Llorar la Rep¨²blica
La melancol¨ªa lleg¨® a su cumbre en el recital de himnos de la Guerra Civil. Queremos hablar y recordar a los muertos. Los vivos incomodan
La Rep¨²blica perdida, claro, llanto por la Rep¨²blica que fue. Eso me dije el mes pasado en Carcasona, en el Centre Jo? Bousquet que lleva el nombre del poeta herido en la columna vertebral en la guerra del 14 que, discapacitado y recluido en la casa familiar que ahora es el centro a ¨¦l dedicado, con las ventanas de su cuarto siempre cerradas, logr¨® una obra po¨¦tica de alta sensibilidad, de resonancias surrealistas, que resiste al tiempo y fue acogida con entusiasmo por sus pares, los poetas Ren¨¦ Char y Paul ?luard, el pintor Max Ernst y la fil¨®sofa Simone Weil. Demasiado secreta en el mundo editorial, se hace presente cada vez que la lees: ¡°Mi herida exist¨ªa antes de m¨ª, nac¨ª para encarnarla¡±. Bousquet muri¨® en 1942, seis a?os despu¨¦s de Ram¨®n Ac¨ªn, el artista, periodista y pedagogo libertario pacifista que me llevaba a Carcasona para hablar en su memoria. Ac¨ªn fue fusilado en el cementerio de Huesca el 6 de agosto de 1936.
Siempre me es grato hablar de Ac¨ªn, de quien tal vez hayan o¨ªdo hablar m¨¢s o menos recientemente por su decisiva participaci¨®n en el film hurdano de Bu?uel, Tierra sin pan. M¨¢s grato a¨²n si cabe, porque la desconoc¨ªa, fue descubrir la relaci¨®n de Jo? Bousquet con mi admirado Francesc Tosquelles, del que ja he escrito otras veces en estas p¨¢ginas, catalanista ferviente siempre y militante en su juventud del POUM (Partido Obrero de Unificaci¨®n Marxista). El psiquiatra que tras exiliarse con la p¨¦rdida de la guerra ¡ªde la Rep¨²blica¡ª mont¨® en tierras no muy lejos de Carcasona el primer psiqui¨¢trico franc¨¦s moderno.
Puso all¨ª en pr¨¢ctica las experiencias en su Reus nativo y en la psiquiatr¨ªa de guerra que hab¨ªa ejercido en el frente de Guadalajara. Fue Tosquelles quien logr¨® acoger en Saint-Alban al poeta ?luard y otros artistas, que hubieran terminado en un campo de concentraci¨®n si no de exterminio, que le hablaron de Bousquet. Tosquelles fue el fundador de la terapia institucional, la terapia en el hospital, no en la consulta privada, que tanta falta sigue haciendo. Hay que curar primero al hospital para poder curar a los pacientes, su mayor lema.
Pero la sesi¨®n acab¨® siendo melanc¨®lica para m¨ª. Ven¨ªa de las turbulencias nocturnas en Barcelona que segu¨ªan a la sentencia del Supremo. Entrar en la estaci¨®n de Sants de buena ma?ana para tomar el tren no hab¨ªa sido dif¨ªcil pero s¨ª distinto: los accesos interiores desde el metro estaban clausurados y solo se pod¨ªa acceder a la estaci¨®n desde la plaza de los Pa?sos Catalans, desolada y a media luz en aquella hora, y tras ense?ar el billete a la polic¨ªa en la puerta de acceso. Hasta el ¨²ltimo momento no hab¨ªa podido confirmar mi asistencia al encuentro Ac¨ªn. Pero nadie entre el p¨²blico ¡ªdescendientes de republicanos espa?oles y simpatizantes republicanos¡ª ni entre los organizadores se interes¨® por nada de todo eso. Queremos hablar y recordar a los muertos. Los vivos incomodan.
La melancol¨ªa lleg¨® a su cumbre en el recital de canciones republicanas y libertarias que cerr¨® la jornada, a cargo de dos excelentes m¨²sicos aragoneses, Luis Miquel Baj¨¦n y Ernesto Coss¨ªo. No dej¨¦ de expresar tristeza porque tampoco lo quer¨ªa, estaba sentada en primera fila y los m¨²sicos conoc¨ªan mi pena, hab¨ªamos hablado un poco antes del recital. Dos d¨ªas antes hab¨ªa habido protestas en Zaragoza por lo mismo y las comentamos. Las implicaciones de la sentencia van m¨¢s all¨¢, mucho m¨¢s all¨¢, de Catalu?a, son en verdad el nuevo c¨®digo de conducta del Estado.
Me pregunto si ya no existen republicanos en Espa?a. En Catalu?a los hay, abiertamente. El partido que gana elecciones lo lleva en su mismo nombre y tantos independentistas son sobre todo republicanos. S¨ª, de acuerdo: podemos hacer consideraciones de todo tipo sobre la Rep¨²blica catalana de ocho segundos proclamada hace dos a?os, pero se dir¨ªa que en Espa?a ¡ªel resto de Espa?a seg¨²n la terminolog¨ªa pol¨ªticamente correcta y sobre todo prudentemente pol¨ªtica¡ª la palabra Rep¨²blica es impronunciable, promover un ideario republicano parece casi de mal gusto y hablar de una tercera Rep¨²blica, el despiporre. ?Est¨¢n todos, y todas, en las cunetas, los republicanos espa?oles que no fueron al exilio? ?Sirven los muertos republicanos para que haciendo como que les recordamos en realidad los vayamos momificando?
Un prop¨®sito pertinente ser¨ªa no llorar la Rep¨²blica sino hacerla viva. Las ense?anzas de Ram¨®n Ac¨ªn y de Francesc Tosquelles llegan hoy desde el futuro, no desde el pasado, si no queremos carg¨¢rnoslo todo bien cargado.
Merc¨¨ Ibarz es escritora y cr¨ªtica cultural.
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