Eduardo Zaplana y Francisco Camps: encuentro navide?o
Los dos expresidentes valencianos se re¨²nen cuando est¨¢n sometidos ambos a la acci¨®n y escrutinio de la justicia
D¨ªa: 30 de diciembre de 2019. Lugar: una c¨¦ntrica cafeter¨ªa de Valencia. Protagonistas: Eduardo Zaplana y Francisco Camps. Otros int¨¦rpretes: amigos comunes de ambos expresidentes de la Generalitat Valenciana que act¨²an de mu?idores del encuentro. Abandonan la escena cuando arranca la acci¨®n-conversaci¨®n entre los protagonistas. Trama: reencuentro de dos destacados exdirigentes del PP valenciano (PPCV) que durante a?os han actuado como tenaces enemigos pol¨ªticos el uno del otro. Tras m¨¢s de tres lustros de desencuentros, desprecios y humillaciones mutuas, secundadas, cuando no alentadas, por los incondicionales de ambos, aceptan sentarse a hablar. De ellos. De la vida. De lo que pudo ser y no fue. De lo que fue y no debi¨® ser. De c¨®mo por diferentes v¨ªas los dos, en definitiva, han entendido que la vida, a veces, no es m¨¢s que ¡°una derrota aceptada¡± (Memorias de Adriano. Marguerite Yourcenar).
Camps y Zaplana se sentaron a conversar en plenas fechas navide?as, un d¨ªa antes del fin de a?o. Con su inesperado encuentro se pone fin y se cierra un c¨ªrculo de disputas a sangre y fuego que desde 2003 ha venido ofreciendo jugosos titulares informativos.
Un a?o antes, en 2002, Zaplana renunciaba al cargo de presidente del Consell para aceptar la cartera de ministro de Trabajo en el ejecutivo presidido desde 1996 por Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar.
El flamante ministro parti¨® rumbo a la capital. Lo hizo confiado, tras ungir a Camps con la vitola de heredero. Un d¨²ctil sucesor de confianza. Seguro Zaplana de que la distancia no le impedir¨ªa seguir manejando los hilos del PPCV. Se equivoc¨®. Los zaplanistas refieren que su jefe de filas admite, no sin pesar, que ese ha sido su mayor error pol¨ªtico.
Por abreviar: nada sali¨® c¨®mo estaba previsto. El 25 mayo de 2003 Francisco Camps gan¨® las elecciones auton¨®micas al frente de la candidatura del PP; el 26 de mayo dej¨® de atender las llamadas de Zaplana. Mucho tiempo despu¨¦s, Zaplana fue recibido por el ya presidente Camps en el Sal¨®n de la Chimenea del Palau de la Generalitat. Como una visita rutinaria m¨¢s. La larga espera que debi¨® soportar Zaplana all¨ª, sentado a solas frente a la chimenea, fue vivida por el anterior inquilino del Palau como otra humillaci¨®n.
El distanciamiento entre ambos dirigentes dividi¨® al PPCV en dos trincheras desde las cuales se disparaba a dar. Zaplanistas frente a campsistas. Hubo cambios de bando y corrimientos de lealtades que no se presum¨ªan ef¨ªmeras y resultaron caducas. El periodista valenciano Ximo Ferrandis escribi¨® en la edici¨®n valenciana de EL PA?S en enero de 2007: ¡°La grave crisis del PP valenciano, a s¨®lo cuatro meses de las elecciones, es el resultado de una f¨®rmula de sucesi¨®n, elogiada en su d¨ªa, y que ahora amenaza con terminar como el rosario de la aurora¡±. Tal cual.
Se re¨²nen Camps y Zaplana cuando est¨¢n sometidos ambos a la acci¨®n y escrutinio de la justicia; pendientes de sumarios e instrucciones judiciales que cursan con presuntos delitos graves tipificados en el C¨®digo Penal. La letan¨ªa es larga: cohecho, prevaricaci¨®n, tr¨¢fico de influencias, falsedad documental, asociaci¨®n il¨ªcita etc¨¦tera. Pero ellos, comentan quienes les frecuentan, se sienten v¨ªctimas. Ese es su punto de reconciliaci¨®n en una tarde navide?a.
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