Noam Titelman, acad¨¦mico del Frente Amplio: ¡°El progresismo chileno abandon¨® al sujeto popular de identidad cristiana¡±
En su libro ¡®La nueva izquierda chilena: desde las marchas estudiantiles a La Moneda¡¯ analiza la irrupci¨®n de su generaci¨®n y la del presidente Boric, con el que fueron dirigentes universitarios en las protestas de 2011 y 2012
El acad¨¦mico chileno Noam Titelman (Jerusal¨¦n, 36 a?os) fue presidente de la Federaci¨®n de Estudiantes de la Universidad Cat¨®lica, FEUC, cuando Gabriel Boric lideraba la Federaci¨®n de Estudiantes de la Universidad de Chile, FECh, en medio de las protestas universitarias de 2011-2012. Mientras Boric sigui¨® la carrera pol¨ªtica ¨Cfue por ocho a?os diputado y luego presidente de la Rep¨²blica¨C, Titelman se dedic¨® a lo que siempre le gust¨®, la academia: ¡°Siempre fui nerd de coraz¨®n y lo que m¨¢s me gustaba hacer era leer y estudiar. Antes de 2011 pens¨¦ que mi camino era literatura, pero 2011 me sacudi¨® la cabeza y me dediqu¨¦ a la ciencia pol¨ªtica¡±, dice en esta entrevista con EL PA?S que se realiza en las oficinas de la editora de su primer libro, La nueva izquierda chilena. De las marchas estudiantiles a La Moneda, donde aborda sobre todo la experiencia del Frente Amplio, sus errores y principales desaf¨ªos. Conoce de cerca esta fuerza pol¨ªtica porque, junto a Boric y otros, Titelman fue uno de sus fundadores.
Militante de Revoluci¨®n Democr¨¢tica, uno de los partidos del Frente Amplio, m¨¢ster y doctor en ciencia pol¨ªtica en la London School of Economics, se considera un intelectual secular, como define Edward Said al pensador que est¨¢ entre el intelectual org¨¢nico y el que est¨¢ encerrado en la academia: ¡°El secular es el que est¨¢ claramente en una acera pol¨ªtica, pero puede tener un juicio cr¨ªtico sobre las posiciones de su sector¡±, explica Titelman, que pronto se radicar¨¢ en Par¨ªs para su posdoctorado. Considerado una de las plumas m¨¢s agudas de la nueva generaci¨®n de la izquierda chilena, lo suyo no est¨¢ en la trinchera. ¡°Los pol¨ªticos son optimistas empedernidos, porque siempre creen que puede ganar. Yo, en cambio, tengo una tendencia m¨¢s pesimista. Nunca podr¨ªa ser pol¨ªtico¡±, asegura en esta conversaci¨®n donde aborda el nuevo panorama chileno tras las elecciones del Consejo Constitucional de hace dos semanas, donde el Partido Republicano de la extrema derecha alcanz¨® un 35% de los votos y se convirti¨® en la principal fuerza pol¨ªtica.
Pregunta. Estar¨¢ tambi¨¦n pesimista con los resultados de las elecciones del 7 de mayo.
Respuesta. El pesimismo permite no sorprenderse cuando pasan cosas malas [Titelman se r¨ªe]. Pero hab¨ªa varios elementos para prever lo que sucedi¨® en esas elecciones. Las encuestas no estuvieron tan alejadas de los resultados. Lo que s¨ª result¨® sorprendente fue que le fuera tan mal al Partido de la Gente [populista de derecha] y que a Republicanos le fuera mucho mejor de lo que tal vez ellos mismos esperaban. En alg¨²n sentido, les fue demasiado bien para lo que ellos quer¨ªan que resultara de este proceso constitucional.
P. ?A qu¨¦ se refiere?
R. Les fue tan bien que, en la pr¨¢ctica, ellos van a llevar la voz cantante del proceso y se van a tener que hacer cargo de los resultados que salgan de all¨ª. Y en ese sentido, puede ser que, m¨¢s temprano o m¨¢s tarde, les toque la maldici¨®n del vencedor. Porque en Chile, en los ¨²ltimos 10 a?os, el voto ha estado marcado por lo anti establishment y anti pol¨ªtica y, como dice el acad¨¦mico Juan Pablo Luna, la forma m¨¢s r¨¢pida de perder el poder es ganar una elecci¨®n.
P. ?Qu¨¦ m¨¢s hay que tener en cuenta para entender la irrupci¨®n de la extrema derecha?
R. En la ¨²ltima d¨¦cada, solo un 50% del padr¨®n ha estado participando de las elecciones. Y en estas dos ¨²ltimas elecciones, la del plebiscito de septiembre de 2022 y la del Consejo Constitucional del 7 de mayo pasado, se sumaron alrededor de cinco millones de votantes. Y nos falta mucho por conocer de esos votantes. Pero hay un estudio reciente del COES que desmitifica que los que no votaban se parec¨ªan mucho a los que votan. Ya parece bastante claro que los que no votan tienen una distribuci¨®n de preferencias distinta.
P. ?Y c¨®mo son esos nuevos votantes que han entrado con el voto obligatorio?
R. Tienen a¨²n menos identificaci¨®n en el eje izquierda-derecha y una posici¨®n m¨¢s cr¨ªtica de los abusos y de las ¨¦lites. Pero, por ejemplo, en temas val¨®ricos ¨Caborto, diversidad sexual, combate a la delincuencia, inmigraci¨®n¨C parece que tienen posiciones m¨¢s tradicionalistas y conservadoras. En cambio, en temas econ¨®micos, se parecen bastante a los votantes habituales e, incluso, en algunos temas como la educaci¨®n, parecen como m¨¢s estatistas. Es un cuadrante de la pol¨ªtica chilena que hoy est¨¢ bastante desierto: son, por decirlo as¨ª, de la derecha en temas val¨®ricos y de la izquierda en temas econ¨®micos.
P. ?En qu¨¦ sentido los nuevos votantes son m¨¢s conservadores?
R. Hay algo medio eufem¨ªstico, porque no son m¨¢s conservadores porque admiren a Edmund Burke, sino porque tienen una identidad espec¨ªfica, cristiana. Hay una encuesta, la Bicentenario, que muestra que pese a que ha ca¨ªdo bastante la confianza en la Iglesia cat¨®lica, todav¨ªa la enorme mayor¨ªa de los chilenos se define como creyente. Y no solo eso, sino que el 48% dice que su religi¨®n es muy o bastante importante para su identidad. O sea, hay una identidad cristiana que hasta ahora parec¨ªa que no era relevante en el debate pol¨ªtico, pero encontr¨® una salida en el voto del Partido Republicano.
P. ?Podr¨ªa tener otra expresi¨®n, a trav¨¦s de otro partido?
R. No necesariamente puede tener una salida solo a trav¨¦s de Republicanos, porque, de hecho, en los temas econ¨®micos, el nuevo votante no compartir¨ªa su ideario. En la ¨²ltima elecci¨®n en Chile se dio una paradoja: la Democracia Cristiana apost¨® a un revivir de la identidad de centro, cuando en realidad el ambiente estaba mucho m¨¢s propicio para mostrar su identidad socialcristiana. En ese sentido, la Democracia Cristiana chilena tiene una oportunidad.
P. Lo que dice sobre la vigencia del socialcristianismo derriba la idea de que la sociedad chilena hab¨ªa caminado fuertemente hacia posiciones m¨¢s liberales.
R. Se puede estar polarizando la sociedad con un grupo que sigue manteniendo una identidad cristiana importante, probablemente muy distinta a la que ten¨ªamos hace 30 a?os, con menos confianza en la institucionalidad de la Iglesia, pero que sigue manteniendo una visi¨®n de la pol¨ªtica y de la sociedad te?ida por esa identidad. Y, al mismo tiempo, otro grupo importante de la sociedad chilena, cada vez mayor, con posiciones m¨¢s liberales y que busca m¨¢s autonom¨ªa individual. Ambas pueden coexistir y es una de las dificultades que enfrenta Chile, entre tantas otras.
P. El avance de la extrema derecha en Chile, ?es una derrota cultural, aparte de electoral, de la nueva izquierda chilena?
R. Hay un n¨²mero de la revista Jacobin ¨Cla principal de los socialistas democr¨¢ticos de Am¨¦rica¨C que se llama La izquierda en el purgatorio. Y en la editorial de esa revista explican por qu¨¦ ocupan esta imagen cristiana: y es que a las nuevas izquierdas lo que les ha ocurrido en el ¨²ltimo tiempo es que han alcanzado un nivel de fuerza como pocas veces se ha visto en la historia, con Bernie Sanders y Ocasio-Cortez en Estados Unidos, por ejemplo. Y que esa fuerza ha estado anclada en un votante joven, de clase media, con educaci¨®n superior. Y esa concepci¨®n de la nueva izquierda como una red de diversas luchas ¨Cla econ¨®mica, feminista, medioambientalista, regionalista, indigenista¨C logr¨® convocar a ese mundo de manera potente. Pero el problema es que con ese discurso se fue alejando de la clase trabajadora blanca ¨Cen el caso de Estados Unidos¨C, semi rural, rural y religiosa.
P. ?Y en el caso chileno?
R. En el caso chileno puede pensarse de la siguiente manera. En la primera vuelta presidencial de 2021, esta nueva izquierda, en su versi¨®n pura, obtuvo un 25% [el porcentaje de Boric]. Y es un porcentaje enorme para lo que hab¨ªa conseguido esta izquierda pero, a la vez, qued¨® muy lejos de ser un proyecto de mayor¨ªa. Y tras el plebiscito constitucional del 4 de septiembre pasado, se enfrenta a los demonios de esa tensi¨®n: c¨®mo expandir la base de apoyo sin perder ese apoyo original.
P. ?El Gobierno de Boric se moder¨®?
R. Se habla mucho de la moderaci¨®n, pero lo primero que se debe moderar es el ego y yo creo que ha habido una creciente moderaci¨®n del ego. Y eso ha permitido dar una discusi¨®n de una manera distinta, que significa escuchar al otro en su mejor versi¨®n.
P. ?Qu¨¦ ha hecho mal esta nueva izquierda chilena para haberle abierto el camino al Partido Republicano?
R. Confrontar a la ultraderecha implica tomarse en serio lo que est¨¢n diciendo sus votantes. Y las izquierdas en Chile tienen que encontrar una manera de hablarle a ese votante de identidad cristiana. El progresismo chileno abandon¨® al sujeto popular de identidad cristiana y tiene que volver a hablarle a ese mundo. En ese sentido, una coalici¨®n diversa tiene que existir una fuerza que represente al socialcristianismo. ?C¨®mo se refleja a ese sujeto que se siente orgulloso de tener religi¨®n, que es parte de su identidad, y que hoy mira el espectro pol¨ªtico y solo ve una fuerza en esta l¨ªnea, el Partido Republicano?
P. ?Usted habla de una mayor¨ªa social compuesta desde la Democracia Cristiana a la izquierda?
R. S¨ª, y creo que la Nueva Mayor¨ªa [el conglomerado de partidos que respald¨® el segundo Gobierno de Michelle Bachelet, entre 2014 y 2018, desde la Democracia Cristiana al Partido Comunista] fue un anticipo, una tesis correcta: un proyecto progresista necesita incluir por lo menos una matriz socialcristiana. Para construir mayor¨ªas deber¨ªa conformarse una alianza desde el socialcristianismo hasta el Partido Comunista, incluido todo lo que est¨¢ en el medio.
P. Pero la Nueva Mayor¨ªa no result¨®.
R. No result¨®, principalmente, por un debate intoxicado por las identidades generacionales y por una serie de disputas que est¨¢n agotadas. Para la mayor¨ªa de los chilenos, importa bastante poco el a?o en que naci¨® cada dirigente.
P. ?No ser¨ªa al menos desconcertante que fuerzas como el Frente Amplio, tan poco tradicionales, apelen ahora un votante socialcristiano?
R. Es probable que el Frente Amplio nunca pueda apelar a esa identidad socialcristiana como lo hace la Democracia Cristiana, o como lo hac¨ªa hist¨®ricamente la Izquierda Cristiana. Por eso, si el progresismo quiere ser proyecto de mayor¨ªas necesitar¨¢ de coaliciones amplias que incluyan al socialcristianismo. Por otro lado, la Nueva Izquierda del Frente Amplio puede generar un relato convocante en que se reconozca el valor de la comunidad, las familias en todas sus formas y la solidaridad. Un relato en que se ponga el foco en lo que George Orwell denomin¨® la common decency y que se parece bastante a la idea de progresismo econ¨®mico con respeto a la tradici¨®n. Hasta el propio presidente Boric, cuando era candidato, hablaba del valor que le daba al don de la fe. Y es algo que muchos chilenos sienten de la misma manera. Un relato como ese podr¨ªa ser el sustento de una coalici¨®n suficientemente amplia para incluir a partidos que s¨ª pueden apelar con su acervo hist¨®rico a las identidades populares socialcristianas.
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