Es la cultura, est¨²pido
El sintagma ¡®ascensi¨®n social¡¯ es un concepto de raigambre sociol¨®gica. Se asocia con el paso de un escal¨®n social a otro m¨¢s alto. Todos tuvimos en alg¨²n momento la oportunidad de observar este fen¨®meno de cerca
La noche de los premios Gaud¨ª, la presidenta del cine catal¨¢n, Isona Passola, pronunci¨® un discurso lleno de realismo y sentido com¨²n, como hace mucho que no se escuchaba, adem¨¢s de una muy agradecida ausencia de proclamas ¨¦picas. Habl¨® de un asunto que nos concierne a todos. No tuvo reparos en dirigirse directamente a los respectivos ministro y consejero de cultura que se hallaban presentes en la sala de butacas. Habl¨® de la situaci¨®n del cine y de los medios audiovisuales en Catalu?a. Su diagn¨®stico fue desolador. El dinero que se destina en cultura en Catalu?a es de 17 euros por persona (en Espa?a, son tres), mientras en el resto de Europa es de 300 euros. Y, al hilo de la deplorable situaci¨®n de la industria audiovisual en Catalu?a, habl¨® de la cultura. Del papel de la cultura en la sociedad. Y remat¨® su intervenci¨®n diciendo algo que no suele subrayarse con el ¨¦nfasis que merecer¨ªa ser subrayado. La cultura tambi¨¦n es motor de ascenso social. Esa menci¨®n me toc¨® la fibra. Me sent¨ª aludido y se lo agradec¨ª inmensamente desde mi sof¨¢. Somos muchos en este mundo al que la cultura nos salv¨®, no tanto de la irrelevancia social, como de la m¨¢s importante de todas, la humana.
El sintagma ascensi¨®n social es un concepto de raigambre sociol¨®gica. Se asocia sustancialmente con el paso de un escal¨®n social bajo a otro m¨¢s alto. Todos fuimos testigos de ello. Todos tuvimos en alg¨²n momento de nuestras vidas la oportunidad de observar este fen¨®meno de cerca. ?Qui¨¦n no conoci¨® a un trabajador de Seat que tuvo un hijo que ahora es abogado? ?O una enfermera que ahora su hija es m¨¦dica? ?O una trabajadora de la limpieza que tuvo una ni?a que ahora es enfermera (Enfermer¨ªa es una carrera universitaria) especializada en UVI? Esa ascensi¨®n social se materializa en cosas concretas, materiales. Se gana m¨¢s, se quiere viajar m¨¢s, se alimenta mejor, se accede a viviendas m¨¢s dignas, se valora m¨¢s el ocio, etc¨¦tera. En una palabra, el que asciende socialmente vive menos alienado. O dicho de otra manera, su nueva alienaci¨®n (que puede ser comprar ahora compulsivamente, viajar porque da prestigio o ir a restaurantes caros, etc¨¦tera) adquiere una dimensi¨®n menos urgente, con consecuencias psicol¨®gicamente mucho menos alienantes.
El dinero que se destina en cultura en Catalu?a es de 17 euros por persona y en Europa 300, seg¨²n Passola
Se suele hablar de la ascensi¨®n social como un premio al esfuerzo, contando ese esfuerzo personal con una bater¨ªa de ayudas del estado que lo promueven y lo estimulan. Y no es menor el papel que juega en esta terminolog¨ªa otro concepto, la educaci¨®n. Es evidente que la educaci¨®n es un trampol¨ªn para el ascenso social de los hijos. Si un padre es alba?il y su hijo cursa una formaci¨®n de grado superior, es evidente que ese hijo habr¨¢ logrado escalar socialmente. ?Pero ese mismo hijo de alba?il, habr¨¢ logrado, a la vez, escalar culturalmente? Aqu¨ª radica la cuesti¨®n crucial a la que me parece que se refer¨ªa en cierta manera Isona Passola, aunque yo matizar¨ªa que m¨¢s que tratarse de un ascenso social mediante la cultura, se producir¨ªa un ascenso espiritual de las personas, incluso en aquellas que no hubiesen ascendido socialmente. Nunca olvidar¨¦ a ese camarero extreme?o que trabajaba en un bar de la calle Aribau, a dos traves¨ªas de donde hab¨ªa nacido Carmen Laforet y a una de la Universidad de Barcelona. Julio trabajaba de ocho de la ma?ana a seis de la tarde. Un d¨ªa le pregunt¨¦ qu¨¦ hac¨ªa cuando llegaba a casa, y cuando yo esperaba que me contestara que ver la tele, me dijo que se pon¨ªa a leer. Ya hab¨ªa le¨ªdo a casi todos los autores del Boom y cuando yo lo conoc¨ª, a principios de los a?os setenta, estaba con La oscura historia de la prima Montse, de Juan Mars¨¦.
Con motivo del acuerdo firmado, en los ¨²ltimos d¨ªas, para presentar los presupuestos de la Generalitat, cada uno de representantes de los partidos firmantes acudi¨® a la cita con los periodistas, radiantes de alegr¨ªa por los acuerdos logrados. Me llam¨® poderosamente la atenci¨®n que ninguno de ellos hizo menci¨®n del incremento de la partida en cultura (37,1 millones de euros, es decir, un 14,2% m¨¢s que en 2017). Los portavoces de cada partido hicieron hincapi¨¦ en los incrementos en salud, educaci¨®n, universidades, econom¨ªa productiva, Mossos, bomberos y crisis clim¨¢tica. Pero ninguno, ninguno, hizo la m¨¢s m¨ªnima menci¨®n a los incrementos en cultura. Como si tener acceso a leer a Joan Margarit, ver La hija del ladr¨®n o escuchar una cantata de Bach, no fuera crucial para nuestro esp¨ªritu, ascendamos o no de categor¨ªa social.
J. Ernesto Ayala-Dip es cr¨ªtico literario.
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