El problema de las sillas vac¨ªas
Solo entre noviembre y enero, se abrir¨¢n dos nuevas vacantes en la Corte Suprema, dos en el Tribunal Constitucional, una en el Banco Central, una en el Consejo para la Transparencia y la de Contralor General de la Rep¨²blica
Desde 2019, el frenes¨ª constituyente ha llevado a descuidar muchos temas importantes. Esta desatenci¨®n es a¨²n m¨¢s notoria cuando no existe una presi¨®n ciudadana que movilice a nuestra clase pol¨ªtica, como ocurre con la creciente demora en suplir las vacantes que se producen en instituciones que son centrales para mantener los equilibrios democr¨¢ticos.
Hace m¨¢s de un a?o y medio que permanecen sin llenarse dos vacantes en el Tribunal Constitucional,...
Desde 2019, el frenes¨ª constituyente ha llevado a descuidar muchos temas importantes. Esta desatenci¨®n es a¨²n m¨¢s notoria cuando no existe una presi¨®n ciudadana que movilice a nuestra clase pol¨ªtica, como ocurre con la creciente demora en suplir las vacantes que se producen en instituciones que son centrales para mantener los equilibrios democr¨¢ticos.
Hace m¨¢s de un a?o y medio que permanecen sin llenarse dos vacantes en el Tribunal Constitucional, mientras que en la Corte Suprema tambi¨¦n existe una hace casi un a?o y en agosto se abri¨® la de su fiscal judicial. De igual manera, en febrero deber¨ªa haberse efectuado la nominaci¨®n presidencial para el consejo del Servicio Electoral y en marzo para el Consejo para la Transparencia.
Este escenario de sillas vac¨ªas tiene como tel¨®n de fondo una clase pol¨ªtica marcadamente incapaz de alcanzar acuerdos para poder suplirlas, a¨²n a pesar de existir profesionales con sobradas competencias para asumir tales desaf¨ªos. El cargo de fiscal nacional solo pudo ser ratificado en enero luego de tres ca¨®ticas votaciones en el Senado y en julio se retir¨® la nominaci¨®n a la Corte Suprema de una destacada jueza. Todav¨ªa peor, a¨²n no se han realizado nominaciones para el Tribunal Constitucional luego de que en junio el Senado rechazara por segunda vez la propuesta de la C¨¢mara de Diputados, en la que se someti¨® a ratificaci¨®n a dos respetados acad¨¦micos.
Bien podr¨ªa argumentarse que este fen¨®meno no es nuevo en nuestro pa¨ªs. Por ejemplo, en 2006 y 2015 se rechazaron las nominaciones para la Contralor¨ªa, como tambi¨¦n espor¨¢dicamente han fracasado algunas ratificaciones para la Corte Suprema (la ¨²ltima de ellas en 2020).
Pero incluso si se acepta esta prevenci¨®n, existen razones para no desestimar este problema. La ausencia de una propuesta constitucional de consenso permite anticipar que, cualquiera sea el desenlace del plebiscito de diciembre, solo podr¨¢ esperarse una creciente polarizaci¨®n pol¨ªtica que dificultar¨¢ cualquier acuerdo en la materia. Esto se produce adem¨¢s en un complejo escenario de corto plazo, ya que en los pr¨®ximos meses se producir¨¢ un importante n¨²mero de vacantes. Solo entre noviembre y enero, se abrir¨¢n dos nuevas en la Corte Suprema, dos en el Tribunal Constitucional, una en el Banco Central, una en el Consejo para la Transparencia y la de Contralor General de la Rep¨²blica. Pocos meses despu¨¦s, se producir¨¢n en medio de las elecciones municipales otras dos en el Tribunal Constitucional y una en la Corte Suprema.
Este fen¨®meno parece adem¨¢s reproducirse en varias democracias latinoamericanas. En algunos casos, el problema responde a presidentes que han aprovechado las vacantes para desarticular contrapesos constitucionales cuando tales instituciones han opuesto resistencia a sus agendas populistas o autocr¨¢ticas. As¨ª lo evidencia el caso mexicano, en el que el presidente L¨®pez Obrador ha procurado impedir el funcionamiento de la Comisi¨®n Nacional de Derechos Humanos luego de sus recriminaciones a los abusos en seguridad p¨²blica. En otros casos, se produce por la desidia de la clase pol¨ªtica, como sugiere el caso argentino, en el que el cargo de Defensor del Pueblo se encuentra vacante desde 2009, el de Procurador General desde 2017 y el de uno de los jueces de la Corte Suprema desde 2021.
Lo importante de resaltar de la experiencia comparada es que, cualquiera sea la raz¨®n por la cual tales vacantes se producen, sus consecuencias pueden ser las mismas: contribuir a una erosi¨®n democr¨¢tica al debilitar los contrapesos institucionales sobre los que ¨¦sta se sostiene.
Todo esto debe servir como un llamado de alerta. Ante una clase pol¨ªtica crecientemente incapaz de arbitrar sus propios conflictos o de ofrecer soluciones pol¨ªticas a problemas institucionales, estas instituciones se vuelven cada vez m¨¢s imprescindibles (un fen¨®meno que Mark Tushnet denomina debilitamiento democr¨¢tico). As¨ª al menos lo evidencian las recurrentes intervenciones de la Contralor¨ªa y el Ministerio P¨²blico en los cada vez m¨¢s numerosos casos de corrupci¨®n o el rol de regulador sectorial que est¨¢n cumpliendo la Corte Suprema y el Tribunal Constitucional en materia de salud.
De ah¨ª que debamos ser conscientes de lo mucho que hay en juego en estos nombramientos, sobre todo porque abundan ejemplos en otros pa¨ªses que sugieren que, cuando los efectos de este problema sean percibibles, puede que sea muy tarde abordarlos sin que nuestra democracia deba pagar costos alt¨ªsimos.