Malos tiempos para ser joven
Nadie quedar¨¢ atr¨¢s, decimos, pero estamos dejando atr¨¢s a una generaci¨®n entera
La mitad de los j¨®venes espa?oles ¨Clos nacidos a partir de 1985¡ª estaban sin empleo en la d¨¦cada pasada, y los italianos no iban muy por atr¨¢s de ese porcentaje. La mejor opci¨®n de una persona de esa edad ser¨ªa haber nacido en Alemania, con solo un 11% de paro juvenil. Pero uno nace donde Dios le dice, ?no es cierto?, con la posible excepci¨®n de los bilba¨ªnos, que nacen donde les da la gana. Los j¨®venes de entonces, que ahora frisan los 35, estaban apenas recuper...
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La mitad de los j¨®venes espa?oles ¨Clos nacidos a partir de 1985¡ª estaban sin empleo en la d¨¦cada pasada, y los italianos no iban muy por atr¨¢s de ese porcentaje. La mejor opci¨®n de una persona de esa edad ser¨ªa haber nacido en Alemania, con solo un 11% de paro juvenil. Pero uno nace donde Dios le dice, ?no es cierto?, con la posible excepci¨®n de los bilba¨ªnos, que nacen donde les da la gana. Los j¨®venes de entonces, que ahora frisan los 35, estaban apenas recuper¨¢ndose de la crisis financiera de 2008 cuando les ha ca¨ªdo encima el coronavirus. Cuando estos marginados por la historia escriban sus autobiograf¨ªas, sus blogs de madurez o cualquier otra cosa de naturaleza cu¨¢ntica que se lleve para entonces, mirar¨¢n atr¨¢s y relatar¨¢n el bodrio de mundo que heredaron de nosotros. Los viejos vamos a quedar fatal en los textos de historia.
Como yo fui un cient¨ªfico en mi juventud, all¨¢ por los ¨²ltimos ochenta y primeros noventa, no me cuesta mucho entender las que est¨¢n pasando ahora los j¨®venes de cualquier sector o formaci¨®n. Becas cutres, buhardillas a cincuenta grados, falta de cotizaci¨®n a la Seguridad Social y una atenci¨®n m¨¦dica deficiente. Pero en aquella ¨¦poca pod¨ªamos al menos mirar alrededor y ver que nuestros compa?eros de generaci¨®n estaban haciendo una pasta. Lo m¨¢s f¨¢cil era pensar que nos hab¨ªamos equivocado de carrera. Los j¨®venes de ahora ni siquiera tienen ese dudoso consuelo. Si miran a su alrededor, solo ven el mismo infortunio que les amarga la vida a ellos. Empleos no ya precarios, sino prehist¨®ricos y delincuenciales, contratos por horas, sue?os por segundo, desolaci¨®n, nada.
Los millennials no han visto m¨¢s que crisis econ¨®micas en toda su vida
Los millennials no han visto m¨¢s que crisis econ¨®micas en toda su vida. No conocen otro mundo. La gente de 35 a?os deber¨ªa ser ahora mismo el motor laboral, econ¨®mico y cultural del pa¨ªs, y en vez de eso est¨¢n perdiendo sus a?os m¨¢s productivos mandando curr¨ªculos y atendiendo los tristes mensajes de LinkedIn que les ofrecen otra penalidad peor a¨²n de la que ya ten¨ªan. Esto afecta m¨¢s a las clases m¨¢s vulnerables, como es de rigor, pero ni las familias m¨¢s acomodadas se libran de ello. Hay un eje generacional que traza una nueva l¨ªnea ortogonal a la ya complicada geometr¨ªa sociopol¨ªtica. Nadie quedar¨¢ atr¨¢s, decimos, pero estamos dejando atr¨¢s a una generaci¨®n entera. Qu¨¦ bien lo hemos hecho.
Uno de mis analistas europeos favoritos (Carlomagno en The Economist) llama a los j¨®venes sureuropeos los ¡°vencedores p¨ªrricos de la globalizaci¨®n¡±. Ten¨ªan todas las cartas previstas que supuestamente deb¨ªan salvarles del crash financiero ¨Cformaci¨®n, sistemas de contacto, un pasaporte de la Uni¨®n Europea¡ª y el coronavirus ha vuelto a aplastar sus expectativas. ¡°Los bajos salarios de ahora engendran los bajos salarios de despu¨¦s¡±, dice Carlomagno. Para las generaciones experimentadas, el virus es una crisis como otras que hemos vivido. Para los j¨®venes espa?oles, la pandemia es la puntilla.
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