±, por ejemplo, para combatir la mercantilizaci¨®n financiera de la ciudad, pero no bastar¨¢ con los cambios normativos. Habr¨¢ que desarrollar una nueva cultura: los madrile?os deben ser consultados sobre c¨®mo quieren que sea su ciudad, y asumir la responsabilidad de participar activamente en el prop¨®sito de hacerla m¨¢s igualitaria, sostenible y eficiente. Para superar con ¨¦xito los enormes retos que afronta Madrid ser¨¢ necesario consensuar colectivamente los objetivos.
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