El temporal abre en canal el delta del Ebro
El mar conquista cientos de hect¨¢reas de humedal y expone el fr¨¢gil equilibrio ecol¨®gico de la zona
Un desv¨ªo desde la carretera N-340 permite llegar a L¡¯Ampolla, un pueblo de Tarragona de poco m¨¢s de 3.000 habitantes que ejerce de balc¨®n sobre el delta del Ebro. Tras el paso de la borrasca Gloria, se han inundado por completo grandes llanuras de arrozales, una estampa ins¨®lita para un mes de enero, cuando los arroceros quieren los campos secos para poder meterse con los tractores a pisar y remover la tierra. Los problemas de adherencia se remedian con las ruedas met¨¢licas que montan en la maquinaria, pero tiene peor soluci¨®n enjuagar todo el salitre que se ha filtrado en los campos.
El fuerte oleaje provocado por el temporal empuj¨® el mar tres kil¨®metros tierra adentro y el agua salada se trag¨® todo a su paso. Una situaci¨®n ¡°dram¨¢tica¡±, seg¨²n Xavi Curto, portavoz de la Mesa de Consenso para el Delta, un organismo que representa a siete ayuntamientos y a las comunidades de regantes y que vela por un espacio natural de fr¨¢gil equilibrio ecol¨®gico. El mar corri¨® por los canales de riego y empap¨® los campos. Adem¨¢s, inutiliz¨® las estaciones de bombeo que sirven a los arroceros para calibrar los niveles de regad¨ªo.
Ra¨²l Arques tiene 47 a?os y trabaja m¨¢s de medio centenar de hect¨¢reas de arrozal. ¡°Nunca hubiera podido imaginar que el mar se nos metiera tan adentro¡±, afirma y mantiene que el balance de da?os para el sector agr¨ªcola, un puntal econ¨®mico en el delta, no se podr¨¢ concretar hasta saber el grado de penetraci¨®n de la sal en la tierra. La zona produce unas 125.000 toneladas de arroz anuales y ya cuenta con que esta campa?a no ser¨¢ buena. Los sindicatos agrarios han avanzado que hay 3.000 hect¨¢reas afectadas.
El perjuicio alcanza tambi¨¦n al sector pesquero. El temporal arranc¨® los ¨²tiles que calan frente a la costa para capturar pulpos y sepias y las olas hicieron estragos en el muelle. ¡°Nos lo ha roto todo¡±, lamenta Josep Molina, el patr¨®n de la Cofrad¨ªa de Pescadores de L¡¯Ampolla. Josep Colomines, Jordi Mart¨ª y L¨¢zaro Curto salen a faenar a la mar a diario y coinciden en que el descontrolado oleaje provocado por la borrasca mermar¨¢ las capturas: ¡°En esta bah¨ªa el agua tiene poca profundidad, y el pescado huye cuando el agua est¨¢ tan revuelta¡±.
Toda la franja costera del margen izquierdo del Ebro ha quedado herida. Ah¨ª, en la bah¨ªa del Fangar, cultiva mejillones la Federaci¨®n de Productores de Moluscos del Delta del Ebro (Fepromodel). Miquel Carles, presidente de la entidad, asegura que el 80% de las instalaciones est¨¢n afectadas, y que tres de sus 70 bateas ¡°directamente han desaparecido¡±. Estaban tendidas un metro por encima del nivel del agua, una altura ¨®ptima para poder mariscar pero est¨¦ril ante la crecida de las olas.
La elevaci¨®n del nivel del mar es la gran amenaza del delta del Ebro, una singular formaci¨®n natural que vive una permanente relaci¨®n de amor y odio con el mar. Un estudio de la NASA y la Universidad de Florida ya alert¨®, hace dos a?os, que el 40% del delta podr¨¢ quedar sumergido en 2100. Las estrategias para evitarlo son una carrera contrarreloj.
El presidente de la Generalitat, Quim Torra, se desplaz¨® a Deltebre y calific¨® como una ¡°cat¨¢strofe natural¡± lo sucedido en la zona. El consejero de Territorio y Sostenibilidad, Dami¨¤ Calvet, cifr¨® en cerca de 10 millones de euros el coste de un plan de choque inmediato para reparar el estropicio. ¡°La inversi¨®n no solo la tiene que financiar la Generalitat, tambi¨¦n el Estado¡±, apunt¨®. Pero, m¨¢s all¨¢ de las declaraciones, en el territorio afectado se piden soluciones para detener la regresi¨®n del delta. ¡°Esta zona pierde sedimentos desde hace tiempo, y no se reponen porque el r¨ªo no los aporta¡±, analiza Francesc Vidal, director del Parque Natural del Delta del Ebro. La escasez de poso en el tramo final del Ebro se presenta como la causa principal de la endeblez del delta. ¡°Los sedimentos son absolutamente esenciales, cualquier otra cosa que hagamos no servir¨¢ para nada si no aseguramos la llegada de sedimentos¡±, indica Rafael S¨¢nchez, hidr¨®logo y coordinador t¨¦cnico nombrado por la Mesa de Consenso para trazar el plan que permita plantar cara a la regresi¨®n.
Los fangos que arrastra el agua del r¨ªo juegan, en la desembocadura, un rol de parapeto ante el avance del oleaje. Una barrera natural vital para conservar la costa y evitar que el agua salada llegue a las lagunas interiores que, en algunos casos, est¨¢n situadas hasta medio metro por debajo del nivel de la playa. Pero los embalses que alteran el curso natural del r¨ªo filtran los materiales org¨¢nicos que se echan en falta cuando el r¨ªo topa con el mar. La Plataforma en Defensa del Ebro (PDE), una entidad de potente arraigo popular y muy activa en la movilizaci¨®n antitrasvases, vincula directamente la escasez de sedimentos con la buena salud del r¨ªo. Su lema es ¡°un Ebro sin caudales es la muerte del delta¡±.
El Parque Natural del Delta del Ebro se despliega sobre un ¨¢rea de 320 kil¨®metros cuadrados de gran riqueza medioambiental. C¨®mo hacer para protegerlo es un debate que ha alentado distintas voces. ¡°Hemos renunciado totalmente a las medidas duras¡±, se?ala Rafael S¨¢nchez, t¨¦cnico de la Mesa de Consenso, cerrando la puerta a que se desarrollen proyectos como diques o barreras de contenci¨®n frente a las playas del delta. Aunque se estudia la viabilidad, y el coste, de instalar una ¡°estructura hinchable¡± que se activar¨ªa solo en caso de temporal para mitigar la capacidad de erosi¨®n del oleaje. Mientras, la gesti¨®n de los movimientos de arena o la potenciaci¨®n de las sistemas de dunas se defienden como opciones v¨¢lidas para atenuar la regresi¨®n de la costa.
Una decena de atunes sobre el paseo mar¨ªtimo
La fuerza del temporal provoc¨® escenas poco comunes en la zona. El mar escupi¨® sobre el paseo mar¨ªtimo de L¡¯Ampolla una decena de ejemplares adultos de at¨²n rojo. Durante la ma?ana del mi¨¦rcoles, en una tregua de la lluvia, varios vecinos, cuchillo en mano, se afanaron en descuartizar las piezas y reba?ar las partes aprovechables. La empresa Balfeg¨®, que tiene una granja marina de atunes en L¡¯Ametlla de Mar, sospecha que los peces escaparon de sus instalaciones. A¨²n est¨¢ evaluando las p¨¦rdidas sufridas.
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