¡°S¨ª¡±, ¡°No¡±, y otras variaciones
Como toda buena familia desestructurada pero catalana, intentan mostrar un entendimiento aparente
No es un secreto que las distintas corrientes independentistas se llevan entre s¨ª como los personajes de una pel¨ªcula de Tarantino. S¨®lo hace falta ver el mensaje de campa?a de la ANC pidiendo el voto para la CUP o JxCat y no para ERC (?qui¨¦n se acuerda ahora de cuando Elisenda Paluzie, hoy l¨ªder de la ANC, era la economista de cabecera de Joan Puigcerc¨®s?), las acusaciones de robo de un sector de campistas de Universitat contra los j¨®venes de Esquerra o de Arran o la queja p¨²blica de Quim Torra contra el presidente del Parlament, Roger Torrent (ERC), por el cambio de calendario del pleno del martes; hay menos cuchillos en la escena de Kill Bill en el restaurante japon¨¦s.
Sin embargo, como toda buena familia desestructurada pero catalana, intentan mostrar un entendimiento aparente cuando est¨¢n ante extra?os. Incluso en asuntos en los que mantienen evidentes discrepancias. Por ejemplo, en la reacci¨®n al pacto de Pedro S¨¢nchez y Pablo Iglesias. En el momento estrat¨¦gico de cada uno, est¨¢ claro que Junts per Catalunya va a unirse a las voces del NO -si ya no les excitar¨ªa un acuerdo de izquierdas, mucho menos les conviene en su actual momento maximalista indepe-, que la CUP puede hacer lo que m¨¢s le plazca porque nadie cuenta con ellos, y en cambio, que la decisi¨®n de ERC ser¨¢ clave para el nacimiento del Gobierno de coalici¨®n.
Todo el mundo est¨¢ hoy pendiente de los republicanos. Y ERC anda diciendo que no, pero s¨ª, pero a ver, repartiendo tonos entre sus dirigentes. Joan Tard¨¤ asegura que no puede haber bloqueo al Gobierno espa?ol, y en cambio el vicepresidente del Govern Pere Aragon¨¨s deja caer: ¡°de entrada, no¡±, y exige una mesa de di¨¢logo. Y en el hemiciclo, como dec¨ªamos, el portavoz republicano Sergi Sabri¨¤ abandera ante la oposici¨®n una unidad independentista que s¨®lo es cierta a la contra, a la defensiva, en la queja por la respuesta espa?ola habitual. Sabri¨¤ -que se ha desmarcado de Tard¨¤ en Twitter-, ha hecho una intervenci¨®n dur¨ªsima contra el acuerdo PSOE-Podemos porque habla de ¡°garantizar la convivencia en Catalun?a¡±, algo que suena fatal en ambientes indepes porque pretende que el conflicto es interno y no con el Estado.
F¨ªjense si Sabri¨¤ quer¨ªa desmarcarse del pacto de Madrid que en varios momentos se ha dirigido directamente hacia los diputados de En Com¨² Podem en tono ¨¢spero. Algo que no merecer¨ªa comentario si no fuera porque se trataba del turno de preguntas¡al presidente de la Generalitat. Es m¨¢s, ha terminado su speech sin formular ni una sola cuesti¨®n a Torra. Total, ¨¦ste, encantado de la vida, no tuvo m¨¢s que rematar la faena siguiendo el mismo argumentario, igual que el portavoz de JxCat, Albert Batet, aunque ¨¦l ya oficia sistem¨¢ticamente de simple eco del president. Fuera del hemiciclo, las cosas no son iguales. Al pie de las escaleras del Parlament, me encuentro conversando a dos portavoces del ayuntamiento de Barcelona, Elsa Artadi (JxCat) y Ernest Maragall (ERC). Artadi viene de anunciar el no a los presupuestos de Ada Colau, y Maragall est¨¢ a punto de confirmar su abstenci¨®n: cuando no hay juego a la contra, las estrategias se alejan y Esquerra puede sentirse c¨®moda en su papel de cooperador necesario.?
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