La equidistancia
Mientras los maximalismos se impongan, mientras se exija el di¨¢logo que ni se practica ni se pretende, mientras la justicia substituya la pol¨ªtica de pr¨¢cticas inexistentes, el equidistante est¨¢ neutralizado
Y Rosa Parks dej¨® escrito: ¡°Creo que si hubiera pensado demasiado en lo que pod¨ªa pasarme, es probable que hubiera bajado del autob¨²s. Pero me qued¨¦¡± (Mi historia, Plataforma Editorial). La que pas¨® a partir de entonces a ser un referente de la resistencia frente a los abusos contra la comunidad negra se sincera en su autobiograf¨ªa mientras relativiza su papel. Lo contextualiza y dice haberse sorprendido por la relevancia que le otorgaron los suyos. Un colectivo, el afroamericano, que representaba el 66% de los pasajeros de la compa?¨ªa de autobuses que se resist¨ªan al boicot porque viv¨ªan demasiado lejos para no subirse a ellos. Y eso a pesar de la violencia verbal que les inflig¨ªa alg¨²n conductor, como James Blake, el que denunci¨® a la mujer cuyo testimonio creativo fue la gran fuerza que impuls¨® la marcha moderna hacia la libertad, seg¨²n la dedicatoria que le estamp¨® Martin Luther King Jr. en un ejemplar de su libro Caminar hacia la libertad.
El de Rosa Parks es uno de los nombres que utilizan los relatores del independentismo como antes lo hicieron las defensoras de la igualdad y el feminismo. Y aunque convendr¨ªa que algunos leyeran su historia para superar el t¨®pico y ser m¨¢s precisos en la adaptaci¨®n para su causa, tambi¨¦n ser¨ªa prudente que contextualizaran mejor la cita de Desmond Tutu esgrimida reiteradamente para atacar a los equidistantes.
Dijo el arzobispo anglicano que ¡°si eres neutral en situaciones de injusticia, has elegido el lado del opresor¡±. Se refer¨ªa a los indiferentes que aparentaban serlo tambi¨¦n al gobierno del apartheid que mantuvo a los nativos de Sud¨¢frica bajo la m¨¢s estricta represi¨®n d¨¦cadas despu¨¦s de que sus iguales se liberaran de las pol¨ªticas segregacionistas en los Estados Unidos de Am¨¦rica.
El amigo de Nelson Mandela, otro de los referentes, utiliz¨® el vocablo neutral, que es aquel que no interviene a favor de uno ni de otro. O que pertenece a un estado que as¨ª se posiciona. Suiza, tradicionalmente. Pero que no intervenga de manera p¨²blica no supone que no tenga ideas o que no maniobre por debajo de la mesa. Suiza, de nuevo. Fij¨¦monos, sin embargo, que el purpurado pacifista dijo ¡°neutral¡± y no ¡°equidistante¡±, que tiene su matiz. Y no consta en los diccionarios que estas palabras sean sin¨®nimas. El detalle no es balad¨ª a tenor del uso que se hace de ella en momentos de m¨¢xima tensi¨®n por parte de todos, porque todos nos querr¨ªan a todos a su lado, como a todos nos gustar¨ªa que todos nos dieran la raz¨®n. No obstante, y como esto es imposible, se ataca la equidistancia olvidando que muchos de quienes lo hacen estuvieron y estar¨ªan a favor de un mediador antes de que la expresi¨®n y sus posibles portadores cayeran en desgracia.
Parece evidente, pues, que el ¨¢rbitro que algunos ans¨ªan y otros vetan deber¨ªa ser una persona centrada para intentar que los extremos acortaran sus posiciones hacia el punto medio. All¨ª donde converger¨ªan para alcanzar un pacto que, obligatoriamente, debe comportar alguna renuncia. Pero mientras los maximalismos se impongan, mientras se exija el di¨¢logo que no se practica ni se pretende, mientras la justicia con sus sentencias substituya la pol¨ªtica de pr¨¢cticas inexistentes, mientras todo esto pase, el equidistante est¨¢ neutralizado. Es imposible entonces que se incline por nadie porque puede repudiar por igual a quien intenta presionarle antes que convencerle. Sea quien sea. Y responder a su hartazgo de unos y a su disgusto con los otros. Sin equidistantes, pues, dif¨ªcilmente puede haber soluci¨®n porque sin alguien que equilibre solo queda el conflicto.
Dej¨® dicho Pessoa que si el coraz¨®n pensara, se parar¨ªa. Si esto sucediera, cu¨¢ntos infartos coincidir¨ªan en estos tiempos acelerados y cu¨¢ntos desfibriladores se necesitar¨ªan para hacer reaccionar a los colapsados. Porque sobran emociones y faltan razones para caminar hacia una negociaci¨®n imprescindible, fruto de un di¨¢logo sin cortapisas, y por mucho que sobren razones del coraz¨®n que la raz¨®n no entiende.
Sabida y protestada la sentencia, declaraciones e im¨¢genes inaceptables incluidas, todos han convenido que no es tiempo de reuni¨®n porque es tiempo de campa?a. Que hay que seguir esperando para que llegue el momento adecuado que nunca parece tener hora ni fecha en el calendario. Antes de su tard¨ªa e impropia condena de la violencia, el president Torra envi¨® una carta al presidente S¨¢nchez pidi¨¦ndole una reuni¨®n y La Moncloa contest¨® que en d¨ªas electorales no era oportuno. Mientras, se convocaba a Casado, Rivera e Iglesias para hablar de Catalu?a sin la presencia de independentista alguno. Si este es el problema, ?c¨®mo puede afrontarse obviando su voz? La respuesta la dio Meritxell Batet: ¡°Las campa?as electorales no resuelven los problemas¡±. Pregunta impertinente: ?Por esto est¨¢n en campa?a permanente? ?Para no resolvernos los problemas?
De fondo suena Caballo viejo: ¡°Un coraz¨®n amarrao, cuando le sueltan la rienda, es caballo desbocao¡±. Visto y sufrido por los equidistantes.
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