Un Estado a prueba de la subjetividad del gobernante
?A qu¨¦ instancia de gesti¨®n de crisis se recurri¨® para permitir al subsecretario denunciado mantenerse en el cargo, viajar a su regi¨®n a gestionar su propia crisis familiar y luego asistir al Congreso como si nada pasara?
La semana pasada el pa¨ªs fue testigo del inicio de una crisis gubernamental de proporciones. El subsecretario del Interior, una persona en que todos ten¨ªamos depositada nuestra confianza para enfrentar a la delincuencia, renuncia luego de ser denunciado por un presunto delito de violaci¨®n. Respecto al caso mismo, s¨®lo cabe esperar que el Ministerio P¨²blico investigue lo m¨¢s prontamente, esclarezca los hechos y sancione duramente si ¨¦stos resultan acreditados.
Sin embargo, es tambi¨¦n pertinente detenerse en lo que ha desnudado el manejo de esta crisis.
Naturalmente, el debate y las cr¨ªticas se han centrado en la falta de conciencia de la responsabilidad republicana que mostraron las autoridades. El subsecretario, al sostener una relaci¨®n impropia con una subordinada y abusar de su posici¨®n para acceder al registro de las c¨¢maras; la ministra del Interior, al permitirle mantenerse en el cargo y seguir desarrollando su funci¨®n; y el presidente, al improvisar una larga conferencia de prensa, dan cuenta de lo poco conscientes que fueron en este caso respecto del compromiso p¨²blico de sus cargos. Debate necesario y leg¨ªtimo, pero insuficiente.
En efecto, no toda la responsabilidad se le puede atribuir a las autoridades referidas. La forma como se ha enfrentado esta crisis revela tambi¨¦n ciertas falencias en el funcionamiento del Estado largamente diagnosticadas que, una vez m¨¢s, se hacen evidentes ?A qu¨¦ instancia de gesti¨®n de crisis se recurri¨® para permitir al subsecretario denunciado mantenerse en el cargo, viajar a su regi¨®n a gestionar su propia crisis familiar y luego asistir al Congreso como si nada pasara? ?Qui¨¦n ponder¨® la gravedad del acceso que tuvo el subsecretario a los videos del entorno del lugar de los hechos? ?A qui¨¦n recurri¨® el presidente para tomar la decisi¨®n de enfrentar a la prensa de manera improvisada y desinformada?
El comit¨¦ pol¨ªtico, instancia informal de toma de decisiones, no se enter¨® ni fue consultado. Tampoco parecen haber participado asesores o funcionarios permanentes ni de la presidencia ni del ministerio del Interior que fueran capaces de transmitir una opini¨®n independiente que impidiera la profundizaci¨®n de la crisis. Es decir, ausencia de controles institucionales, profusi¨®n de funcionarios de confianza y d¨¦bil capa de servidores p¨²blicos profesionales y experimentados, son algunas de las falencias que demuestran que nuestro centro de gobierno no est¨¢ indemne a la inexperiencia y subjetividad gubernamental.
Si el centro de gobierno adolece de estas falencias, ?qu¨¦ cabe esperar de la toma de decisiones en otros espacios del Estado a nivel central, regional y comunal?
Otros pa¨ªses tienen en los distintos espacios del Estado y del gobierno instancias institucionalizadas de toma de decisi¨®n con servidores p¨²blicos profesionales que apuntan justamente a evitar la improvisaci¨®n y contener la subjetividad personal. La Casa Blanca tiene un equipo permanente que apoya al presidente; los gobiernos parlamentarios tienen funcionarios estables que no cambian con las autoridades electas; y los reg¨ªmenes semi-presidenciales como el franc¨¦s, fuerzan a las autoridades a pasar por el Consejo de ministros en casos relevantes.
Si no queremos seguir horadando la confianza de los ciudadanos en las instituciones del Estado, es hora de que la pol¨ªtica se tome en serio el desaf¨ªo de su modernizaci¨®n.
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