¡®Laudatio serenisima¡¯
Heterogeneidad de estilos en el primer programa de abono de la Sinf¨®nica, desde la paz de los vivos de Stravinski al frenes¨ª danzante de Ravel pasando por Saint¨CSa?ns y Groba
La Orquesta Sinf¨®nica de Galicia (OSG) ha dado comienzo a su temporada de abonos 2019 ¨C 2020 con dos conciertos celebrados el viernes y el s¨¢bado de esta ¨²ltima semana en su sede del Palacio de la ?pera de A Coru?a. El programa de ambos conciertos estaba compuesto por la Sinfon¨ªa de los salmos, de ?gor Stravinski (1882 - 1971); el Concierto para violonchelo y orquesta en la menor, op. 33 de Camille Saint-Sa?ns; una selecci¨®n de las Danzas meigas de Rogelio Groba (n. 1930) ¨Cestas dos ¨²ltimas obras eran interpretadas por primera vez por la OSG- y el Bolero de Maurice Ravel (1875 - 1921). Los conciertos han sido dirigidos por el titular de la Sinf¨®nica, Dima Slobodeniouk, en la primera de sus cuatro actuaciones al frente de la orquesta en los programas de abono de esta temporada y ha actuado como solista el germano-canadiense Johannes Moser.
La obra de Stravinski emplea un org¨¢nico poco habitual: coro mixto a 4 voces; 5 flautas (la quinta doblando al piccolo); 4 oboes y corno ingl¨¦s; 3 fagotes y contrafagot; 4 trompas, 4 trompetas en do y trompeta piccolo; 3 trombones y tuba; timbales y bombo; 2 pianos, arpa y cuerda sin violines ni violas ¨Ccon los violonchelos y contrabajos al lado derecho del escenario-.
La Sinfon¨ªa de los salmos sorprende desde su inicio por su org¨¢nico orquestal y su tem¨¢tica. Los dibujos sinuosos de las maderas y piano que introducen el solo de trompa parecieron llevar a otra dimensi¨®n al auditorio. El Coro de la OSG respondi¨® con la calidad que viene siendo habitual desde hace tiempo en todas sus intervenciones, con una afinaci¨®n perfecta, gran precisi¨®n r¨ªtmica y un timbre cada vez m¨¢s depurado. Solo en los momentos de mayor exigencia del primer movimiento, Exaudi orationem meam, Domine, pudo aparecer alguna ligera tensi¨®n en las voces agudas.
La gran fuga del Expectans expectavi, Dominum central fue ejecutada como una aut¨¦ntica lecci¨®n de claridad y adecuada disposici¨®n de planos sonoros en voces y orquesta por parte de Slobodeniouk al frente de orquesta y coro. Por encima de los contrastes moment¨¢neos, la sensaci¨®n predominante en el tercer movimiento, Aleluia, l¨¢udate Dominum, fue la paz de un seren¨ªsimo canto del coro dirigido por Joan Company apoyado por la firmeza de los timbales.
Johannes Moser hizo una hermosa versi¨®n del Concierto para chelo de Saint ¨C Sa?ns por t¨¦cnica, de afinaci¨®n perfecta y agilidades que le permiten usar unos tempi muy vivos en los movimientos extremos. Tambi¨¦n es de destacar su expresividad a trav¨¦s del sonido que obtiene de su Guarnieri del Jesu, de texturas y brillos m¨¢s que atractivos, como apoyo de un fraseo muy adecuado a la partitura del franc¨¦s. Se ech¨® en falta una mayor proyecci¨®n del sonido, que en algunos momentos no rodaba bien por el siempre dif¨ªcil ¨¢mbito ac¨²stico del auditorio coru?¨¦s. Correspondi¨® a los aplausos de p¨²blico con la Sarabande de la Suite n? 1en sol mayor, BWV 1007 de J.S. Bach.
Las Danzas meigas de Groba denotan su gran oficio como orquestador y su inspiraci¨®n en el folclore gallego tiende siempre un puente de atracci¨®n hacia el p¨²blico. La versi¨®n de Slobodeniouk al frente de la Sinf¨®nica supo aprovechar sus caracter¨ªsticas r¨ªtmicas, t¨ªmbricas y din¨¢micas, obteniendo un notable aplauso por parte del p¨²blico del Palacio de la ?pera.
El Bolero de Ravel es una obra m¨¢s que adecuada para cerrar un concierto inaugural como los de este fin de semana. Su en¨¦sima interpretaci¨®n por la Orquesta Sinf¨®nica de Galicia era la primera por parte de su titular, que demostr¨® su desde el podio su dominio de la partitura y su gran entendimiento con los m¨²sicos de la orquesta.
Sobre la base del firme pulso marcado desde la caja por Alejandro Sanz, la ductilidad de la orquesta le permiti¨® regular muy matizadamente la din¨¢mica y la obra fue ganando en intensidad como en un interminable crescendo rossiniano, con apenas dos saltos, en el canto de la frase por maderas y cuerdas y en la modulaci¨®n (cambio de tonalidad) a mi menor que preceden a la ¨²nica ampliaci¨®n de la frase. La sucesi¨®n de solistas y secciones en el canto monotem¨¢tico aport¨® brillantez y espectacularidad y el final fue recibido con la gran ovaci¨®n que cab¨ªa esperar.
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