Victimismo valenciano y nuevo gobierno
S¨¢nchez debe facilitar a Puig que rompa con su discurso en el que lleva anclado una legislatura y nueve meses.

Estanislao Figueras y Moragas fue presidente de la I Rep¨²blica espa?ola entre febrero y junio de 1873; a qu¨¦ punto de hast¨ªo no llegar¨ªa aquel buen hombre que, como recordaba hace unas semanas en un tuit Arturo P¨¦rez Reverte, antes de dimitir y largarse al exilio franc¨¦s, coron¨® su intervenci¨®n en un Consejo de Ministros con la siguiente y rotunda frase: ¡°Se?ores, ya no aguanto m¨¢s. Voy a serles franco: ?estoy hasta los cojones de todos nosotros!¡±
Las recientes intervenciones parlamentarias con motivo del debate de investidura presidencial me provocaron el mismo hartazgo que el experimentado por aquel republicano federal. En mi caso, por cuesti¨®n de g¨¦nero, hasta los ovarios.
El filibusterismo, t¨¢ctica original de piratas y bucaneros, se ha adue?ado de los usos parlamentarios y es una tortura para los que, por obligaci¨®n y/o devoci¨®n, nos chutamos en vena de manera cotidiana los debates pol¨ªticos en los que, en teor¨ªa, se debate sobre asuntos que conciernen a nuestro futuro como colectividad.
Habemus presidente. La elecci¨®n de Pedro S¨¢nchez como jefe del ejecutivo nacional pone fin a una larga etapa de interinidad y abre otra de duraci¨®n insospechada. Los apocal¨ªpticos, situados, seg¨²n se entra, a la derecha del hemiciclo, ya han hecho sus predicciones y las alimentan a diario con una ret¨®rica inflamada que invita a cubrirse la cabeza y buscar refugio. En dos a?os, nueva convocatoria electoral, pronostican. Los integrados -con asiento en el Gobierno o prestando condicionados soportes a este- defienden una bater¨ªa de propuestas y compromisos que exigir¨ªan m¨¢s de una legislatura de cuatro a?os para ser satisfechos.
La formaci¨®n del nuevo Gobierno presenta, a priori, dos beneficios y una consecuencia. Entre los primeros, el fin de la interinidad ya rese?ada y, merced al acuerdo con los soberanistas de ERC, la ruptura del llamado bloque unilateralista catal¨¢n. A ver c¨®mo gestiona la alegre muchachada de nuestros vecinos del norte el nuevo contexto.
La consecuencia afecta directamente al bloque de la derecha espa?ola. Vox solo se mover¨¢ de su posici¨®n -bien fijada electoralmente- para desplazarse aun m¨¢s hacia el extremo del arco que le define. El problema lo tienen el PP y C¡¯s. Los de Pablo Casado e In¨¦s Arrimadas deber¨¢n decidir si se enrocan en posiciones inmovilistas o, por el contrario, evolucionan hacia perspectivas reformistas homologables con los grandes partidos conservadores europeos. La lideresa del PP valenciano, Isabel Bonig, parece decantarse hacia la segunda opci¨®n, con timidez y sin grandes aspavientos, a la espera de que su l¨ªder nacional fije doctrina con claridad. No vaya a ser que yerre.
En la retaguardia de ese amplio espacio pol¨ªtico observan y esperan figuras como la del ex primer ministro franc¨¦s y candidato a la alcald¨ªa de Barcelona por C¡¯s, Manuel Valls. No debemos descartar la irrupci¨®n de nuevas siglas que atomicen, todav¨ªa m¨¢s, el fraccionado bloque de centro derecha. Existe un mercado electoral agregado por ciudadanos que sienten la orfandad de no sentirse representados por ninguna opci¨®n pol¨ªtica encuadrada en dicho bloque.
En el Consell auton¨®mico presidido por Ximo Puig y controlado de cerca por M¨®nica Oltra -asistidos en las bandas por Mart¨ªnez Dalmau- se ha saludado con entusiasmo la formaci¨®n del nuevo ejecutivo nacional. Por las venas de ambos gobiernos circula similar savia pol¨ªtica. El frenes¨ª inicial se puede ver ensombrecido si S¨¢nchez, sus cuatro vicepresidentes y la retah¨ªla de ministros que les acompa?ar¨¢n no muestran en breve la sensibilidad precisa hacia la llamada agenda valenciana, t¨ªtulo endosado al abanico de reivindicaciones hist¨®ricas largo tiempo requeridas y sucesivamente desatendidas por PP y PSOE.
Lo del nuevo modelo de financiaci¨®n auton¨®mica va para largo, por m¨¢s que Pedro S¨¢nchez comprometiese su palabra con Joan Baldov¨ª a cambio de su voto y ello le obligue a presentar un borrador para el pr¨®ximo mes de septiembre.
El term¨®metro m¨¢s inmediato que medir¨¢ la influencia valenciana en el nuevo ejecutivo se llama proyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado. A ver si, por fin, se reconoce en los mismos las necesidades valencianas y abandonamos el estatus de v¨ªctimas. Daniele Giglioli se?ala en su ensayo Cr¨ªtica de la v¨ªctima (Herder Editorial, 2017), que esta ¡°es irresponsable, no responde de nada, no tiene necesidad de justificarse: es el sue?o de cualquier tipo de poder¡±. Hay que facilitar al Gobierno del Bot¨¢nico II que rompa con el discurso victimista en el que lleva anclado una legislatura y nueve meses.
Hoy, domingo, conoceremos la composici¨®n definitiva del nuevo consejo de ministros. No, M¨®nica Oltra no ocupar¨¢ cartera ministerial, ni tampoco la consellera Graciela Bravo. Ya les gustar¨ªa a unos cuantos verlas subirse al AVE camino de Madrid.
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