Deliberaci¨®n moral y autonom¨ªa
La mayor¨ªa que domina el nuevo proceso constitucional chileno se muestra muy partidaria de la libertad de elecci¨®n en materias de orden econ¨®mico, pero recela fuertemente la autonom¨ªa que tienen las personas para decidir por s¨ª mismas qu¨¦ es una vida buena
Cada vez que se discute un nuevo texto constitucional surge el tema de las libertades. Es m¨¢s, y si bien hoy se ocupan tambi¨¦n de otras materias, las primeras constituciones modernas nacieron para consagrar libertades personales con las que poner freno al poder absoluto de los monarcas.
La palabra libertad ¨Cas¨ª, en singular- nos pone siempre en aprietos. Cuesta definirla, pero la cosa se simplifica cuando empleamos el plural ¨Clibertades- y alguien nos pregunta cu¨¢les son estas. Libertad es una...
Cada vez que se discute un nuevo texto constitucional surge el tema de las libertades. Es m¨¢s, y si bien hoy se ocupan tambi¨¦n de otras materias, las primeras constituciones modernas nacieron para consagrar libertades personales con las que poner freno al poder absoluto de los monarcas.
La palabra libertad ¨Cas¨ª, en singular- nos pone siempre en aprietos. Cuesta definirla, pero la cosa se simplifica cuando empleamos el plural ¨Clibertades- y alguien nos pregunta cu¨¢les son estas. Libertad es una palabra parecida a un nudo que, una vez desatado, suelta varias hebras ¨Clas libertades-, de manera que lo que antes se encontraba atado m¨¢s o menos ciegamente se abre y muestra en una rica variedad.
Libertad de pensamiento, conciencia, religi¨®n, expresi¨®n, prensa, discusi¨®n, desplazamiento, reuni¨®n, asociaci¨®n, emprendimiento de actividades econ¨®micas l¨ªcitas: ah¨ª tiene usted un conjunto de libertades que no pueden faltar en ning¨²n texto constitucional democr¨¢tico. Las dictaduras militares que tuvimos el siglo pasado en Am¨¦rica Latina se proclamaron defensoras de la libertad, pero lo cierto es que respetaron solo la ¨²ltima de las antes mencionadas. Trat¨¢ndose en cambio de la democracia, esta reconoce un compromiso no solo con algunas libertades, sino con todas ellas.
En ese marco de ideas, la mayor¨ªa que domina el nuevo proceso constitucional chileno se muestra muy partidaria de la libertad de elecci¨®n en materias de orden econ¨®mico, pero, y a la vez, recela fuertemente, en incluso rechaza, la autonom¨ªa que tienen las personas para decidir por s¨ª mismas qu¨¦ es una vida buena y cu¨¢les los caminos para realizarla, inclin¨¢ndose por una suerte de moral objetiva y de valor universal y absoluto, que no es otra que la que profesa esa misma mayor¨ªa. Esta contradicci¨®n sugiere que ser¨ªamos libres al momento de circular por las g¨®ndolas del supermercado y no aut¨®nomos a la hora de forjar o adoptar la moral personal que consideramos mejor.
Cada individuo, desde muy temprano, en di¨¢logo con sus padres, hermanos, maestros, amigos, afines y contradictores de sus ideas, y tambi¨¦n merced a los libros que lee y a las pel¨ªculas que ve, va forjando una imagen moral de s¨ª mismo a la que procura ser fiel a fin de tener en paz a su conciencia y conseguir la estima moral de sus semejantes. La deliberaci¨®n moral es siempre personal, mas no aislada, y concluye ¨Csi es que alguna vez concluye- merced a un trabajo de constante introspecci¨®n. Personas sanas y adultas quieren tener buenas relaciones familiares, ¨¦xito en sus profesiones y trabajos, y aprecio de los dem¨¢s, pero procuran tambi¨¦n ser sujetos morales lo m¨¢s intachables posible. Es por eso que en este tipo de asuntos nos miramos cada noche en el espejo y dormimos mejor o peor seg¨²n la fidelidad que hemos mostrado durante la jornada con la imagen moral a la que queremos responder.
No se puede confiar en la persona humana y su autonom¨ªa cuando esta sale a vitrinear en las tiendas o decide donde contratar un seguro de salud o donde poner sus cotizaciones previsionales, y desconfiar de ella cuando se trata de asuntos morales relevantes que guardan relaci¨®n con el tipo de vida que cada cual quiere llevar y los valores o creencias a los cuales quiere ajustar sus comportamientos.
Somos consumidores, desde luego, pero somos tambi¨¦n sujetos morales que reclamamos autonom¨ªa para nuestras creencias y decisiones de ese tipo, resisti¨¦ndonos, a partir de una compartida y pareja dignidad que nos reconocemos unos a otros, a que cualquier grupo o doctrina, incluso si en un momento fuera mayoritaria, piense y decida moralmente por los dem¨¢s. Los absolutismos morales, y ni qu¨¦ decir los integrismos religiosos (de estos ¨²ltimos hay tanto en Oriente como en Occidente) sue?an con una sola moral ¨Cla de ellos- y no vacilan a la hora de tratar de imponerla a los dem¨¢s y de utilizar el poder del Estado con ese mismo fin.