Yo tambi¨¦n fui ¡®la nena de les ulleres¡¯
La serie 'Dr. Slump' impregn¨® de imaginaci¨®n poco habitual a una generaci¨®n de ni?os que anhel¨¢bamos vivir en la Vila del Ping¨¹¨ª
Cuando nos plantearon escribir sobre una serie que nos marc¨® la vida, a la mente me vino r¨¢pidamente ella: la ni?a de pelo lila, grandes gafas, gorra roja y una risa contagiosa: Arale, la nena de les ulleres. Parece ser que, como un perro a su amo, cada uno se parece a la serie elegida. Pero, ?tengo yo algo que ver con la ni?a robot?
Arale es un robot humanoide de 13 a?os creado por el profesor Senbei Norimaki y que este hace pasar por su hermana. Tiene una fuerza extraordinaria, una inteligencia sin l¨ªmites aderezada con una enorme inocencia. La serie Dr. Slump (aunque la protagonista indiscutible era Arale) recoge las aventuras, pero sobre todo las ocurrencias y trastadas de la ni?a robot y de su creador, un inventor patoso y pudoroso en extremo (un buen reflejo de la recatada sociedad japonesa). La pulsi¨®n er¨®tica del profesor es tal que acostumbra a meterse en embrollos y hacer unos montajes de lo m¨¢s enrevesados para, solo, contemplar unas braguitas. Recuerdo la memorable Operaci¨®n braguitas de fresa para poder ver la ropa interior de su amor plat¨®nico, la profesora Yamabuki. Fracas¨®, cosa que me hizo sentir gran pena por el desgraciado inventor.
Todo por unas braguitas
A?o de estreno y origen. Serie de 243 episodios estrenada en 1981 en Jap¨®n; en 1987 en TV3.
Actor/actriz protagonista. Arale, la ni?a robot, y su creador Senbei Norimaki.
Edad al verla y situaci¨®n. Nueve a?os. Sola.
La mejor escena. El gran montaje ideado por el profesor para ver las braguitas de la maestra, la se?orita Yamabuki.
Serie que ve actualmente. Chernobyl.
Pero la serie ten¨ªa un car¨¢cter muy coral con un elenco de personajes, a cu¨¢l m¨¢s extravagante: desde la encantadora se?orita Yamabuki a los compa?eros de escuela de Arale (Akane, Taro y Peasuke), los desafortunados agentes de polic¨ªa, la versi¨®n michel¨ªn de Superman ¡ªSuprunaman¡ª que se alimentaba de ciruelas, los alien¨ªgenas cara-culo (sin voluntad de insultar, pero es que realmente ten¨ªan un trasero por cabeza) del rey Nikochan y su ayudante, el ni?o robot Obokaman creado para destruir a Arale pero que acaba como su mejor amigo o el beb¨¦ prehist¨®rico zampabollos Gatchan (kupi-kupi). Adem¨¢s del inacabable cat¨¢logo de personajes con apariciones fugaces como el reloj del tiempo, la anciana desdentada que com¨ªa galletas o el cuervo que anunciaba que era un cuervo (pues eso).
Arale es una ni?a robot fuerte e inteligente que dec¨ªa ?Oyo!
La serie arrancaba con una escena de lo m¨¢s surrealista que dejaba claro lo que nos encontrar¨ªamos a partir de entonces: una persona con un disfraz indescifrable tirando de una ca?a de pescar para hacer salir del mar¡. el sol. El gran astro que, en la siguiente escena, aparece cepill¨¢ndose los dientes. El derroche de imaginaci¨®n segu¨ªa con un cerdo en traje y pajarita que se planta ante un micr¨®fono de pie (todo un pregonero) para anunciar los buenos d¨ªas en la Vila del Ping¨¹¨ª. El gran leitmotiv de la serie fue la lucha de Senbei por seducir a la profesora Yamabuki. Finalmente logr¨® casarse con ella y hasta tuvieron un hijo, Turbo, que, como no podr¨ªa ser de otra manera, tambi¨¦n ten¨ªa superpoderes.
Como muchas de las series de anime japonesas, Dr. Slump tambi¨¦n naci¨® de un c¨®mic, creado por Akira Toriyama, el dibujante que pocos a?os despu¨¦s dar¨ªa vida a otro gran ¨¦xito: Bola de Drag¨®n. De hecho, fueron recurrentes los cameos de Arale en la serie de Goku. El c¨®mic vio la luz en 1980 y solo un a?o despu¨¦s dio el salto a la peque?a pantalla en Jap¨®n. La serie de televisi¨®n, con 243 episodios, lleg¨® a Catalu?a de la mano de TV3, que empez¨® a emitirla en enero de 1987. Tambi¨¦n se tradujo a otros idiomas y se pudo ver en otras televisiones auton¨®micas. No obstante, he mantenido los nombres en catal¨¢n porque hablar de Vila Ping¨¹ino me resulta chocante.
El ¡®leitmotiv¡¯ era
la lucha del profesor Senbei por seducir
a Yamabuki
Hiperb¨®lica en extremo y a veces un poco hardcore (Arale despertaba al profesor poni¨¦ndole una granada en la boca), la serie, vista 30 a?os m¨¢s tarde y con mirada de adulta, supera en creces la imaginaci¨®n de producciones infantiles actuales. Y dej¨® im¨¢genes memorables para todos sus peque?os seguidores: el globo-moco de Arale mientras dorm¨ªa, la caca pinchada en un palo (a saber si la expresi¨®n proviene de aqu¨ª), los cambios de aspecto del profesor cuando pon¨ªa pose de t¨ªo guapo e interesante ¡ªa lo chico Martini¡ª o los incontables choques con el coche de polic¨ªa. Sin contar su memorable: ?Oyo!
El Dr. Slump era una de las pocas ocasiones en que al bot¨®n 3 de la televisi¨®n de casa se le quitaban las telara?as. Entonces, como ahora, ver la tele en catal¨¢n era una rareza, pero mi hermana y yo, hijas de la inmersi¨®n, luch¨¢bamos por el mando para divertirnos con los dibujos o, en su caso, que era mayor, con alguna serie. Ver la Arale era uno de los momentos m¨¢s esperados. Corr¨ªa de la escuela para saltar a un sof¨¢ sin color (la s¨¢bana que lo cubr¨ªa tapa tambi¨¦n el recuerdo del estampado). Lo hac¨ªa sola porque era el momento en que me mimetizaba con una ni?a lista, fuerte y no consciente del gris de su entorno. Me convert¨ªa, entonces, en la nena de les ulleres.
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