La salida de Encinas deja hu¨¦rfana la pol¨ªtica de derechos humanos de L¨®pez Obrador
Fin de mandato agridulce para el subsecretario de Gobernaci¨®n, encargado de la tragedia de los desaparecidos, del ¡®caso Ayotzinapa¡¯ y de la Guerra Sucia. Aunque lo intent¨®, sus resultados quedan lejos de las aspiraciones de las v¨ªctimas
Lejana en el calendario, la temporada electoral de 2024 aprieta las agendas de los funcionarios en M¨¦xico. Muchos han dejado su cargo estos meses, con vistas a la contienda. La precampa?a empieza a mediados de noviembre y los candidatos se rodean de rostros e ideas. El ¨²ltimo en salir del Gobierno ha sido Alejandro Encinas, que se ha comprometido a ayudar a Claudia Sheinbaum y a Morena, en la batalla por la presidencia y el Congreso.
Subsecretario de Derechos Humanos estos a?os, Encinas sale del Ejecutivo con la tarea a medio hacer. No es que fuera f¨¢cil. El presidente, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, le encarg¨® la custodia de dos comisiones de la verdad, Ayotzinapa y Guerra Sucia. Adem¨¢s, le pidi¨® que pusiera orden en el desastre forense que asolaba al pa¨ªs, y que echara a rodar la Comisi¨®n Nacional de B¨²squeda de personas desaparecidas. Antes del actual sexenio, M¨¦xico ignoraba siquiera cu¨¢ntos desaparecidos faltaban en todo el pa¨ªs.
A casi cuatro a?os de la encomienda, los resultados no son del todo buenos. Tampoco malos. Pero m¨¢s all¨¢ de las calificaciones, imperan las dudas sobre su salida. Encinas ha sido criticado estos a?os con dureza. Sus errores en la confecci¨®n del primer informe de la comisi¨®n del caso Ayotzinapa y la salida forzada de la comisionada nacional de b¨²squeda, Karla Quintana, encabezan los motivos. Tambi¨¦n ha sufrido fuego amigo. El Ej¨¦rcito espi¨® el tel¨¦fono del funcionario y el mismo L¨®pez Obrador critic¨® veladamente a su viejo colaborador, valedor, a su entender, de saboteadores que se instalaron en posiciones de Gobierno.
Por una cosa o por la otra, Encinas ha dicho basta. Quiz¨¢ una mezcla de las dos, situaci¨®n que dif¨ªcilmente aclarar¨¢, dada su lealtad al mandatario. El espacio de maniobra del funcionario se hab¨ªa achicado con el paso del tiempo, arrinconado por la l¨®gica maniquea y absoluta del presidente, donde abundan los buenos y los malos. Su ¨²ltima acci¨®n como subsecretario ha sido un peque?o gui?o a los que a¨²n confiaban en ¨¦l, las familias de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, con la entrega de documentos de inteligencia militar y un mensaje inquisitivo al Ej¨¦rcito: faltan por entregar documentos importantes. Pero se ha quedado en eso, en gui?o.
Golpeado, increpado por uno y otro lado, Encinas deja las aguas amargas del Gobierno y viaja al terreno de eterna esperanza, promesas y sue?os de las campa?as electorales. Un joven funcionario del equipo de la secretaria de Seguridad, Rosa Icela Rodr¨ªguez, le sustituye en estos ¨²ltimos 11 meses de Gobierno. Se trata de Arturo Medina, que jug¨® el papel de Encinas, subsecretario de Gobierno, cuando Rodr¨ªguez era secretaria del ramo, en Ciudad de M¨¦xico. Los retos son may¨²sculos, quiz¨¢ no tanto las expectativas.
Aciertos, errores y fiascos
El balance de los a?os de Encinas es una mezcla de blancos y negros. De grises. La comisi¨®n de la Guerra Sucia present¨® su primer informe de resultados hace una semana. Encinas destac¨® el trabajo de recogida de informaci¨®n de los mecanismos que integran la comisi¨®n, con cientos de entrevistas, los avances en materia forense del pante¨®n Dolores, en la capital, donde los especialistas se?alan que podr¨ªan yacer cuerpos de represaliados del siglo pasado, y as¨ª una serie de avances, celebrados por supervivientes y familiares.
El trabajo en materia forense de la Subsecretar¨ªa de Derechos Humanos, Poblaci¨®n y Migraci¨®n ha sido importante. A mediados del a?o pasado, el Gobierno anunci¨® la puesta en marcha del Centro Nacional de Identificaci¨®n Humana, un organismo dependiente de la Comisi¨®n Nacional de B¨²squeda (CNB), con la misi¨®n de identificar los m¨¢s de 50.000 restos de personas desaparecidas que se cuentan en el pa¨ªs. El reto ahora es que el centro opere de verdad y no se convierta en uno de esos anuncios huecos, tan apetitosos para la clase pol¨ªtica.
La existencia de la misma CNB es un logro importante del Gobierno. Hasta la llegada de L¨®pez Obrador, M¨¦xico ignoraba cu¨¢ntos desaparecidos hab¨ªa. Ahora existe un registro que, aunque imperfecto, permite hacerse una idea del tama?o del problema, m¨¢s de 110.000 personas desaparecidas. Esas imperfecciones provocaron, precisamente, la salida de Quintana. La investigadora puso en pie el registro y pele¨® por la creaci¨®n y buen funcionamiento de las comisiones estatales. Pero el Gobierno empez¨® a mirar con malos ojos el n¨²mero creciente de personas desaparecidas que, pese a trascender a su mandato ¡ªmuchos ven¨ªan de a?os antes¡ª, pod¨ªa afectar su perspectiva electoral.
Al final, Quintana sali¨®, en medio de la discusi¨®n por los n¨²meros. L¨®pez Obrador quer¨ªa que se realizara un censo sobre el registro de desaparecidos, ante la posibilidad de que hubiera entradas repetidas y dem¨¢s irregularidades, normales, por otro lado, en una cuenta de m¨¢s de 100.000 personas. Pero lo cierto es que Quintana, que se sent¨ªa arrinconada desde hac¨ªa meses, acab¨® por salir. Muchos leyeron que Encinas la dej¨® caer.
Pero fue quiz¨¢ en el marco del caso Ayotzinapa, donde Encinas cometi¨® sus errores m¨¢s grandes. El mayor fue la inclusi¨®n, en el primer informe de la comisi¨®n de la verdad, presentado en agosto de 2022, de una serie de fotograf¨ªas de pantallas de celular, donde aparec¨ªan mensajes supuestamente intercambiados por la red criminal que atac¨® a los estudiantes, Guerreros Unidos, y sus aliados institucionales. Peritajes independientes desecharon las im¨¢genes porque era imposible saber si lo que reflejaban era real o un vil montaje. Aun as¨ª, Encinas insisti¨® y se?al¨®, por ejemplo, que un general del Ej¨¦rcito hab¨ªa ordenado matar a un grupo de los 43 estudiantes normalistas desaparecidos. Un fiasco.
El segundo error ha sido su ambig¨¹edad en las exigencias a la Secretar¨ªa de la Defensa, o su exceso de lealtad al presidente. Desde 2021, el grupo de investigadores que la CIDH comand¨® a M¨¦xico, el GIEI, y las familias de los 43 insisten en la entrega de m¨¢s de 800 documentos militares que contendr¨ªan intercambios de mensajes de Guerreros Unidos y sus aliados. En la ¨¦poca del ataque, el Ej¨¦rcito ten¨ªa intervenidos una buena cantidad de tel¨¦fonos vinculados al grupo. En algunos intercambios conocidos, hallados por los investigadores en archivos militares, criminales hablan del destino de varios de los estudiantes. Para las familias es capital conocer qu¨¦ dicen los documentos faltantes.
Ante ello, Encinas ha sido tibio. Quiz¨¢ no hab¨ªa opci¨®n. Durante el ¨²ltimo aniversario del caso, en septiembre, y el tira y afloja de las familias y el Gobierno a cuenta de estos documentos, Encinas call¨®. Mientras L¨®pez Obrador aseguraba que no hab¨ªa m¨¢s documentos que los entregados, mientras ignoraba los argumentos que aportaban el GIEI y las familias, mientras atacaba al mismo grupo de investigadores y a los asesores de las familias, Encinas no dijo una palabra. Pol¨ªtico veterano, ten¨ªa un as guardado. Dos d¨ªas antes de irse, divulg¨® un nuevo informe con 18 documentos de espionaje castrense, se?alando que debe haber m¨¢s en archivos militares. Como si no hubiera pasado nada antes.
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