Odio y democracia: el aviso alem¨¢n
El miedo abona el territorio a la extrema derecha porque aumenta la desconfianza con el r¨¦gimen pol¨ªtico y alimenta la servidumbre voluntaria, es decir, la claudicaci¨®n ante el autoritarismo
Ya en 1967, en una conferencia en Austria, que Taurus acaba de publicar, Theodor W. Adorno advert¨ªa sobre el nuevo radicalismo de extrema derecha: ¡°Cabr¨ªa decir que los movimientos fascistas son los estigmas, las cicatrices de una democracia que hasta ahora no ha conseguido entender debidamente del todo su verdadero sentido¡±. Por las fracturas y desajustes de la democracia se cuela la extrema derecha para destruirla. Las d¨¦cadas pasan, los tiempos cambian, pero las amenazas permanecen porque ¡°siguen vivas las condiciones sociales que determinan el fascismo¡±.
Adorno hace referencia al ¡°desclasamiento y degradaci¨®n de unas capas sociales que, seg¨²n su consciencia subjetiva de clase eran totalmente burguesas¡±. Su lenguaje puede parecer arcaico en tiempos en que la terminolog¨ªa marxista ha sido declarada obsoleta, pero sus palabras sirven para describir lo que ha ocurrido con la crisis de 2008 como culminaci¨®n de una enorme fractura en unas clases medias sobre las que se apoyaba la estabilidad de los pa¨ªses europeos. Ciertamente, hab¨ªa mucho de ficci¨®n: una cierta unificaci¨®n de los valores referenciales, sobre la base de una cultura del consumo por la que mucha gente perdi¨® el mundo de vista confundiendo el deseo con la pulsi¨®n, hizo que sectores econ¨®micamente muy diversos se sintieran parte de una misma clase media, a pesar de las diferencias econ¨®micas, que los h¨¢bitos y gustos compartidos disimulaban.
La ficci¨®n se derrumb¨® con la explosi¨®n de la d¨¦cada nihilista y con ella entraron en dificultades los sistemas bipartidistas que la articulaban pol¨ªticamente. Los partidos tradicionales tardaron en enterarse de lo ocurrido y trataron de prolongar las inercias. Por sus vacilaciones se col¨® en toda Europa la extrema derecha, buscando capitalizar la debacle de algunos sectores sociales y especulando con el miedo de aquellos que temen las consecuencias del desarrollo tecnol¨®gico. Y as¨ª est¨¢ reviviendo el ¡°nacionalismo de pathos¡±, utilizando la expresi¨®n de Adorno, que alimenta la emocracia y reaparece la melancol¨ªa de los reg¨ªmenes del pasado (sin reparo en evocar el nazismo en Alemania o el franquismo en Espa?a). Y se despliega la cultura del odio contra el diferente como bien ha expresado la cancillera Angela Merkel, a prop¨®sito del atentado de Hanau: ¡°El racismo es veneno. El odio es veneno. Y este veneno se da en nuestra sociedad y ya es responsable de demasiados delitos. Desde los cr¨ªmenes de la NSU a las muertes de Halle, pasando por el asesinato de Walter L¨¹bcke¡±.
Lo que est¨¢ ocurriendo en Alemania nos interpela: hay que dar la batalla contra la extrema derecha en Europa
El largo final del per¨ªodo Merkel ha hecho que en Alemania emergieran problemas que parec¨ªan que estaban controlados. No hay un horizonte claro para la sucesi¨®n de la cancillera. Parte de la derecha alemana tambi¨¦n se radicaliza, la socialdemocracia sigue desaparecida, y el odio y la violencia reaparecen. Es un aviso para todos, que confirma que Europa est¨¢ encallada en un mundo que un d¨ªa crey¨® haber alumbrado y que ahora se le escapa.
¡°Hoy tenemos m¨¢s miedo que ayer¡±, dice en este diario un ciudadano de Hanau. El miedo abona el territorio a la extrema derecha porque aumenta la desconfianza con el r¨¦gimen pol¨ªtico y alimenta la servidumbre voluntaria, es decir, la claudicaci¨®n ante el autoritarismo. Por eso lo que est¨¢ ocurriendo en Alemania nos interpela a todos: hay que dar la batalla contra la extrema derecha en toda Europa. Afrontando los problemas que han llevado a electores tradicionales de la derecha y de la izquierda a votar a los neofascistas, pero dando la batalla ideol¨®gica sin ambig¨¹edades y huyendo de cualquier complicidad con ellos. Exactamente lo contrario de lo que hace la derecha espa?ola. Y al mismo tiempo trabajar por la revitalizaci¨®n de unas democracias perdidas en su impotencia.
Adorno hablaba de ¡°la conversi¨®n de la propaganda en la esencia misma de la pol¨ªtica¡± como una de las caracter¨ªsticas del discurso de la extrema derecha. El problema es que toda la pol¨ªtica est¨¢ contaminada hoy de este vicio. Es la propaganda la que articula a los discursos, en una din¨¢mica dif¨ªcil de parar en la medida en que est¨¢ en el eje del modelo de comunicaci¨®n digital dominante. ?Hay espacio para la complejidad? Si la pol¨ªtica es en blanco y negro los que apuestan por el regreso al pasado tienen ventaja. O sea, termino d¨®nde empec¨¦: la amenaza de la extrema derecha proviene en gran parte de lo poco y mal que poderes p¨²blicos y privados cuidan a la democracia.
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