Contradicciones en el seno de la izquierda chilena
M¨¢s all¨¢ del problema legal, el esc¨¢ndalo pol¨ªtico ocurrido los ¨²ltimos d¨ªas en Chile refleja una suerte de contradicci¨®n vital en el discurso y ¡®ethos¡¯ del oficialismo, cuya apuesta ha sido la superaci¨®n del neoliberalismo y el reemplazo del actual Estado subsidiario
En las ¨²ltimas dos semanas, hemos sido testigos de lo que especialistas en comunicaci¨®n denominan esc¨¢ndalo pol¨ªtico, al ser denunciado el traspaso de recursos p¨²blicos a fundaciones vinculadas a Revoluci¨®n Democr¨¢tica (RD), uno de los principales partidos del Frente Amplio (FA) chileno e integrante del actual Gobierno. Se utiliza la expresi¨®n esc¨¢ndalo pol¨ªtico para dar cuenta de hechos que comprometen al Gobierno de turno, remeciendo a la opini¨®n p¨²blica y generando una alerta en sectores de la oposici¨®n y del oficialismo. En la Am¨¦rica Latina de los a?os noventa, situaciones de esc¨¢ndalo por corrupci¨®n derivaron en juicio pol¨ªtico al Presidente de la Rep¨²blica, provocando su ca¨ªda y posterior reemplazo, tal como sucedi¨® con Fernando Collor de Mello (1990-1992) en Brasil.
M¨¢s all¨¢ del problema legal, lo ocurrido con el tema de las fundaciones tiene enormes repercusiones pol¨ªticas y, al mismo tiempo, refleja una suerte de contradicci¨®n vital en el discurso y ethos de la izquierda chilena, cuya apuesta ha sido la superaci¨®n del neoliberalismo y el reemplazo del actual Estado subsidiario. A su vez, lo de las fundaciones se entremezcla con otros temas igualmente contradictorios para la izquierda.
El problema de las fundaciones deviene controversial al ser denunciados los traspasos de recursos que recibi¨® Democracia Viva ligada a RD. Conocido lo ocurrido, las actitudes de sus dirigentes pusieron en evidencia un comportamiento err¨¢tico, y un notorio doble est¨¢ndar, junto a carencias frente al manejo de la crisis que se desat¨® internamente, la que a regl¨®n seguido salpic¨® al propio Gobierno. La escasa habilidad para manejar la crisis tambi¨¦n qued¨® expuesta en el resto de los dirigentes del Ejecutivo y en el propio presidente de la Rep¨²blica, quien en un momento se?al¨® que no ¡°meter¨ªa las manos al fuego por nadie¡±. Tales dichos contrastaron con sus recientes declaraciones de apoyo a la delegada presidencial de la Regi¨®n del BioB¨ªo y a uno de los secretarios regionales ministeriales (Seremis) del Maule.
Partidos como RD estar¨ªan utilizando las fundaciones como mecanismos de financiamiento pol¨ªtico y sost¨¦n de sus redes clientelares a nivel territorial. Siguiendo a Richard Katz y Peter Mair, RD y otros partidos del actual Gobierno se transformaron en los ¨²ltimos a?os en prototipos de partidos cartelizados, al depender de recursos del Estado y de una militancia integrada principalmente por funcionarios p¨²blicos.
Cabe destacar que la verdadera contradicci¨®n, entre figuras de izquierda y en especial del FA, no est¨¢ en la defensa hacia quienes tienen la responsabilidad pol¨ªtica y administrativa m¨¢s directa, sino en c¨®mo se ha justificado la existencia de las fundaciones. Es cierto que, bajo las actuales condiciones, el funcionamiento del Estado requiere de una mayor colaboraci¨®n p¨²blico-privado, en diferentes ¨¢mbitos. Pero tambi¨¦n es cierto que el actual Gobierno ha superado a los precedentes en traspaso de recursos hacia las fundaciones. En tal sentido, el fortalecimiento de las fundaciones, y su mayor involucramiento en la ejecuci¨®n de pol¨ªticas p¨²blicas y asistenciales, se transforma en una reafirmaci¨®n del principio de la subsidiaridad. ?No pretend¨ªa la izquierda superar el Estado subsidiario? ?En qu¨¦ se diferencia la presencia de fundaciones, vinculadas a partidos de izquierda, o que operan de manera directa en los territorios, con la idea de los cuerpos intermedios pregonada por Jaime Guzm¨¢n y los gremialistas en su defensa de la subsidiaridad?
Con el problema de las fundaciones, as¨ª como con la movilizaci¨®n del Estado frente a incendios forestales, como los ocurridos en el verano, y los recientes temporales de lluvia, aparece otro problema no resuelto: el rol de los delegados presidenciales. Durante el funcionamiento de la Convenci¨®n Constitucional hubo un consenso en amplios sectores, incluyendo la izquierda, de avanzar hacia un Estado descentralizado. En los dos ¨²ltimos a?os, el papel de los gobernadores electos se ha visto anulado con la nominaci¨®n de delegados presidenciales por el Primer Mandatario. Es decir, a un gobernador electo en la regi¨®n se le contrapone un delegado presidencial nominado por el Gobierno central. En vez de racionalizar los recursos, estos se distribuyen para dos entidades cuyos papeles se superponen.
Desde la izquierda tambi¨¦n se ha hecho una apuesta por la profundizaci¨®n y, en especial, por la transparencia y la rendici¨®n de cuenta (accountability), requisitos b¨¢sicos para lo que se ha denominado una democracia de calidad. Por ende, no se entiende que a trav¨¦s de un decreto se defina una comisi¨®n que regule la desinformaci¨®n bajo el argumento de evitar las noticias falsas. Se trata de algo preocupante dado que, por un lado, se puede transformar en arma de doble filo si es que el Gobierno queda en manos de sectores contrarios al actual. Asimismo, preocupa el hecho que un tema tan sensible no se haya discutido en el Congreso ni por una comisi¨®n, sino que haya sido planteado a trav¨¦s de un decreto. Con la cantidad de recursos que se traspasa a organizaciones de la sociedad civil, entre ellas las fundaciones, ?por qu¨¦ a estas alturas no existe una prensa independiente?; ?o por qu¨¦ las fuerzas pol¨ªticas que emergieron en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas no se empe?aron por desarrollar medios de comunicaci¨®n alternativos? Regular la comunicaci¨®n, por quienes ni siquiera han desarrollado una buena pol¨ªtica comunicacional controlando los recursos del Estado, no puede ser garant¨ªa para evitar la desinformaci¨®n por m¨¢s que se quiera, para darle apariencia de seriedad, involucrar al Ministerio de Ciencia, una de las reparticiones con m¨¢s problemas de gesti¨®n durante el Gobierno anterior y el actual.
Gobernar por decreto, salt¨¢ndose a los ¨®rganos de representaci¨®n y deliberaci¨®n, como el Congreso Nacional, es siempre delicado pensando en evitar cualquier amenaza al sistema democr¨¢tico. En el pasado, gobernar por decreto le cost¨® caro a este pa¨ªs, junto con provocar el alejamiento entre el oficialismo y quienes adoptaban una posici¨®n m¨¢s moderada o de independencia.
A 50 a?os del golpe de Estado de 1973, tales contradicciones denotan una falta de proyecto por parte de la izquierda y su derrota ideol¨®gica frente a la derecha, no obstante haber llegado accidentalmente al Gobierno a fines de 2021.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.