C¨®mo conseguir que nos quedemos en casa en lugar de comprar m¨¢s papel higi¨¦nico
Los especialistas en psicolog¨ªa social insisten en que el mensaje debe ser colectivo, para fomentar la solidaridad, y no individual, que ha demostrado ser menos efectivo
Lavarte las manos protege a tu abuela. Salir de casa pone en peligro a los vulnerables. Ese es el tipo de mensaje que los especialistas creen que debe difundirse entre la poblaci¨®n. Insistir en la obligaci¨®n moral frente al resto de personas de nuestro entorno, de nuestras ciudades. Para ¡°aplanar la curva¡± y no colapsar los servicios sanitarios, los mensajes centrados en la persona ¡ª"cu¨ªdate"¡ª funcionan peor que los llamamientos a una realidad que se constata en cada emergencia: los humanos se desviven por los dem¨¢s. En momentos de incertidumbre y temor, los humanos nos quedamos sin br¨²jula social que gu¨ªe nuestros actos, por lo que el cerebro necesita que se le ayude a procesar lo que est¨¢ haciendo. Un liderazgo claro, instrucciones precisas, llamadas a la acci¨®n colectiva, porque en comunidad nos sentimos mejor, y evitar todo lo posible el desasosiego y la duda, porque provocan los comportamientos peculiares que hemos visto estos d¨ªas, como la compra compulsiva de papel higi¨¦nico. Y resaltar los comportamientos ejemplares, no los aparentemente irracionales, porque como seres emp¨¢ticos y sociales tendemos a la imitaci¨®n cuando no sabemos qu¨¦ hacer.
El especialista Stephen Reicher ha escrito un art¨ªculo en la web de la Sociedad Brit¨¢nica de Psicolog¨ªa titulado: ¡°?No personalices, colectiviza!¡±, en el que detalla lo que se sabe que funciona en situaciones de emergencia, basado en a?os de estudios y experiencias reales. Es precisamente cuando las personas dejan de pensar en t¨¦rminos de ¡°yo¡± y comienzan a pensar en t¨¦rminos de ¡°nosotros¡±, explica, cuando comienzan a coordinarse, apoyarse mutuamente y asegurarse de que los m¨¢s necesitados reciban la mayor ayuda. ¡°A veces, este sentido de identidad compartida surge por el solo hecho de experimentar una amenaza com¨²n. Pero los mensajes tambi¨¦n son importantes. Cuando una amenaza se enmarca en t¨¦rminos grupales en lugar de individuales, la respuesta p¨²blica es m¨¢s s¨®lida y m¨¢s efectiva¡±, se?ala.
Cuando una amenaza se enmarca en t¨¦rminos grupales en lugar de individuales, la respuesta p¨²blica es m¨¢s s¨®lida y m¨¢s efectiva, seg¨²n los expertos
¡°La b¨²squeda del inter¨¦s propio es ineficiente, socava la respuesta general a la crisis y muchos m¨¢s morir¨¢n¡±, expone, mostrando numerosa evidencia basada en su propio trabajo y emergencias pasadas. Cuando se plantea como una opci¨®n personal, hay personas que pueden reaccionar pensando que est¨¢n dispuestas a correr el riesgo. Si se produce un reproche social, se consiguen los cambios de comportamiento: es, por ejemplo, lo que ha sucedido con la conducci¨®n temeraria. Adem¨¢s, al sentirnos responsables de los dem¨¢s actuamos con gran responsabilidad: est¨¢ demostrado que cuando conducimos con menores en el coche lo hacemos de forma mucho m¨¢s prudente. En este caso, aislarse y lavarse las manos debe plantearse como conducir en un coche con ancianos y enfermos: estamos al volante y ellos est¨¢n en nuestras manos.
Durante los d¨ªas 27 y 28 de febrero, cuando se activ¨® el sentimiento de peligro e incertidumbre en nuestros cerebros, se realiz¨® una encuesta entre los espa?oles: un 14% hab¨ªa comprado mascarillas y un 34% hab¨ªa decidido dejar de comprar productos chinos, completamente in¨²til contra el brote, mientras que solo un 60% aseguraba haber reforzado su higiene, una pauta clave. ¡°Se dan comportamientos err¨¢ticos, que no hist¨¦ricos, porque no tenemos forma de saber comportarnos en una situaci¨®n como esta¡±, afirma Armando Rodr¨ªguez, catedr¨¢tico de psicolog¨ªa social de la Universidad de La Laguna. ¡°En esos momentos necesitamos instrucciones precocinadas, muy claras, para ayudarnos a eliminar la incertidumbre; el cerebro humano no est¨¢ preparado para superar la incertidumbre¡±, a?ade.
En este caso, aislarse y lavarse las manos debe plantearse como conducir en un coche con ancianos y enfermos: estamos al volante y ellos est¨¢n en nuestras manos
Cuando vemos a la gente correr con p¨¢nico, corremos con ellos: estamos dise?ados para el contagio en situaciones de emergencia. Por eso, cuando no sabemos qu¨¦ hacer y alguien reacciona acaparando papel higi¨¦nico, se produce un efecto de imitaci¨®n inmediata. ¡°Si nos muestran que esa es la v¨ªa de escape a la emergencia, y nos dicen que otros est¨¢n acaparando esa v¨ªa de forma irracional y ego¨ªsta, la reacci¨®n es lanzarse tambi¨¦n para no perder esa v¨ªa yo tambi¨¦n¡±, explica Rodr¨ªguez. ¡°Cuando no hay norma social, reaccionamos imitando err¨¢ticamente, porque sabemos que el otro est¨¢ teniendo las mismas emociones que nosotros¡±, a?ade. Por eso, explican todos los especialistas, no debemos poner el acento en esos comportamientos, como las im¨¢genes de estanter¨ªas vac¨ªas.
Los estudios demuestran que en situaciones de crisis como esta la gente reacciona de forma solidaria, no ego¨ªsta (PDF). ¡°No nos volvemos voraces, violentos, hist¨¦ricos, salvo cuando provocamos una profec¨ªa autocumplida¡±, asegura Rodr¨ªguez, ¡°al rev¨¦s, por lo general las autoridades terminan pidiendo que no vayan a ayudar todos¡±. Tenemos ejemplos recientes claros, como personas ayudando a los heridos tras el 11-M y las colas de gente donando sangre.
¡°Es un desaf¨ªo para la ciudadan¨ªa, est¨¢ en la mano de los ciudadanos tener un comportamiento responsable. En la ra¨ªz de estos comportamientos inc¨®modos, pero responsables, se activa un ejercicio de trascendencia, como reciclar por el bien com¨²n¡±, asegura Marta Gil, experta en psicolog¨ªa social de la salud de la Universidad de Zaragoza. Esta especialista en pol¨ªticas p¨²blicas se?ala una ventaja de la sociedad espa?ola: est¨¢ muy interiorizado el sentido colectivo y solidario del sistema sanitario, con las donaciones de ¨®rganos como gran ejemplo. ¡°Tenemos muy arraigada la identidad comunitaria, el grupo, las redes de apoyo¡±, a?ade, ¡°aunque sean conceptos que se han manipulado e intoxicado¡±. Las palabras y su uso en estos casos son determinantes: ¡°Con el sida, se pas¨® de hablar de colectivos de riesgo a pr¨¢cticas de riesgo, una sutil diferencia que marc¨® un cambio important¨ªsimo¡±.
¡°Reaccionamos imitando err¨¢ticamente, porque sabemos que el otro est¨¢ teniendo las mismas emociones que nosotros¡±, a?ade Rodr¨ªguez. No debemos poner el acento en esos comportamientos, como las im¨¢genes de estanter¨ªas vac¨ªas
Un estudio reciente muestra la importancia de las palabras y c¨®mo las enmarcamos para conseguir que la ciudadan¨ªa se quede en casa en caso de epidemia. El equipo liderado por Molly Crockett, de la Universidad de Yale, planteaba la llegada de un brote como este a dos grupos de personas y un dilema: acudir a trabajar o quedarse aislado perdiendo dinero. En el grupo al que se le planteaba que no era seguro que provocaran un contagio en los dem¨¢s, porque no lo es, hab¨ªa una mayor¨ªa que optaba por ir a trabajar. Al que se le planteaba que era seguro que pondr¨ªan en riesgo a poblaci¨®n vulnerable, porque es verdad, optaba por quedarse en casa. Es dif¨ªcil que la gente se sacrifique cuando el beneficio para la comunidad es incierto, pero s¨ª lo hacen cuando se enmarca su acci¨®n como generadora de da?os en los dem¨¢s.
¡°En estos casos de incertidumbre, cuando no hay normas sociales de comportamiento, tambi¨¦n es esencial un liderazgo claro, una o dos personas que tomen las riendas y den instrucciones claras¡±, se?ala Rodr¨ªguez, ¡°evitando el ruido partidista que provoca dudas y el comportamiento err¨¢tico¡±. ¡°Nuestro cerebro no responde a la realidad, sino a la elaboraci¨®n que se hace de la realidad: si se lo das cocinado, se ahorra el estr¨¦s de tener que rellenar el relato, inventando para cubrir huecos en la historia¡±, resume. En Estados Unidos, las encuestas muestran que los mensajes contradictorios del presidente Donald Trump han provocado que un 16% de sus seguidores crea que el brote es un bulo, y que solo el 38% de los votantes republicanos est¨¢n dispuestos a lavarse m¨¢s las manos porque el 62% de ese colectivo opina que se est¨¢ exagerando la gravedad del asunto. Esto podr¨ªa ser fatal para ancianos seguidores de Trump, como se observ¨® en la crisis de la gripe porcina de 2009: en los Estados de mayor¨ªa republicana se dieron m¨¢s muertes por este brote despu¨¦s de que algunas personalidades de la derecha estadounidense minimizara hasta el extremo su importancia.
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