Beethoven por Gardiner, un hito para la historia del Palau

Afrontar la interpretaci¨®n de las nueve sinfon¨ªas de Beethoven es un desaf¨ªo irresistible para un director¡±. Lo dec¨ªa en marzo de 1994 un sonriente John Eliot Gardiner tras dirigir y grabar en el Palau la Quinta al frente de la Orchestre R¨¦volutionnaire et Romantique. Solo fue un concierto y dej¨® una huella imborrable. Veinticinco a?os despu¨¦s, un Gardiner m¨¢s maduro y siempre sonriente levantaba pasiones el domingo tras dirigir el primero de los cinco conciertos de una integral de las nueve sinfon¨ªas del genio de Bonn que har¨¢ historia en el templo modernista. El impresionante tour de force culminar¨¢ el pr¨®ximo viernes con la Novena.

Beethoven por Gardiner. Una invitaci¨®n en toda regla para conocer mejor, con criterios historicistas y pr¨¢cticas de ¨¦poca, uno de los monumentos musicales m¨¢s imponentes. Tras la experiencia barcelonesa, Gardiner y su formidable orquesta llevaran la integral de gira con paradas en Nueva York, Chicago y Londres.

No es la primera integral de las sinfon¨ªas de Beethoven que afronta el veterano director brit¨¢nico; lo hizo en los noventa. Tampoco es la primera que programa el Palau; Gustavo Dudamel acometi¨® la empresa con la Orquesta Sim¨®n Bol¨ªvar de Venezuela en 2017, con merecido ¨¦xito. Pero es, sin duda, un evento musical may¨²sculo, de los que crean afici¨®n y potencia el prestigio internacional del Palau.

Gardiner se mueve en otra dimensi¨®n; en lugar del m¨²sculo rom¨¢ntico y la potencia abrumadora exhibida por Dudamel, el experto director brit¨¢nico abre el abanico de matices, colores y acentos en la plantilla orquestal, con una pureza estil¨ªstica y una frescura interpretativa que es puro gozo mel¨®mano.

Para dar el pistoletazo de salida, Gardiner dise?¨® un programa poco corriente, pero muy coherente y revelador del estilo y la pr¨¢ctica de ¨¦poca del primer sinfonismo beethoveniano, el m¨¢s felizmente ligado al clasicismo de Mozart y Haydn. Abrir la velada con varias piezas del ballet Las criaturas de Prometeo, op. 43 y cerrarla con su danza festiva final, que Beethoven usar¨ªa despu¨¦s como exultante final de su Tercera Sinfon¨ªa, Heroica, marc¨® la t¨®nica de un viaje apasionante que muestra la evoluci¨®n de su pensamiento sinf¨®nico e invita a saborear sus hallazgos de forma natural, sin extravagancias ni sobredosis rom¨¢nticas.

Bien por Gardiner y por su extraordinaria orquesta de instrumentos de ¨¦poca, que ha ganado cuerpo, flexibilidad y reflejos con los a?os y sabe atender sus indicaciones sin premuras. Sonido transparente y bien equilibrado; bell¨ªsima sonoridad en las maderas, metales con brillo, un punto descarnados, timbales incisivos y unas cuerdas ¨¢giles, limpias y transparentes.

En la Primera Sinfon¨ªa, op. 21, violines y violas tocaron de pie para dar a los acentos m¨¢s relieve y ganar vuelo y ligereza en un relato de pulso r¨ªtmico irresistible. La soprano Lucy Crowe fue la aguerrida solista de dos p¨¢ginas de gran dificultad: interpret¨® el aria de concierto Ah perfido, op. 65 con buen instinto dram¨¢tico ¡ªpero con graves poco consistentes¡ª, y ech¨® el resto en la gran escena, de tesitura implacable, de Leonora, op. 138, primera versi¨®n de su ¨²nica ¨®pera, a la que finalmente dio el t¨ªtulo de Fidelio.

La integral promete y mucho. A sus 76 a?os, Gardiner se muestra en plena forma y transmite una energ¨ªa contagiosa. Hay que verlo en acci¨®n, marcando entradas, subrayando la intensidad de un pasaje sin aspavientos ni gestos de cara a la galer¨ªa, con una elegancia y naturalidad en el gesto, un gusto musical exquisito y un dominio del estilo admirables.