Momento postliberal: s¨ª o no

Catalu?a comienza a rozar su momento postliberal a lo largo de aquellas fechas de 2017 cuando el parlamento auton¨®mico aprueba ilegalmente la ley de refer¨¦ndum y la ley de transitoriedad hasta que todo se concreta en la turbulenta jornada del 1 de octubre. Urnas de ficci¨®n, convocatoria ilegal, desigual actuaci¨®n de los cuerpos de seguridad con pasividad de los Mossos d'Esquadra, recuento sin credibilidad: el emocionalismo estaba mutando en gestualidad visceral. Incluso la CUP conoc¨ªa la inexistencia de una mayor¨ªa social para cualquier tipo de fractura unilateral. Dos a?os m¨¢s tarde, sigue vigente la capacidad de exhortaci¨®n del lenguaje secesionista aunque cada uno de sus ¡°mantra¡± haya ido perdiendo fuelle, desde el ¡°Espa?a nos roba¡±, salirse de Espa?a qued¨¢ndose en la Uni¨®n Europea o que existe una forma democr¨¢tica que se salta la ley porque pertenece a la soberan¨ªa catalana. Ahora el ¡°mantra¡± es la sentencia del Supremo.

Es decir: sigue urgiendo la desactivaci¨®n sem¨¢ntica del secesionismo y esa es, seg¨²n parece, tarea de muy larga duraci¨®n, en un frente cultural, medi¨¢tico y educativo. Lo que ha tardado 40 a?os en calar con un dirigismo intensivo no podr¨ªa cesar en 40 d¨ªas. Por ahora, esta desactivaci¨®n est¨¢ pendiente, como se constata con la naturaleza pre-pol¨ªtica ¡ªpre-jur¨ªdica, incluso¡ª de la respuesta a la sentencia del Tribunal Supremo. El decurso p¨²blico del d¨ªa a d¨ªa se solapa con los riesgos postliberales a los que la Catalu?a hiper-democr¨¢tica y europe¨ªsta parec¨ªa cong¨¦nitamente ajena. ?Estamos ya ante un instante de sedimentaci¨®n sist¨¦mica o ante una fase posterior al fracaso pol¨ªtico del independentismo?

Cuando se habla de una Europa acorralada por circunstancias postliberales, la costumbre es mezclar elementos que no por tener cierta similitud o afinidad representan convergencias irreversibles. Ocurre con los populismos, cuya expansi¨®n es de cada vez m¨¢s asim¨¦trica como se vio en las elecciones europeas. Ni es lo mismo Trump que el Brexit. Tampoco tiene el mismo significado la Eurasia de Putin. Por otra, si el momento postliberal se caracteriza por una polarizaci¨®n entre ¨¦lites y gente, en Catalu?a, hoy por hoy, no puede hablarse de ¨¦lites influyentes, salvo una primaria oligarqu¨ªa nacionalista. Tambi¨¦n es cierto, como se ve en el avance populista en Europa, que la globalizaci¨®n y el euro est¨¢n siendo considerados como males y no como soluciones. De eso tambi¨¦n se alimenta mim¨¦ticamente el secesionismo catal¨¢n, pero sobre todo de una concepci¨®n hist¨®rica que es anacr¨®nica y regresiva. Ahora mismo, sus claves son m¨¢s bien tribales. El peor horizonte es que dada la divisi¨®n de la sociedad catalana, la descomposici¨®n pol¨ªtica mute en descomposici¨®n institucional. Desde este ¨¢ngulo, existe en el independentismo radical una actitud muy adversa a la Uni¨®n Europea. Eso pudiera ser un deslizamiento hacia los modos de sociedad cerrada frente a sociedad abierta. Ser¨ªa una victoria de la mente tribal que se alimenta primitivamente del nosotros contra ellos. Por eso hay en el independentismo quienes ven el momento post-liberal como una oportunidad y no como un retroceso.

La crisis de 2008 conjur¨® todos estos factores como un todo y vale la pena recordar que el nuevo independentismo no se nutre de la sentencia del Constitucional sobre un segundo Estatuto con el que pr¨¢cticamente nadie estaba de acuerdo, sino con el hecho de que a Artur Mas le estallan en la calle los recortes sociales y se encarama a la vindicaci¨®n secesionista para paliar el efecto de unas medidas de austeridad que le hab¨ªan obligado a ir en helic¨®ptero a la sesi¨®n del parlamento auton¨®mico. Distintos pron¨®sticos var¨ªan mucho sobre las consecuencias que pueda tener ahora la desaceleraci¨®n en curso pero parece evidente que el impulso independentista tiene hoy otros rasgos y otros ritmos, con un desenlace totalmente imprevisible y m¨¢s a¨²n despu¨¦s de las recientes noches de violencia en Barcelona. Pero ambas reacciones corresponden cada una a su manera con el momento postliberal. Las probabilidades de detonaciones internas en el frente independentista ¡ªcausa del bloqueo parlamentario y de la inacci¨®n de la Generalitat¡ª pueden sumarse a ese momento o abrir una ventana hacia otro panorama, que acabe perfil¨¢ndose como un regreso camuflado al autonomismo a la espera de una mayor¨ªa social suficiente para el paso hacia la secesi¨®n. Pero por delante vienen las elecciones generales y en unos meses unas auton¨®micas anticipadas. El cad¨¢ver pol¨ªtico de Quim Torra va a ser ocasi¨®n para muy diversos aquelarres.