Una sociedad que no se cae bien
Nos sonre¨ªmos, pero estamos inc¨®modos, evitamos temas conflictivos, dejamos de hablar de pol¨ªtica con los ¡°otros¡±, y soportamos grupos de whatsapp s¨®lo porque sabemos que todos ver¨ªan que nos hemos borrado
Una semana cualquiera en Catalu?a: separadas por unas pocas horas, se producen dos declaraciones pol¨ªticas relevantes. Por la ma?ana, la dirigente de la CUP Eul¨¤lia Reguant, suelta en Catalunya R¨¤dio: ¡°Todo el mundo ha asumido ya que la Rep¨²blica no existe, que no hay ni las bases materiales ni la voluntad necesaria por parte del Govern¡±. Responde al pen¨²ltimo giro estrat¨¦gico de su partido, pero en boca de una de sus referentes m¨¢s conocidas, y en la radio p¨²blica, resuena con un eco profundo. Un eco en la opini¨®n publicada, colgada (en las redes), clicada y replicada. Bueno, en un sector de esa opini¨®n: los no-independentistas, que toman aire al escuchar lo que llevan tiempo afirmando pero sin gritarlo muy fuerte. Para esa parte de la poblaci¨®n tuitera, el aterrizaje de la CUP es una confesi¨®n sobre lo artificial del armaz¨®n pol¨ªtico construido desde 2015 y merece la mayor difusi¨®n.
La noticia circula con cierta fluidez, hasta que queda sepultada, horas m¨¢s tarde, por la segunda andanada del d¨ªa: en un foro de di¨¢logo Barcelona-Madrid, Manuela Carmena asegura que el Proc¨¦s ha fomentado el crecimiento de Vox, y niega que los presos independentistas puedan considerarse presos pol¨ªticos. De inmediato se activan las columnas medi¨¢ticas indepes con todo su potencial num¨¦rico y su capacidad casi b¨ªblica de multiplicarse. Carmena es acusada de anticatalana, de inmoral, y el ataque salpica a Ada Colau, que le ha encargado el preg¨®n de la Merc¨¨ (no dudo que ya se est¨¦ cociendo un nuevo preg¨®n alternativo o una convocatoria a una insultada colectiva en Sant Jaume).
Es decir, las dos declaraciones resuenan de inmediato en las redes, pero esos ecos no se cruzan apenas. Las frases de Reguant y Carmena siguen itinerarios paralelos, como las escaleras mec¨¢nicas y las manuales en el metro: o vas por unas o por otras, pero si quieres hacer medio recorrido por cada lado te dar¨¢s un trompazo y acabar¨¢s subastando los dientes en E-bay.
A los pocos d¨ªas, un diario digital publica unas exclusivas sobre la supuesta vinculaci¨®n del CNI con el autor intelectual del atentado de las Ramblas, el im¨¢n de Ripoll. De nuevo las tertulias reales y virtuales se ponen en marcha con pasi¨®n (siempre es con pasi¨®n, la moderaci¨®n es para nost¨¢lgicos), y alguna exdiputada y alg¨²n rapero llegan a dar el paso fatal: las informaciones demuestran que el Estado provoc¨® el atentado para frenar el 1-O. Y, de nuevo, en la otra fila de escaleras no s¨®lo no hay pasi¨®n, sino que se extiende un escepticismo de manual, incluso impostado a veces. Cuando, a los pocos d¨ªas, otras informaciones siembran dudas sobre las revelaciones del digital, este grupo respira aliviado: ?lo veis?, y el otro clama: el poder ¡ªespa?ol, claro est¨¢¡ª trata de silenciar la verdad. De nuevo, ni una intersecci¨®n entre los dos grupos.
M¨¢s casos: un estudio revela que en los patios de las escuelas se habla sobre todo castellano. Ahora s¨ª, esc¨¢ndalo general. ?C¨®mo? ?Los dos grupos est¨¢n de acuerdo? ?No! Porque a unos les escandaliza la muerte del catal¨¢n como veh¨ªculo para jugar al pilla pilla (nunca se denomin¨® ese juego enxampa-enxampa, por cierto), y a los otros les pone los pelos de punta el espionaje escolar.
Finalmente, la guinda, la polemiquita estival: el actor Joan Llu¨ªs Bozzo, entregado al independentismo sin aristas, denuncia airado que un guardi¨¢n de parking de Palam¨®s no le quiso hablar en catal¨¢n: media red pide la lapidaci¨®n ¡ªmetaf¨®rica¡ª del vigilante de la playa botifler, la otra media arremete contra el pijo barcelon¨¦s que abusa de un probo currante. No hay transacci¨®n.
Son algunos ejemplos, y habr¨ªa otros cientos. Es as¨ª cada d¨ªa, dos mundos intentando no tocarse. ?Es eso una fractura social? No s¨¦, esa es una palabra muy grande, y en Catalu?a tenemos un problema con la sobreexplotaci¨®n de palabras grandes ¡ªdignidad, democracia, golpe de Estado, Catalu?a, firmeza, blablabla. Lo que somos seguro es una sociedad que no se cae bien: nos soportamos, no nos damos gritos ¡ªsalvo excepciones, como la del taxista que hace unos d¨ªas aceler¨® su coche gritando ¡°es la independencia, capullo¡±, al paso de un dirigente de la izquierda no independentista. Nos sonre¨ªmos, pero estamos inc¨®modos, evitamos temas conflictivos, dejamos de hablar de pol¨ªtica con los ¡°otros¡±, y soportamos grupos de whatsapp s¨®lo porque sabemos que todos ver¨ªan que nos hemos borrado. Y, como mucho, nos conjuramos en una conversaci¨®n breve y superficial para que ¡°todo termine bien¡±, haciendo un esfuerzo para no aclarar qu¨¦ entendemos cada uno por ¡°bien¡±.
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