La carrera final contra el tiempo

El eslogan que le permiti¨® a Chile ganar y organizar la Copa del Mundo de F¨²tbol de 1962 fue: ¡°Porque no tenemos nada, queremos hacerlo todo¡±. El megaterremoto de 1960 y el escepticismo del Gobierno de Jorge Alessandri convirtieron la ejecuci¨®n de las obras y el financiamiento de la operaci¨®n en un calvario donde debieron intervenir empresas privadas para sacarlo finalmente adelante, con m¨¢s voluntad que brillo.

La organizaci¨®n de los Juegos Panamericanos de Santiago 2023 estar¨¢ marcada por otra consigna: ¡°No podemos fallar otra vez¡±. Y es que Chile ya resign¨® en dos oportunidades anteriores la responsabilidad del mayor evento deportivo continental. El 1975, la dictadura de Augusto Pinochet renunci¨® aduciendo problemas econ¨®micos, pero fundamentalmente temiendo un boicot masivo tras el Golpe de Estado que derroc¨® a Salvador Allende.

Distinto fue en 1987, cuando el r¨¦gimen otra vez se declin¨® la responsabilidad debido al nulo inter¨¦s gubernamental por invertir en infraestructura deportiva. Pinochet segu¨ªa al mando y no le tembl¨® la mano para resignar las aspiraciones del Comit¨¦ Ol¨ªmpico, sin detallar m¨¢s razones que las de car¨¢cter financiero. La mancha tard¨® en borrarse y esa verg¨¹enza fue determinante para la derrota aplastante frente a la postulaci¨®n de Lima cuando se solicit¨® una nueva oportunidad para el 2019.

Por eso ahora la obligaci¨®n apremia. No ha sido un terremoto lo que ha complicado la organizaci¨®n del evento, sino un c¨²mulo de desorganizaciones, de impresionantes trabas burocr¨¢ticas y, sobre todo, de rencillas internas que se produjeron justo en un cambio de mando presidencial, tras un estallido social en octubre de 2019 y la pandemia. Demasiadas cosas como para ser optimistas.

El avance de Santiago 2023 tiene evidente retraso. Y, desde la organizaci¨®n, repiten una sola consigna: ¡°Llegaremos en tiempo y forma¡±, sin que el significado est¨¦ del todo claro. A 200 d¨ªas de la inauguraci¨®n, el 20 de octubre pr¨®ximo, la Villa Ol¨ªmpica debi¨® rebajar est¨¢ndares y redoblar los turnos de construcci¨®n. Enclavada en el sector surponiente de la capital chilena, en lo que fuera el aeropuerto internacional de Los Cerrillos, luego de de los juegos el proyecto inmobiliario servir¨¢ de casas a familias vulnerables, que ser¨¢n beneficiadas con subsidios del Estado. La premura de la construcci¨®n implicar¨¢, entre otras materias, un retraso en los parques y servicios que el dise?o contemplaba desde el origen.

El Parque Deportivo del Estadio Nacional, en el municipio capitalino de ?u?oa, en la zona oriente de Santiago de Chile, presenta recintos que est¨¢n apenas en un 50% de ejecuci¨®n. Otros escenarios debieron readecuar las competencias, porque se modificaron los lugares previamente previstos.

A nivel deportivo, los retrasos obligaron a varias federaciones a buscar lugares alternativos de preparaci¨®n y entrenamiento, y es probable que algunas conozcan las pistas al mismo tiempo que sus rivales. El gran dolor de cabeza de Neven Ilic, un empresario del norte de Chile que reorden¨® el deporte federado en el pa¨ªs ¨Cazotado por muchos esc¨¢ndalos¨C y que ahora est¨¢ al frente de la Organizaci¨®n Deportiva Panamericana, sigue siendo el centro acu¨¢tico. Con el reloj corriendo y fecha de entrega para octubre de este a?o, la empresa espa?ola Fluidra deber¨¢ renovar la piscina de competici¨®n, construir la de entrenamientos y ampliar la rampla de saltos, una tarea tit¨¢nica que supondr¨¢ una inversi¨®n cercana a los cuatro millones de euros.

Ilic, el gran impulsor de los juegos, apuesta a su experticia en el rubro de la construcci¨®n, pero sobre todo al ¨¦nfasis que ha demostrado el Gobierno de Gabriel Boric para sacar adelante la casi imposible tarea. La designaci¨®n al frente del ministerio del Deporte de Jaime Pizarro, futbolista campe¨®n de la Copa Libertadores de Am¨¦rica con Colo Colo en 1991, tuvo como objetivo terminar con las rencillas internas entre los entes encargados de organizar el evento. Resulta clave para zanjar las dudas que pesan sobre sus capacidades gestoras de los actuales partidos gobernantes.

¡°En tiempo y forma¡±, repiten. Pero la preocupaci¨®n es evidente. Chile corre contra el tiempo en una carrera donde no puede fallar. Porque habr¨¢ demasiado en juego.