Los resistentes de la Meridiana
Un centenar de personas mantienen vivo un corte en la arteria de entrada y salida a Barcelona desde hace 85 d¨ªas
Aunque llueva, aunque truene, o aunque sea el d¨ªa de Navidad y amenace con llegar la polic¨ªa. La avenida de Meridiana se ha convertido en uno de los actos reivindicativos contra la sentencia del proc¨¦s m¨¢s simb¨®licos de Catalu?a. M¨¢s de un centenar de personas ¡ªel n¨²mero fluct¨²a seg¨²n el d¨ªa¡ª cortan desde el pasado 14 de octubre de las ocho de la tarde a las diez de la noche la circulaci¨®n en la arteria de entrada y salida de Barcelona, a la altura de la estaci¨®n de trenes de Sant Andreu Arenal.
Poco antes de las ocho de la tarde de una noche cualquiera de diciembre llegan los primeros resistentes. Una mujer se sienta en un banco y varios j¨®venes se acercan a saludarla. All¨ª casi todos se conocen a fuerza de verse cada d¨ªa. ¡°Protestamos para que salgan los presos pol¨ªticos de la c¨¢rcel¡±, explica una manifestante de 50 a?os, que acude con su hijo de 19, que piden no ser identificados.
La libertad de los l¨ªderes del proc¨¦s es la reivindicaci¨®n que une a los manifestantes, que se instalan puntualmente sobre el paso de peatones, donde se puede leer escrito en color amarillo ¡°Meridiana resisteix¡±. Se trata del mismo hashtag que se ha popularizado para identificar la protesta. Y de all¨ª no se mueven hasta las diez de la noche. ¡°Es un motivo de peso¡±, defiende una mujer de 60 a?os, que acude con un vecino al que ya conoc¨ªa, de 74. Ellos tambi¨¦n piden anonimato, por temor a ser identificados y tener problemas en el barrio.
La protesta es tranquila. Meritxell, una mujer de 40 a?os, acude desde Badalona casi desde el principio. Lo decidi¨® despu¨¦s de que en una manifestaci¨®n ante la Jefatura Superior de Polic¨ªa de Catalu?a, en la Via Laietana, se llevase un porrazo de los antidisturbios. ¡°Me quise buscar algo m¨¢s tranquilo¡±, cuenta. Pero no lo acab¨® de conseguir, dice, y ense?a un v¨ªdeo de los Mossos d¨¢ndole tambi¨¦n un porrazo en la Meridiana.
La polic¨ªa catalana intervino con distinta intensidad y estrategias para impedir el corte de la v¨ªa mientras este no estuvo comunicado. Llegaron a encapsular a los manifestantes, a identificarlos, a sancionar a m¨¢s de 150, y hasta detener a 4 de ellos. Estos respondieron con distintas estrategias, como cambiar el corte de lugar, pasar lentamente por el paso de peatones o enfrentarse directamente con los agentes. La intervenci¨®n policial reforz¨® la convocatoria, donde llegaron a sumarse casi medio millar de personas. No faltaron diputadas, como Laura Borr¨¤s, o concejales y representantes del Ayuntamiento y del Parlament.
Ahora que los Mossos no act¨²an, la protesta vuelve a ser una cita m¨¢s reducida. ¡°Hemos llegado a hacer casta?as y hasta una paella¡±, explica un hombre ya jubilado sobre sus acciones festivas. Los ¨²nicos problemas son derivados de enfrentamientos con conductores que quieren cruzar. Una mujer fue atropellada la noche de Nochebuena por un veh¨ªculo que se dio a la fuga.
Los piques se producen casi a diario. ¡°?Que te bajes de la moto!¡±, insisten un grupo de personas a un conductor que intenta cruzar la avenida. El hombre, todav¨ªa a horcajadas de la motocicleta, no cede: ¡°He venido andando y con respeto. Solo quiero pasar¡±. Pero no se ponen de acuerdo. Los manifestantes quieren que pare el motor y que cruce el punto andando. Al final, interviene la Guardia Urbana de Barcelona, que controla la protesta a varios metros de distancia. ¡°Me quer¨ªan pegar¡±, les dice el hombre a los agentes. Los manifestantes lo niegan, le abuchean, ¨¦l se va y la protesta vuelve a la normalidad.
La mayor¨ªa de los participantes pasan la cincuentena, forman corrillos de dos, tres o cuatro, y charlan. ¡°De los presos, claro, siempre acabamos hablando de lo mismo¡±, dice Assumpci¨®, de 69 a?os, que se abriga con una bufanda amarilla. Est¨¢ con su marido, y asegura que se queja por un ¡°mont¨®n de cosas¡±: los ¡°presos pol¨ªticos, por la gente exiliada y por un futuro mejor en Catalu?a¡±.
No muy lejos de ella se re¨²ne un grupo de tres j¨®venes, que no paran de hablar. Ellos tambi¨¦n protestan por los ¡°presos pol¨ªticos¡±, dicen, pero ¡°no tanto por los de arriba¡±, en relaci¨®n a los l¨ªderes independentistas encarcelados, sino por los ¡°de abajo, los nuestros¡±, en referencia a toda la ¡°gente joven que sali¨® a la calle a tras su sentencia¡± y que acabaron detenidos durante los altercados en Barcelona y otras ciudades.
A los tres j¨®venes, que piden identificarse solo con sus iniciales (V. R., de 23 a?os, A. A., de 24 y G. B., de 23) les une su indignaci¨®n por la situaci¨®n en Catalu?a y las movilizaciones en las calles. ¡°Estamos de ex¨¢menes, y venir aqu¨ª es tambi¨¦n una forma de salir¡±, confiesan. Al acabar la manifestaci¨®n, se comen un kebab en uno de los bares de la esquina (¡°se debe estar forrando¡±, bromean) y regresan a sus casas. La ¨²nica chica, A. A., se ha desplazado expresamente desde Cardedeu.
El pr¨®ximo 21 de enero, el corte de la Meridiana cumplir¨¢ 100 d¨ªas. El Departamento de Interior asegura que mientras est¨¦ comunicada (la ANC ha pedido permiso hasta el 28 de febrero) no tiene intenci¨®n de prohibir o alterar la convocatoria. Pero el Ayuntamiento de Barcelona no est¨¢ de acuerdo. El concejal de Seguridad, Albert Batlle, ha expresado p¨²blicamente su disconformidad con el corte de v¨ªa porque perjudica gravemente la circulaci¨®n y considera que deber¨ªa impedirse. Y as¨ª se lo ha hecho saber a Interior, a trav¨¦s de un informe que la Guardia Urbana, del que no han recibido respuesta, seg¨²n confirma una portavoz municipal. Entre los participantes de la marcha hay un sentir general: seguir¨¢n yendo a la Meridiana aunque lo proh¨ªban.
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